1 de septiembre de 2023, 8:00 AM

Por Rogelio Benavides / [email protected]

Cumpleañeros

Un saludo especial para Thalía Arauz, mesera del restaurante Estación Atocha Don Bosco, quien cumple años este viernes 1º de setiembre; espero que pase muy feliz, en unión de los suyos y de su hijo Sebastián. También cumplen años esta semana el piloto Róger Mora (cumple el 2 de setiembre), la empresaria Mariana Pita Alfaro (2), el empresario artístico y productor Asier Isusi Bilbao (3), la modelo Pilar Rodríguez (5), el músico Germán Paniagua (5), el taxista Waldin Calderón (6), la periodista Melissa González (6), la presentadora Cristiana Nassar (7), la periodista Adriana “Maléfica” Quesada (7) y la cantante Charlene Stewart Colville (7).

Aclaración innecesaria:

En 1999, hace 24 años, publiqué un reportaje, en la Revista Dominical, de La Nación, sobre el poema cubano en el cual se inspiró la Patriótica Costarricense, considerada por muchos como nuestro segundo Himno Nacional. Aquella publicación no tuvo la repercusión esperada. Muchos no están preparados para saber una verdad tan cruel de un asunto relacionado con nuestros sentimientos y enseñanzas primarias. No es agradable descubrir, años después, que crecimos cantando un poema cubano, cual si fuera una inspiración nacida de nuestro auténtico amor patrio. El artículo también apareció en el libro La Vía Costarricense, del historiador, periodista y escritor Armando Vargas Araya y tampoco pasó nada. Nadie hizo acuse de recibo. Algunos cubanos radicados aquí sabían de aquel poema de Santacilia, pero nadie dijo esta boca es mía, probablemente para no ofender o no buscarse problemas en un país donde encontraron refugio, porque Costa Rica también es su Patria querida. Años después hablé con directores de varios medios de comunicación, buscando la difusión del tema, pero ninguno de ellos —todos de origen extranjero— acogió la idea. No querían ganarse enemistades por difundir una verdad de ese tipo. A lo largo de estos 24 años, nadie me ha mencionado el tema, nadie ha leído esa entrevista ni en el periódico ni en el libro. Este asunto de La Patriótica se convirtió en un tabú. Mejor no tocarlo. Mejor dejarlo quedito. Hecha esta aclaración innecesaria, publico nuevamente el artículo, aunque no pase nada.

Fotos Tía Zelmira
El reportaje se publicó en el libro “La Vía Costarricense” en el 2005.

La Patriótica costarricense es cubana

La melodía La Patriótica Costarricense es tan tica como el gallo pinto, pero su letra es tan cubana como el congrí, según se deriva de una investigación histórica sobre el libertador caribeño Antonio Maceo y la influencia de Cuba en la Costa Rica del siglo XIX.

En un trabajo de indagación que le tomó varios años, el historiador y escritor Armando Vargas Araya descubrió el texto original y al autor del canto cívico más enraizado en la conciencia popular. Hasta hoy, a los escolares se les enseña que la letra es de creación desconocida y poco se dice del compositor que aportó la música con que la cantan, emocionados, miles de ticos.

Pero la verdad es que el creador de La Costarricense, denominación original de la música de La Patriótica, es el maestro Manuel María Gutiérrez, autor también de los acordes del Himno Nacional. Gutiérrez la estrenó en 1862 como marcha, pero en un santiamén la melodía se abrió camino propio al ritmo de vals. También se conoció en el siglo pasado una versión en ritmo de mazurca, bajo el título de Vieja costarriqueña.

De palmas y goces

Los versos de La Patriótica con frecuencia han sido objeto de variadas dubitaciones. Tres casos de esas inquietudes son, por ejemplo, las referencias que contienen sobre la sabana, la palma y la percepción de los pobladores acerca de la cultura europea.

* “A la sombra nací de tu palma...”. En nuestro territorio se dan la palmera del coyol, en las bajuras de Guanacaste; el cocotero, cultivado en ambas costas, pero sobre todo en el Caribe; la súrtuba del palmito, que se localiza en las montañas, y la palmera del pejibaye. Pero muy poco se conoce la palma real (Oreodoxa regia), emblemática de Cuba.

