28 de octubre de 2022, 11:05 AM

Por Rogelio Benavides ([email protected]) 

Cumpleañeros 

Saludo al polémico y cotizado abogado José Miguel Villalobos Umaña, con motivo de su cumpleaños este 28 de octubre. Saludo además a Fernanda Jara (cumple el 28 de octubre), Libni Ortiz (28), Gerardo Araya (28), Lala Barboza (29), Alexander Rivera (29), Clary Badilla (29), Armando Contreras (29), Arlene Elizondo (29), Teresa Valverde Camacho (29), Alex González (30), Laura Rosales (31), Sol Dobles (1º de noviembre), Nicole Menayo (2), Marcela Negrini (2), José Manuel Vargas (2), Charlyn López (2), Jimmy Goicoechea (2), Gloriana Gómez (2), Francinie Zamora (2), Elena Correa (3), Diana Ibarra (3) y Vanessa Mathiew (3). 

Necios, Chavela no los escucha 

María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, lesbiana nacida en San Joaquín de Flores, es, aunque le duela a muchos, la costarricense más internacional y más exitosa de la historia. 

Recientemente, la Asamblea Legislativa declaró a Chavela Vargas como Benemérita de las Artes Patrias. Tarde, pero se hizo justicia y se borró una mancha de nuestra historia, muchas veces injusta.

De inmediato surgieron las voces de la intolerancia, algunos hasta citaron la trillada frase de que Vargas se estaba revolcando en su tumba al recibir el máximo reconocimiento de una Patria de la que ella siempre renegó. No es cierto.

Ella ya no escucha, murió en 2012. Descansa en paz. No está ni en el cielo ni en el infierno, no está ni arriba ni abajo; de existir algo más allá, estará en un sitio reservado para los más grandes, para quienes vencieron la injusticia, el rechazo y el odio; para quienes lograron triunfar y sobresalir en un mundo raro, como ella.

El jueves 20 de octubre, cuando recibí la noticia de su benemeritazgo, estaba tomándome un café con su sobrino, Manrique Vargas Simoni, mi amigo de toda la vida. Manrique, hijo de Álvaro Vargas Lizano, me presentó a su tía en Quepos. Fue mi primer contacto con Chavela. Durante varias noches, ella cantaba para nosotros en el corredor de aquella casa, desde donde se divisaba el ancho mar.

Ya como periodista, junto a mi colega Lidiette Brenes, una vez la entrevisté en su casa en San Lorenzo, allá por Santa Bárbara, donde intentó afincarse con su perra Vicenta. Entonces, Lidiette la invitó a su casa en Escazú y Chavela nos preparó sangrita y cantó para un grupo de colegas de La Nación.

En el Gobierno de Rafael Ángel Calderón, me correspondió atenderla y ayudarle en los trámites para su instalación allá en las Playas del Coco, pero este nuevo intento de repatriamiento tampoco funcionó. Cuando cumplió 75 años, organicé una fiesta en mi casa con el entonces Ministro de Cultura, Arnoldo Mora, el escritor Carlos Cortés, el geriatra Arnoldo Kierszenson, Johnny Mermelstein y otros habituales de mi casa.

No soy un principiante. Estudié su carrera, investigué, la entrevisté, repasé su vida cuando conocí a su hermano, Álvaro Vargas Lizano, primer presidente municipal de Golfito y autor de la frase “Golfito, camanance de arena, donde ríe la pena y suspira el amor”. Con don Álvaro repasé toda su vida y la de Chavela, aquí en Costa Rica y cuando se exiliaron en El Salvador.

Con gran amargura y mucha tristeza, don Álvaro recordaba cuando iban a primaria allá en San Joaquín de Flores y su hermana era rechazada por unos sí y por otros también, porque vestía como un hombre, fumaba y tocaba la guitarra. Sus padres la escondían por su extraña y rara manera de ser y de vestir. Ella estuvo siempre atrapada en un cuerpo que no le quedaba a la medida, la estrechaba, la ahogaba.

Entonces abandonó la tierra que la parió, pero que la despreció.

Columna de Tia Zelmira para el 28 de octubre.
Chavela Vargas y el periodista Rogelio Benavides.

​Costa Rica siempre le recordó mucha amargura y tremendo dolor. Es como el rechazo de los seres humanos cuando son despreciados por sus progenitores por ser raros, por ser distintos, por no encajar en la sociedad. Es difícil pedirle a un hijo querer y respetar a su madre cuando ha sido rechazado por ella.
 
