16 de diciembre de 2022, 8:21 AM

Por Rogelio Benavides Rivas ([email protected])

Cumpleañeros

Un saludo para la modelo empresaria Johanna Ortiz y para abogado Hernán León, quienes cumplen años este viernes 16 de diciembre. También celebran su natalicio esta semana la productora Viviana “Protocolo” Montero Campos (cumple el 18 de diciembre), el actor Gustavo Rojas (18), el astrólogo Mario Vanucci (18), el periodista Henry Rodríguez (19), la ingeniera y exdiputada Maureen Ballestero (19), la cantante María Fernanda León (19), el empresario Franck Ávila (19), la cantante Karina Severino (20), la modelo Heylin Maxwell (20), el exdiputado Rafael Barrientos Germé (22) y la locutora Cristina Castro (22).

A don Óscar Arias le dio un soponcio*

El 8 de diciembre, en el Salón de Expresidentes de la Asamblea Legislativa, durante un acto conmemorativo del 35 aniversario del Premio Nobel de la Paz para el expresidente Óscar Arias Sánchez, el homenajeado no pudo terminar la jornada porque, tras un momento incómodo, sufrió una descompensación.

Probablemente, el agobio de tanta gente saludándolo en el salón, el uso de la mascarilla y algún diferendo con su esposa Suzanne Fischel le provocaron un disgusto al exmandatario, quien se vio obligado a abandonar el ágape.

Óscar Arias, fiel a sus dotes intelectuales y a su conocida y sobrada capacidad de buen orador, escribió un brillante discurso sobre su merecido Premio Nobel de la Paz en 1987, por haber gestado el Plan de Paz del istmo en la década de 1980.

En la ceremonia, organizada por el Movimiento Cooperativo, Arias dijo: “Centroamérica le ganó a la muerte, y eso es algo que no podemos dejar de recordar y de celebrar… no existe ninguna buena razón para la guerra, ese ‘monstruo que pisa fuerte’, dijo, evocando las palabras de León Gieco.

Fotos Tía Zelmira
Suzanne Fischel y Óscar Arias al iniciar el homenaje.

​Todo iba muy bien. Don Óscar, de 82 años, leía su brillante y elocuente discurso, adornado con citas y frases realmente reveladoras y hasta conmovedoras, pero en eso… se apartó del guion y algo se salió de aquel contexto.

“Me voy a separar un minuto del texto. Me encontraba con mi esposa Margarita (Penón), mis hijos y mis sobrinos, en una casa que me había prestado, allá en la playa de Ballena, mi primo Edgar Sánchez, porque celebrábamos el cumpleaños, el 11 de octubre, de Margarita. 

"Al día siguiente, desde las cuatro de la mañana nos tocaban la puerta de la habitación y, posiblemente, por exceso de wiski yo no me podía levantar (risas del público), pero lo cierto es que le dije a Margarita: no sé quién es ese impertinente que a las cuatro de la mañana nos quiere levantar… y así siguieron tocando, hasta que como a las cinco y media, finalmente logré hablar con Mariangel Solera, mi asistente, y después con Rodrigo mi hermano, y me dijeron que en efecto había sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz”.

Su discurso acabó pidiéndole a Dios fe para “continuar creyendo en el insondable pozo del alma humana; persuasión, para convencer a quienes creen erróneamente que todo conflicto debe solucionarse mediante las armas; y fortaleza, para no bajar los brazos, para no perder el aliento, para nunca arriar las velas en la larga travesía que nos permitirá construir un mundo a la altura de nuestros sueños”.

Después del aplauso cerrado, auténtico y generoso, vinieron los abrazos, las fotos, los saludos, las entrevistas y lo de siempre. Entonces algunos invitados se pasaron al salón contiguo donde servirían algunos vinos y unos canapés.

Don Óscar, quien casi en todo momento usó mascarilla protectora, venía caminando pausadamente con su esposa Suzanne Fischel, pero, de pronto, ella adelantó el paso, y él se quedó atrás atendiendo más peticiones de los invitados.

Al llegar Suzanne a la sala contigua, la vieron con una copa de vino tinto, que seguro lo necesitaba para relajarse un poco. Al parecer, cuando llegó su esposo, intercambiaron algunas palabras, saludaron a más gente, pero, transcurridos unos minutos, invitados cercanos al exmandatario lo escoltaron para que pudiera abandonar el lugar porque, según dijeron, se había descompensado. 

Algunos se aventuraron a decir que lo que sufrió don Óscar fue un ataque de pánico. Acto seguido, finalizó la celebración, el brindis quedó a medias, los bocadillos se enfriaron, el vino se calentó y, calabaza, calabaza, todo el mundo para su casa.
 
*Soponcio: Padecimiento de personas mayores y depende del estrato social. Mantiene el nombre de “soponcio” si ocurre en personas adineradas y “patatús” si la víctima es de clase media o de clase baja. Hecha la explicación anterior, está raro que a don Óscar le dé un patatús, pero sí un soponcio, que es más caché.

Comentario: Don Óscar Arias debió haber calculado muy bien su idea de salirse de las líneas. Se trata de una persona inteligente, educada, cortés y caballerosa. Si era indispensable mencionar aquella anécdota de Ballena, pudo haber evitado citar a la flor y decir solamente “estaba con mi esposa” y no mencionar el cumpleaños de “está linda la mar”. 