* “Tu sabana corrí siendo niño...”. Las grandes extensiones planas, sin vegetación arbórea, se denominan de dos formas en Costa Rica: llanura, como en San Carlos, o a la manera suramericana, pampa, típico de Guanacaste. Según Vargas Araya, “sabana es término que procede de la lengua taína, que hablaban los aborígenes de Cuba, al igual que tabaco, barbacoa y muchas más”.

* “Yo no envidio los goces de Europa”. En rigor, entre 1845 y 1886 la Costa Rica del auge cafetalero experimentó una gran dependencia económica de Inglaterra, “y unos más, otros menos, los ticos todos querían ser europeos blanquitos. Europeos son la estatua de Juan Santamaría, el Monumento Nacional y el Teatro Nacional”, dice Vargas.

No resulta aventurado, entonces, deducir que hay inspiración foránea en la letra. En algún momento, la paternidad de los versos quiso ser atribuida a José Augusto Mendoza, periodista y músico español que llegó al país en 1830, según versión que recogió Manuel Segura Méndez en la obra La poesía en Costa Rica. Mendoza redactó algunos editoriales de La Gaceta, así como discursos y manifiestos del presidente Juan Rafael Mora, y bajo el seudónimo Faust, publicó Recuerdos de Costa Rica, Álvaro Acuña y otras piezas musicales. Más nunca se documentó la conjetura de que fuera el autor de La Patriótica.

Quizá dicha suposición, impresa por la Editorial Costa Rica en 1963, fue usada como apoyo documental por el Ministerio de Educación Pública que en 1992 publicó Himnos de la Patria: versión oficial. Ahí se lee: “Después de varias investigaciones se ha logrado identificar esta canción como obra del compositor Manuel María Gutiérrez, y su letra como obra del poeta José Mendoza... destinada a motivar el fervor patriótico de los soldados del ejército costarricense en 1856”. Y agrega: “Su profundo significado, de inspirado nacionalismo, nos obliga a considerarla como patrimonio sagrado, de gran valor artístico y patriótico”. 

Deplorables resultan el sigilo sobre las “varias investigaciones”, así como el mutismo en torno al “inspirado nacionalismo”. Más con todo eso, en 1997 el profesor Carlos Luis Altamirano aseguró en el capítulo “La patriótica Costarricense” de su libro Los símbolos nacionales de Costa Rica: “No existen aún pruebas o documentos fehacientes para atribuir... la letra, adjudicada a José A. Mendoza”.

Fotos Tía Zelmira
La palma real es el árbol nacional de Cuba, por eso la canción dice: a la sombra nací de tu palma.

El hallazgo

Vargas Araya relata que, en un viaje de negocios a Río de Janeiro, una noche curioseaba en la habitación del hotel el libro Figuras cubanas del siglo XIX, de Salvador Bueno, cuando de pronto sus ojos se posaron sobre unas palabras atribuidas a un tal Santacilia, quien las habría escrito en una celda, poco antes de salir hacia España, el 25 de enero de 1852, como parte de la poesía A un ruiseñor:

...Cuba, Cuba, mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores,
cuyo cielo de puros colores
densa bruma jamás ocultó;
yo en tu suelo nací venturoso,
tú abrigaste mi cándida infancia,
y por eso mi eterna constancia
adorarte por siempre juró...

A partir de ese instante, Vargas Araya inició una búsqueda pormenorizada para tratar de identificar a Santacilia y el poema completo. El primer hallazgo es un ensayo de José Manuel Carbonell, recogido en su obra Los poetas, el cual formaba parte de El laúd del desterrado, editado en La Habana en 1930. Aquí encuentra apuntes biográficos y reflexiones literarias sobre él, pero no la poesía.

Pedro Santacilia nace en Santiago de Cuba el 24 de junio de 1826. Tiene diez años de edad cuando su padre, teniente de granaderos del ejército español, es expulsado de la isla por participar en un movimiento político. En España hace la primaria y el bachillerato y regresa a la isla al cumplir 19 años, para completar su educación y dedicarse al magisterio. Ejerce el periodismo y en la revista Ensayos literarios se distingue como poeta e historiador. A consecuencia del alzamiento de la Sociedad Libertadora en Camagüey, en agosto de 1851, hay varios fusilamientos; la juventud santiagueña protesta y los españoles procesan a Santacilia y otros siete dirigentes. A comienzos del año siguiente, es proscrito: nunca más volverá a su tierra natal.