¿Cómo va alguien a querer a quienes lo han despreciado, aunque lo hayan parido? ¿Por qué iba a querer Chavela a un sitio donde poco les faltaba para escupirla? ¿Cómo no iba a amar a México, que la recibió sin hacer muchas preguntas?
 
Con 17 años de edad, Chavela huyó lastimada, herida, despreciada, agredida.
 
Cuando le preguntaban si era mexicana, decía que sí y si le advertían que había nacido en Costa Rica, ella decía: “Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana”.
 
Tanto dolor y tanta sinceridad le acarrearon muchos enemigos, quienes le reprochan ser malagradecida y traidora, solamente porque ella le reclamaba a Costa Rica haberla maltratado y despreciado. Chavela malvivió 17 años aquí y vivió 76 en México.
 
Como dicen, no hay casualidades. No fue casualidad que estuviera con mi amigo desde hace 47 años cuando me dieron la buena noticia de la declaratoria de Benemérita de las Artes Patrias a Chavela Vargas. A Manrique, quien reside desde hace varias décadas en el extranjero, lo veo solamente una vez al año, pero el destino nos puso el 20 de octubre a brindar por su tía; le pedimos a Alexa tocar sus canciones y Spotify nos complació con Macorina, De un mundo raro, Llorona, Que te vaya bonito y muchas rancheras más.
 
Como dijo Sabina, ¿quién pudiera reír como llora Chavela? Nosotros no lloramos, la recordamos felices, como lo éramos en aquellos tiempos en Quepos cuando conocí a una artista que luchó por defender su libertad y su opción sexual, un ser de luz que peleó por no traicionarse, por ser quien quería ser.
 
Los que insisten en seguirla atacando y despreciando porque decía que era mexicana y que no quería a Costa Rica, pueden seguir haciéndolo, ella no los lee ni los escucha ni tiene wifi, porque aquel toro, complejo de lidiar, ahora descansa en paz, pero murió rabioso por la falta de amor de su madre patria.

Columna de Tia Zelmira para el 28 de octubre.
Bárbara y Manrique Vargas, sobrino de Chavela, estaban conmigo cuando recibí la noticia del benemeritazgo de la cantante. 

​En la Universidad de Navarra 

En 1988 participé en el XVII Programa de Graduados Latinoamericanos (PGLA), de la prestigiosa Universidad de Navarra, en Pamplona, España. Logré aquella beca gracias al apoyo de mi colega y amigo, el Embajador José Joaquín Chaverri. Lo más largo que había llegado, saliendo desde Quepos, era a San José, pero aquel 6 de enero de 1988 viajé directo de San José a Madrid, en Iberia. Sí, ese primero de la foto soy yo, luego está María José Armisén, funcionaria universitaria; mi gran amigo Luis Diéguez de la Iglesia (de Argentina), Maris Stella Fernández (Costa Rica), María del Pilar Rodríguez Birrel (Chile), Gonzalo Saavedra Vergara (Chile), Juan Augusto Rauld Plott (Chile) apenas se le ve el pelo, Luz Mercedes Mejía López (Colombia) y su esposo, Oscar Eduardo Restrepo, y Néstor Javier Morales Corredor (Colombia). Faltan en la fotografía el rompepelotas de Marcelo Loprete (Argentina), Carlos Almeida (Brasil), Silvio Giannini (Brasil), Álvaro García Hoyos (Colombia), Sandra Idrovo (Ecuador), María Teresa Pérez Barriga (Ecuador), Miguel Bárcena Díaz (México) y el gran Gerardo Peralta Atarama (Perú). No aparece la persona más importante, la que me mandó esta foto, la excelsa periodista y gran escritora argentina Carolina Balbiani; a ella es la que más quiero, la que vino a verme con la virgen chilena del Pilar y a la que vi en Buenos Aires, en compañía de nuestro común amigo Luis Diéguez; también vino por estas tierras del bosque tropical su hija, una abogada preciosísima. Carolina siempre amenaza con volver, pero no vuelve. En fin, con Carolina he mantenido una buena amistad virtual y presencial, cargada de amor.

Columna de Tia Zelmira para el 28 de octubre.
La foto fue tomada en la Universidad de Navarra en enero de 1988.

