Tía Zelmira: Olvidé cómo me llaman
Una cita médica de rutina y el escándalo predominante en la clínica, me hicieron dudar de mi capacidad auditiva y hasta de cómo me llamo o me llaman.
Por Rogelio Benavides / benapresa@gmail.com.
Cumpleañeros
Mi estimada amiga la chef Doris Khon (Goldgewicht) celebra su cumpleaños este 1º de agosto y por ese motivo la saludamos en forma efusiva y con el cariño de siempre; también cumple años en esta fecha la estilista Tannya Amador Monge. Esta semana celebran su natalicio la modelo Wendy Myrie (el 2 de agosto), la veterinaria y esposa de Mauricio Astorga Katherine Campos (2), el modelo Joy Viktor (2), el diseñador de joyas George Bakkar (3), la Miss Costa Rica Johanna Fernández (4), la famosísima presentadora Glenda Peraza (5), la presentadora y empresaria Faride Nasralah (5), el músico Bernardo Quesada (5), el productor Gastón Carrera (6), la bailarina Gabriela Dorries (6), el empresario Moncho Coll (6), el cantante Jorge Andrés Fallas (7) y el estilista Billy Steele.

Llegué a las 9. Me reporté en la ventanilla correspondiente, pero cuando me tomaron la presión, de una vez me dijeron que el asunto estaba retrasado. Ya para entonces me había llamado dos veces el galillo de la enfermera de preconsulta: “Benavides Rogelio”, pero como no estoy muy acostumbrado a llevar las cosas al revés, casi no escuché.
Entonces me percaté del ruido de las dos salas de espera, repletas con más de 60 pacientes y muchos impacientes. De ahí en adelante, consciente del escándalo, mi preocupación era poner atención para escuchar bien y no perder la cita. Me sentaba, me ponía de pie, me volvía a sentar y, cuando podía, me arrimaba a la puerta del consultorio, por si la doctora me llamaba muy bajito. Ella se llamaba Martha, pero yo no sabía cómo me llamaría. El estrés fue aumentando y la audición, disminuyendo.
No hay caso. Peor imposible. Aunque los rótulos piden tener el teléfono en silencio y hablar en voz baja, el asunto es caótico y el silencio imposible. Por los parlantes no llaman —menos mal— pero desde las ventanillas para trámites, de la enfermería y de las puertas de los consultorios se escapan alaridos.
La atención es buena y expedita. Pero el ruido es el enemigo de quienes piden silencio y de quienes no escuchan porque ellos mismos hablan duro, muy duro, casi con ochenta decibelios, con el propósito de ser escuchados, en medio del caos. Es aterrador tanto ruido en tan poco espacio.
Entre los pacientes, los más impacientes son los de la tierra de Darío —son mayoría— pero no hablan como Rubén el padre de la poesía, lo hacen con alevosía.
También aparecieron unas asiáticas y confiadas en que nadie habla como ellas, mandarín o cantonés —vaya usted a saber—, lo hacían a voz en cuello, como cocineras de lestaulante.
“Benavides, Rogelio” otra vez, pero ahora sí escuché porque ya estaba advertido y, desde el último llamado, paré la oreja para no perder la ficha, esta vez para la toma de presión y para encaramarme en la temible báscula, dueña siempre de una aterradora verdad.
En un momento, cuando no sabía si callar o gritar, recordé al bueno de Sabina. “Y hubo tanto ruido queal final llegó el final. Mucho, mucho ruido. Ruido de ventanas, nidos de manzanas que se acaban por podrir… Tanto ruido y al final, no escucharon el final. Ruido de tijeras, ruido de escaleras que se acaban por bajar. Mucho ruido. Tanto, tanto ruido”. ¡Ay Sabina!, si estuviera usted aquí, cuántas canciones podría escribir.
A diferencia de los demás asegurados, incluidos los darianos, yo no estaba con la nuca doblada hacia el teléfono y no porque no quisiera aprovechar para revisar mensajes o leer chismes sin importancia, sino porque mi aparato —telefónico— no funcionaba por falta de pago y Kolbi me aplicó el implacable corte. No importa, todo lo malo tiene algo bueno: no tener celular me permitió sufrir el ruido ambiente, ignorado en otras oportunidades cuando estuve pegado a las malditas redes antisociales.
Al frente solo tenía la puerta cerrada del consultorio 10, no había nada más para entretenerme, porque sin teléfono y tanto ruido, al cerebro no le cabía ni un mal pensamiento. Sí, había damas bonitas, pero esas son para después y, entonces sí, admirarlas, piropearlas y respetarlas.
Eran al menos 12 consultorios, cinco pre consultorios y seis ventanillas para trámites, desde las cuales, a veces al mismo tiempo, llamaban a todos, a todas y a todes. En algunos casos llaman al paciente una vez, dos veces y, a la tercera, no va la vencida, le suben el volumen tres rayitas. Desde los consultorios de los médicos, que se abren cada 15 minutos, no se escuchan gritos, ellos lo hacen con voz normal o se levantan y, desde la puerta, llaman al siguiente.
Detrás de mi butaca, había un señor en pantalones cortos, chinelas de hule y lo llamaron por el celular porque había un problema con una patente, pero él no escuchaba y al otro lado tampoco lo oían, se pueden imaginar el enredo del patentado, casi me aprendí el número del delito. Además, había una señora pulposita, comunicándose con Estelí como si fuera de por aquí y, sospechando que le espiaban, habla quedito y me perdí ese cuento.
Los sonidos más estridentes brotaban de los sin dientes; eran los niños en sus coches o en brazos, pidiendo lactosa y, tras la rabieta, les dieron teta sabrosa. Eso sí, no se podía ni de reojo mirar, porque esas son para amamantar, no para morbosear. Las mamas aquellas no eran ni para ver ni para tocar, eran del bebé y uno de año y medio, se la tomaba como remedio. Capítulo cerrado.
Cerca de las 11:30 a.m. escuché cuando la doctora, desde su consultorio, con la puerta entreabierta o entrecerrada, depende del lado donde se escuche, dijo con voz muy firme: “Rogelio Benavides” y pensé, “¿seré yo Maestro?” porque no me llamaron al revés, lo hicieron con el burro adelante para que no me espante. No importa, antes de escuchar otro alarido, acudí veloz para aprovechar mis quince minutos. Esto de que me llamaban al derecho y al revés, empezó a confundirme y empecé a dudar cómo me llamo o me llaman, pero al final, el orden de los factores no altera el producto.
Treinta minutos después estaba en otra fila tramitando unos exámenes clínicos. Eran las doce del mediodía, cuando el Sol está en el Zenith; entonces se aplacó el barullo, muchos estaban cansados o estresados, otros con sueño; era la hora de almorzar, aunque no hubiera nada para probar. A los pequeños, pequeñas y pequeñes de teta ya les habían dado de mamar, ahora debían dormir, descansar y no chillar.
Los más grandes de la fila, estaban a punto de desfallecer y también tuvieron que callar; algunos funcionarios se turnaron para ir a almorzar y la fila empezó a tortuguear. Era la hora de comer y afuera solo se escuchaba llover.
En toda la jornada escuché algunos sonidos, pero mucho ruido. El sonido es la vibración mecánica de las moléculas de un gas, de un líquido o de un sólido (aire, agua, paredes…) que se propaga en forma de ondas y que es percibido por el oído humano; mientras, el ruido es todo sonido no deseado, que puede producir daños fisiológicos o sicológicos. Una conversación normal puede ser de 65 decibelios y, por lo general, un grito es de 80 decibelios, como el de las enfermeras sin micrófono.
A estas alturas ya estaba filosofando, pensando en cosas sin importancia; era hora de regresar porque es más duro pasar el María Aguilar, por Barrio Cuba, en bicicleta sin resbalar.