Pese a las averiguaciones, A un ruiseñor seguía sin aparecer. “Consulté varias bibliotecas principales de los Estados Unidos, sin éxito. Las antologías cubanas de poesía no la incluyen. Sin resultado, le seguí la pista al poeta en Málaga, Sevilla, Córdoba y Granada, donde escribe los diez cantos de Hatuey, hasta su huida a Nueva York en marzo de 1853”, explica Vargas. Santacilia adopta la ciudadanía estadounidense. Se traslada a Nueva Orleans, donde es socio de la casa comercial Domingo Goicuría y Compañía: ahí encontrará su destino. El mismo año en que el poeta cubano llega a Nueva York, el dictador mexicano Antonio López de Santa Ana encarcela a Benito Juárez, quien escapa a Nueva Orleans. Ahí, a través de la firma de Goicuría, adquiere los barcos para realizar la expedición a Veracruz que planea, y conoce a Santacilia, quien lo despide en el muelle, el 20 de junio de 1855. “¿Dónde nos volveremos a encontrar?”, le pregunta el poeta, y el prócer mexicano responde: “En México libre o en la eternidad”. 

Fotos Tía Zelmira
Pedro Santacilia estuvo siempre al lado de Benito Juárez y se casó con Manuela, la hija mayor del Benemérito de las Américas.

​Estrecha unión

Santacilia sigue pronto a Juárez, de quien nunca se separaría: fue su secretario particular y resultó elegido diputado nacional siete veces. Aún más; en 1863 se casó con Manuela, hija mayor del que sería benemérito de las Américas, quien lo llamaba “mi querido hijo Santa”. El poeta murió el 10 de marzo de 1910 en la ciudad de México, a los 84 años de edad.

Un amigo mexicano, don Antonio García Alonso, apoyó posteriormente a Vargas, hasta localizar dos valiosos libros: Pedro Santacilia: el hombre y su obra, compilación y revisión de Boris Rosen Jélomer, y Correspondencia Juárez-Santacilia, 1858-1867, publicado por la Secretaría de Marina. En el primero, se reproduce El arpa del proscripto. “Comprobé que era mala la información de Bueno, y sus indicios eran excelentes. ‘A un ruiseñor’ no resultó ser el poema que buscaba, aunque sí está emparentado con La Patriótica”, asegura.

Vargas también pudo comprobar que las nociones tan queridas a Santacilia de la sabana y la palma, como imágenes representativas de su terruño, aparecen una y otra vez a lo largo de su creación poética. Producto de las investigaciones, Vargas pudo determinar además que el texto de La Patriótica es el poema titulado A Cuba, de 1850, que Santacilia dedica a un amigo suyo, Matías M. Averhoff. Vargas sostiene que sería muy difícil argumentar que este no es el auténtico raigón del cual surgen las palabras que entonamos los ticos con honda devoción cívica.

Fotos Tía Zelmira
En el libro “Lo que se canta en Costa Rica”, no se consigna el nombre del autor de la Patriótica.

​¿Y el texto de La Patriótica?

El texto de La Patriótica es el poema titulado A Cuba, fechado en 1850, que Santacilia dedica a un amigo suyo, Matías M. Averhoff. Sería muy difícil argumentar que este no es el auténtico poema del cual surgen las palabras que entonamos los ticos con tanta devoción cívica. En total son seis estrofas de las cuales solo se aprovechan dos. Parece inexplicable que se dejara de lado la segunda parte de la tercera estrofa, bastante aplicable al país que ya éramos en el siglo pasado: “Los cafetos cuajados de frutos / cubren siempre tus altas montañas, / y en los llanos dulcísimas cañas / miel nos brindan de rico sabor». Cualquier costarricense puede cantar armoniosamente esas líneas con entera naturalidad.

I
Cuba, Cuba, mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores,
cuyo cielo de puros colores
densa bruma jamás ocultó;
yo a la sombra nací de tus palmas.
tus sabanas corrí siendo niño.
Y por eso mi eterno cariño
adorarte por siempre juró.

II
Yo no envidio los goces de Europa.
Las grandezas tampoco que encierra,
que es más bella mil veces mi tierra
con sus brisas, sus palmas, su sol;
con su sol que el invierno respeta
sin que pueda su mano de hielo
la verdura borrar con que el cielo
nuestros vírgenes campos vistió.