Melissa en portada 

En la emisión del periódico La Nación el pasado 23 de octubre de 2022, en la Revista Dominical, aparece un amplio reportaje sobre Melissa Mora, realizado por el periodista Jorge Arturo Mora. De gran calidad y precisión, el trabajo lo destacaron en la portada y le dedicaron cinco páginas. A Melissa le hicieron esa entrevista por ser “la tica más popular en Instagram" —con más de un millón de seguidores—, pero más que de ese acierto, el escrito se centra en su vida; ella habló de su primer trabajo como empleada de un abastecedor en San Ramón, de la fama, las críticas y sus obsesiones. “Melissa Mora en el espejo, más allá de los likes” se titula la publicación.
 
Me detuve en este reportaje porque el periodista me menciona y Melissa también lo hace de forma generosa y agradecida, como corresponde a una muchacha noble como ella, para quien lo más importante es su familia.
 
El siguiente texto es en el que se hace referencia a mi cercanía con la modelo y empresaria, un detalle muy revelador de la personalidad de ella. Dice: “En su fulgurante camino hacia la fama, Melissa ha tenido un padrino especial: el periodista Rogelio Benavides”.

“Don Rogelio, sentado en un sillón de su restaurante Estación Atocha, en San José, aún se sorprende por lo rápido que han pasado los años y cómo la popularidad de Melissa ascendió. “Es que, mirá, si me pongo a pensar, ¿en qué momento pasó tanto tiempo?”.

Ambos nos encontramos en su restaurante esperando a Melissa, pues este es un sitio “seguro” para ella. Con el cuido de don Rogelio, a quien ella misma llama “tío”, siempre tiene puertas abiertas para degustar unas buenas tapas españolas, sin el asedio de las fotos inesperadas, estilo paparazzi, que le suelen ocurrir en centros comerciales u otros sitios públicos.

Mientras esperamos a Melissa, Benavides recuerda su historia personal.

La amistad entre ambos surgió en los 2000, con él a cargo de la sección farandulera Tía Zelmira, de La Nación, donde siempre estaba en el radar de nombres emergentes que querían hacerse un espacio en el mundo del espectáculo y el modelaje. Dentro de tantos rostros, apareció Melissa, quien, tras acercarse a su mayoría de edad, viajaba hasta San José en busca de su oportunidad.

Ambos se conocieron y, casualmente, don Rogelio empezó a publicar fotos de ella en el periódico. El talento de Mora hizo el resto: su nombre creció y creció y, cuando se pensaba en nuevas modelos de la escena tica, su apellido se convertía en referencia. 

“Fue algo muy espontáneo, muy natural la forma en que me tomó confianza”, recuerda él. “Ella a veces me pide consejo y sabe que este es un lugar seguro”.

Melissa, por su parte, es tajante: “don Róger (como le dice de cariño) ha sido como un papá para mí. Yo siempre le estaré agradecida por todo lo que hace por mí. Es que si yo me pongo a hablar de él no pararía de decir solo cosas buenas y lindas porque siempre ha tenido mi voto de confianza absoluto”.

Columna de Tia Zelmira para el 28 de octubre.
Melissa Mora habló de su carrera como modelo, cantante y su faceta de empresaria.

​Aquiares en Camberra 

“Una singular creación de Costa Rica”, se lee en un cartel desplegado en una vitrina de supermercado en el barrio Mánuka de Canberra. Es el café expresso L’Or. ¿Y la garantía de excelencia? “Aquiares, Costa Rica. 100% arábigo de origen único”. Al cabo de más de cien años de producir café en las faldas del volcán Turrialba, Aquiares ha desarrollado sólidas prácticas sostenibles que protegen un ambiente natural privilegiado y dan apoyo a una comunidad de casi 2,000 personas. 

Es la finca de café más grande de Costa Rica en un solo bloque; el 80 por ciento está sembrada de café, el otro 20 por ciento destinada a la protección de bosques. Los cafetales son constantemente interrumpidos por decenas de cauces, ojos de agua y riachuelos, protegidos según las normas nacionales y de Rainforest Alliance. La Embajada de Costa Rica, encabezada por el historiador y escritor Armando Vargas Araya, congratula a Aquiares por su presencia comercial en la ciudad capital de Australia.

Columna de Tia Zelmira para el 28 de octubre.
El café de Aquiares está presente en Australia. 

Eso es todo, los quiere Tía Zelmira, la que todo lo mira.

Instagram Teletica