Estos días me he visto en la necesidad de cambiar la licuadora y, buscando, donde debo buscar, encontré una de Oster®, marca icónica con más de 100 años de trayectoria en innovación de electrodomésticos. Pues justamente esa famosa marca lanzó en el mercado su nueva Licuadora Profesional XTREME MIX, un modelo diseñado para brindar potencia extrema y máxima durabilidad. Esta propuesta reafirma el compromiso de la marca con los hogares de la región, donde ha sido sinónimo de confianza y desempeño por generaciones.
En Costa Rica, según investigué, las prioridades del hogar han impulsado la demanda por electrodomésticos funcionales, duraderos, potentes y eficientes que faciliten una alimentación más saludable y práctica. Frente a este panorama, la nueva Licuadora Profesional Oster® se posiciona como una solución poderosa y de posibilidades para optimizar tiempo y obtener excelentes resultados en la cocina.
Una de las diferencias más sobresalientes de la Oster® es su tecnología con cuchilla patentada, de titanium, de cuatro niveles y diez aspas que ofrece cinco veces más área de impacto, lo que permite procesar ingredientes duros con gran precisión, desde nueces hasta granos enteros, y lograr texturas suaves para smoothies, salsas o masas.
Pero si quieren saber cómo funcionan esas diez cuchillas de titanium, les explico cómo está esa picadera. Me dijeron que cada nivel de cuchilla tiene una función específica para garantizar un licuado perfecto: las aspas superiores mantienen los ingredientes en movimiento constante, las intermedias trituran alimentos duros con facilidad, las siguientes pican y rebanan, ideales para salsas y mezclas y las aspas inferiores pulverizan y hacen puré con gran precisión.