Pudo haber dicho “estaba yo durmiendo con unos cuántos wiskis adentro”, sin entrar en más detalles de sí estaba solo o acompañado y de si andaba en Ballena, en Danta, en El Coco o en Jacó. Al auditorio no se le pasan esos detalles y todos deben haberse percatado del origen de la molestia de su esposa; ella no se merece un escenario como el de aquella Noche de Paz, que fue lo que ella no tuvo.

Fotos Tía Zelmira
Don Oscar usó mascarilla y se tomó fotos con todos; atrás su esposa Suzanne Fischel.

Una boda espectacular

Tras la pandemia y en una época donde las bodas son menos frecuentes, el 10 de diciembre tuve una recompensa al asistir con mi inseparable Loba, al matrimonio del modelo, bailarín y entrenador Berny Granados con la bella empresaria cibernética Lala Barboza, integrante de una reconocida familia ramonense dedicada a la industria farmacéutica. 

Fue una boda realmente espectacular, como de película y ellos, los contrayentes, parecían artistas; ella era como una cantante de pop-rock impresionante y él, como Bond, James Bond. La ceremonia religiosa y la fiesta se realizaron en un sitio realmente bonito llamado Alta Fiori, allá en las montañas entre Escazú y Santa Ana, donde antes estuvo el Monasterio. El lugar lo remodelaron y lo remozaron para convertirlo en una sala amplia, elegante y llena de luz. Desde el lugar donde se realizó la ceremonia, se podía observar la Gran Área Metropolitana (GAM); era una típica y fría noche de diciembre con una Luna solicitada especialmente para aquella noche de amor. 

Eso sí, el “aire acondicionado” estaba muy frío, pero no se podía controlar, el chiflón estaba descontrolado, pero nada que no se solucionara con unos calentadores de gas y unas frazadas con las iniciales LyB. La buena música fue gran protagonista. Primero intervino un dúo de arpa y violín de altísima calidad. Luego, el rito religioso fue amenizado con Salmos interpretados por una afinada intérprete y con la intervención del maestro Chepe González y el tenor Joaquín Yglesias, quienes interpretaron canciones de amor, sin olvidar unos cuántos clásicos de Elvis, elegidos por la pareja. Repito: la novia se veía espectacular con un vestido de brillantes traído de Nueva York, parecía ataviada para recibir un Óscar o para cantar en el intermedio del Super Bowl; además, iba finamente maquillada por el maestro de las sombras, delineadores y rubores Alejandro Ramírez; entretanto, mi lobezna no paró de piropear al novio “tan divino Berny”. 

Una vez en el festín, todo fue lujo y buen gusto. Cada cosa estaba en su lugar y muy bien puesta. Hubo música en francés, en inglés y boleros interpretados por un cuarteto buenísimo (no sé el nombre porque no repartieron tarjetas, ya casi nadie usa, ahora todo es virtual). Ofrecieron y sirvieron vinos, destilados, sangría y cócteles con licor y sin licor. La entrada era un carpaccio con melón, el plato fuerte era salmón, carne o cualquier otra cosa de su preferencia, que había que ordenar desde el momento de la confirmación de asistencia. Buena idea. A la mesa de postres ni me acerqué porque se me habría ido el burro al despeñadero de la diabetes. Antes de la cena hubo un espectacular juego pirotécnico con candelas romanas y otros cachiflines traídos de China. El cielo se iluminó, pero la Luna no se acomplejó, brilló más que nunca para resaltar con su luz la belleza de la novia. 

Me alegré de ver a mi querida amiga Lala disfrutando del momento, del amor y de su enamorado. Ya para las once de la noche, ella se había puesto un traje más ligero, más rock, para una coreografía montada por quien fuera uno de los más guapos de Zona Cuatro. No les puedo contar de aquella parte porque, a esa hora, nos retiramos, con el buen sabor de haber disfrutado de una de las bodas más bonitas de los últimos tiempos, hecha con amor para estos dos enamorados.

Fotos Tía Zelmira
Se casó la empresaria cibernética Lala Barboza.

Te tengo un vieras

Vieras que el periodista deportivo Everardo Herrera se encontró en Qatar con el famoso jugador y entrenador argentino Jorge Valdano, campeón del mundo con Maradona en 1986, y recordaron cuando lo entrevistó hace 36 años, durante el primer mundial que Everardo cubrió. Para Everardo, quien subió las fotos de sendos momentos, Valdano “es una de las opiniones más brillantes del fútbol de nuestro tiempo”.

Fotos Tía Zelmira
Jorge Valdano y Everardo Herrera, 36 años después.

Vieras que el humorista Norval Calvo cumplió esta semana uno de sus mayores sueños: conocer al cantautor mexicano José María Napoleón, intérprete de varios éxitos de la música latinoamericana. Calvo viajó a León, Guanajuato, y allá le rindió homenaje al cantante y le entregó una placa conmemorativa de su programa Pelando el Ojo. 

“Su canción Vive nos inspira cada día a vivir la vida intensamente”, dijo Norval, quien se notaba realmente feliz y emocionado.

Fotos Tía Zelmira
José María Napoleón y Norval Calvo.

Eso es todo, los quiere Tía Zelmira, la que todo lo mira.

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