III
Nunca helada se vio, Cuba hermosa,
en tu suelo la limpia corriente,
ni del ábrego el soplo inclemente
agostó de tus prados la flor;
los cafetos cuajados de frutos
cubren siempre tus altas montañas,
y en los llanos dulcísimas cañas
miel nos brindan de rico sabor.

IV
En tus bosques jamás, patria mía,
el rugido se oyó de la fiera
que sedienta de sangre corriera
de la víctima mísera en pos;
aquí sólo se escucha en el campo
el arrullo de tierna tojosa
y la voz apacible, armoniosa
del sinsonte que canta su amor.

V
No en tus valles las pardas almenas
se descubren de viejo castillo,
que recuerden al pueblo sencillo
los horrores de tiempo feudal;
allí sólo la ceiba coposa
alza bella la frente altanera,
y a su lado la verde palmera
que hace suave sus pencas sonar.

VI
Cuba, Cuba, mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores,
cuyo cielo de puros colores
densa bruma jamás ocultó;
yo en tu suelo nací venturoso,
tú abrigaste mi cándida infancia,
y por eso mi eterna constancia
adorarte por siempre juró.

Fotos Tía Zelmira
El poema “A Cuba” tiene una docena de estrofas.

¿Cómo llegó el poema a Costa Rica?

El Maestro Manuel María Gutiérrez, Padre de la Música Nacional, era Director General de Bandas y tenía 23 años de edad, cuando estrenó en 1852 el Himno Nacional. Al año siguiente, el presidente Juan Rafael Mora le otorgó el grado de Teniente de las Milicias Nacionales. Para la inauguración del Palacio Nacional, estrenó en 1855 el vals El Palacio. A raíz de su participación en la Campaña Nacional compuso la marcha Santa Rosa, siendo condecorado con medalla de oro por el Presidente de la República, quien lo promovió a Capitán del Ejército Nacional. El historiador Carlos Meléndez Chaverri, relata en su libro sobre el Maestro Gutiérrez que en 1858 viajó a La Habana, a estudiar durante una breve temporada con el Maestro Nicolás Ruiz Espadero, el más famoso compositor cubano de su tiempo; allá arregló para orquesta una obertura, y cinco danzas: tres valses y dos mazurcas. Es sensato concluir que de La Habana trajo consigo el poema A Cuba, que luego sería adaptado como letra de La Costarricense.

¿Y las diferencias entre La Costarricense y A Cuba?

Con el tiempo, la composición del Maestro Gutiérrez, como muchas obras suyas, se malogró. Sin embargo, la suave melodía pervivió en la memoria musical de Guanacaste, donde era interpretada en marimba o por algún viejo guitarrista. Desde la Secretaría de Educación Pública, Luis Dobles Segreda envió, en 1929, misiones culturales a la pampa guanacasteca, con el encargo de rescatar el acervo musical custodiado por músicos populares.

El profesor Wilberth Alpírez, por muchos años Asesor Musical del Ministerio de Educación, relata que correspondió a José Daniel Zúñiga, recoger de un músico invidente las notas del cántico y casi toda su letra. La música fue armonizada por el maestro Julio Fonseca. La letra fue completada por un versificador del pueblo, Carlos Soto Monge, vendedor de lotería en las gradas del edificio central de Correos y Telégrafos.

En el folleto Colección de bailes típicos de la provincia de Guanacaste, editado ese año por la Imprenta Nacional, aparece publicada en la página 12 entre El pavo, La botijuela, El punto guanacasteco y otras tonadillas folclóricas. Tiene una nota al pie de página, inexacta en lo histórico como acertada en lo educativo: “Compuesta en el año 1856. Propia para ser enseñada en las escuelas”. Al parecer, muchos intentaron aparecer como los autores de La Costarricense que se convirtió con los años en La Patriótica Costarricense.

Nota: En mi biblioteca conservo un ejemplar de la décima segunda edición de un librito llamado “Lo que se canta en Costa Rica” y en la página 120 aparece la Patriótica Costarricense sin autor, solo dice: 1856. Recuerdo que hace unos años, probablemente en la décima edición, decía “de autor desconocido”.

Te tengo un vieras…

Vieras que Lynda Díaz tiene sentimientos encontrados: está feliz y triste a la vez, porque esta semana dejó en la universidad a su pequeña Tiffany Austin Díaz, y una semana antes había hecho lo mismo con el hermano gemelo de ella, Gary Austin Díaz. Lynda se siente sola al despegarse por primera vez de sus hijos menores.