Esta licuadora Profesional Oster® XTREME MIX, incluye tres programas automáticos iBlend para triturar hielo, procesar alimentos y hacer smoothies, así como tres velocidades manuales y funciones Pulso y Pulso Reversible. Además, los programas se detienen automáticamente al finalizar, ofreciendo mayor comodidad y resultados consistentes en cada preparación.
De acuerdo con Janeire Arango, gerente de Mercadeo de Oster® LATAM, “este lanzamiento ofrece una solución poderosa para las cocinas costarricenses que buscan una licuadora de alto desempeño. La nueva licuadora combina poder extremo para pulverizar, tecnología avanzada e innovación para una cocina más eficiente, con potencial infinito para crear momentos duraderos e inolvidables.”
Finalmente, les cuento que esta maravillosa licuadora está disponible en tiendas físicas y plataformas en línea en todo Costa Rica. Para más información, pueden visitar: www.tuosterya.com. Este lanzamiento se realiza en alianza con Evolución Comercial, distribuidor oficial en Costa Rica, reconocido por su compromiso con la calidad y por acercar al mercado productos de marcas internacionales líderes en su categoría.

“El autocuidado es esencial. Los años en la pantalla me enseñaron a abrazar mi jornada y a buscar tratamientos que realcen mi belleza natural. Ultherapy PRIME estimula la producción de colágeno y elastina exactamente donde lo necesito, proporcionándome un lifting natural y duradero. No es invasivo, solo requiere una sesión y no tiene tiempo de recuperación como la cirugía. El paciente vuelve a sus actividades nada más salir de la clínica. Es el futuro de la belleza, por eso no puedo dejar de hablar de eso”, afirmó la reconocida actriz mexicana.

Upala es una tierra bendita que carga increíbles bellezas de flora y fauna, convirtiéndose en un destino turístico de nuestra querida y desconocida Zona Norte y, en esta ocasión, tendrá un festival pensado para los upaleños y los visitantes.
De acuerdo con los organizadores, la actividad procura incrementar el turismo en la región y esa es la razón de ser de “Upala con amor”, un encuentro que se ha propuesto unir a la familia y disfrutar de muchas actividades gratuitas.
Para este viernes 1º de agosto está programada la apertura del festival con unas palabras a cargo de la alcaldesa Yamileth López y un concierto con Elena Umaña, a partir de las 7 p. m.
El sábado 2 de agosto, el festival inicia a las 12 del día con actividades infantiles; a partir de las 2 p. m. habrá un encuentro gastronómico para adultos mayores. A las 6:30 p. m. será el concierto estelar con Armando Infante y luego, a las 7 p. m., arrancará el Festival Ranchero con un buen premio para el primer lugar.
Upala con Amor, que se realizará en el parque de la localidad, concluirá el domingo 3 de agosto. A partir de las 12 p. m. habrá actividades infantiles y un show de Transformers; a las 2 p. m. se hará un homenaje a los rescatistas de animales; a las 2:30 p. m. habrá otro encuentro gastronómico para adultos mayores. A los 6:30 p. m. arrancará la pasarela de moda denominada “Reutilizar y renovar”. El cierre traerá un concierto con Jonathan Samuel, ganador de Tu Cara me Suena.
Además, durante los tres días habrá juegos mecánicos, comidas de turno y ofertas de emprendedores de la zona. Cabe destacar que los carruseles y las comidas estarán hasta el 10 de agosto, para que todos tengan la oportunidad de disfrutar.
Tras invitar a todos a participar, el festival busca rescatar los valores, la unión de los pobladores y las familias. La actividad es organizada por la productora EspectáculosCR y la Municipalidad de Upala. Ya lo saben, quedan todos avisados e invitados.

Vieras que las periodistas Lilliana Mora, Gilda González, Yuri Jiménez y la licenciada Nuria Rafaela Castro almorzaron este miércoles 30 de julio, en el famoso restaurante El Olivo, de mi gran amigo Bruno Pezzuolo. Las chiquillas se reunieron para festejar con la excelente periodista Yuri Lorena Jiménez Gómez, quien en los próximos días se trasladará a residir a Turrialba, la tierra de su adolescencia.



“Más que un título, es un recordatorio de aquella frase: Empieza el lunes, empieza en noviembre, empieza a los 40, empieza con miedo, empieza tarde…empieza,” escribió. Felicidades a esta querida colega por ese importante logro que demuestra que nunca es tarde.