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Gary Austin con su mamá Lynda Díaz.

​Sobre ese tema y los momentos bonitos que ha disfrutado con sus cuatro hijos: Linda Lyz, Coco, Tiffany y Gary ha estado meditando estos días en su “lugar preferido”, Aspen, Colorado, sitio donde ha pasado con ellos largas temporadas de vacaciones. Aunque hay un dolorcito en su corazón por la separación, ella espera con alegría el futuro de verlos crecer y convertirse en personas de éxito. Ser mamá no es fácil —comentó— más cuando son cuatro y hay que tratar de cumplir con todos. Por ahora, ve el futuro con esperanza, acompañada de su esposo Anthony Alfonso, quien ha sido su gran apoyo en estos momentos.

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Tiffany Austin con su mamá Lynda Díaz.

​Vieras que Alex Alvarado y Diego Bravo viven agarrados de las mechas. Alex tiene bloqueado por todas partes a Diego y este le reclama su proceder, lo cierto es que no se pueden ni ver y cuando se encuentran en sitios públicos, hacen caritas y trompitas. Diego lo acusa de meterse en sus broncas para seguir creciendo y Alex hace lo mismo. Algo hay de cierto porque según he revisado, el periodista Alvarado ha crecido en redes sociales. Su red más fuerte es Tiktok, donde ha logrado crear una gran comunidad; al también presentador de televisión lo siguen más de 207 mil personas, y cuenta con más de 5.4 millones de likes. Además, su alcance mensual es de 8 millones de vistas, convirtiéndose en uno de los “tiktokers” más vistos de nuestro país; las diferentes polémicas en las que se ha visto envuelto, su carisma y constancia, también lo han hecho crecer en instagram, donde suma 55mil seguidores y más de 200 mil cuentas alcanzadas por mes. Alex Alvarado más allá que un “influencer” o “creador de contenido” se ha convertido en un medio confiable, divertido y sin pelos en la lengua. Que siga el miche.

Fotos Tía Zelmira
Alex Alvarado sigue haciendo caritas y subiendo en todas sus redes.

Vieras que Sara Bermúdez, la mamá de Andrea Salas, esposa de Keylor Navas, puede presumir que, en sus viajes a Madrid y París, donde quiera que esté jugando su yerno, ella comparte con las figuras mundiales más famosas del mundo. Esta semana, por ejemplo, subió una foto nada menos con que Kylian Mbappé, uno de los jugadores más cotizados del mundo, quien tiene muy buena amistad con Keylor. Felicidades a Sara, la que puede, puede.

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Kylian Mbappé con Sara Bermúdez.

Vieras que el productor general de Canal 7, Mario Nájera, es un bromista que se lleva muy bien con todos cuantos laboran en esa televisora. Normalmente lo vemos disfrutando y haciendo bromas con sus compañeros de departamento, así como con los de otras áreas, a pesar de la gran cantidad de obligaciones laborales que tiene. Con la famosa y querida Teresa Valverde, es con una de la que más bromea. Ambos tienen una actitud siempre jovial y cordial.

Fotos Tía Zelmira
Mario Nájera y Teresa Valverde.

​​Vieras que Thalía Arauz, es uno de los personajes más conocidos del restaurante Estación Atocha Don Bosco. Con esta leonesa algunos hasta intercambian bromas y chistes finos. Se llama María Mercedes, pero casi todos la conocen como Thalía, feliz madre de Sebastián, de cinco años. Ella sabe el nombre de casi todos los clientes frecuentes y conoce sus gustos. En estos días anda un poco nerviosa, estresada y cansada, tanto que en cualquier momento va a la Moreno Cañas a que la incapaciten, uno de sus pasatiempos preferidos. Anda nerviosa porque hace un par de días estrenó moto y ahora es una Motorratona, que se desplaza veloz por las vías de Don Bosco y de Calle Morenos sin frenos; también luce cansada y magullada, porque intensificó sus visitas al gimnasio de George Angulo y le duele un poco el… cuerpo. Recientemente estuvo en bromas y cariños con el popular músico Luis Jákamo, quien no es cliente muy frecuente, pero cuando aparece, disfruta valiente. Por cierto, este viernes 1º de setiembre Thalía cumple años. ¡Felicidades!

Fotos Tía Zelmira
Thalía en abrazo fraterno con Luis Jákamo.

​Eso es todo, los quiere Tía Zelmira, la que todo lo mira.

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