Por AFP Agencia |12 de junio de 2021, 13:18 PM

Derrotado por Novak Djokovic al término de un combate titánico en semifinales, Rafael Nadal, 35 años recién cumplidos, vio evaporarse la opción de un 14º título en Roland Garros, y un 21º título récord en Grand Slam. ¿Es el final de su era en París o un paso atrás?

La historia de Nadal en su torneo fetiche hasta este viernes se resumía en 105 victorias por sólo 2 derrotas desde 2005. Ningún revés desde hacía seis años (sin contar su baja antes de tercera ronda en 2016), y 13 títulos en 16 participaciones.

Es pues inevitable que surjan interrogantes después de verle morder el polvo de ladrillo en una pista que transformó en su particular fortaleza inexpugnable desde hace tres lustros.

¿Pero la grieta abierta está a tiempo de cerrarse o el 'Rey de la Tierra' ha perdido el control en sus dominios?

En todo caso la respuesta exigiría un profundo análisis antes de extraer conclusiones prematuras.

Porque para desarmar a Nadal fue necesario un Djokovic excepcional y más de cuatro horas de una intensidad descomunal.

"Hasta ahora es uno de los mejores partidos que vi nunca. Actuación increíble de Djokovic", admiraba en Twitter el ex N.1 del mundo Andy Roddick, en pleno tercer set.

"No se puede jugar un mejor tenis en tierra batida. Es perfecto", opinaba, por su parte, Andy Murray, triple campeón de Grand Slam y también antiguo N.1 del mundo.

'Los años pasan'. 

"Es una de esas noches y uno de esos partidos que uno recordará siempre. El partido más grande que he jugado aquí, y en el top-3 de todos los partidos de mi carrera", resumió Djokovic.

A ojos de Nadal, sin embargo, no se vio ni al mejor Djokovic, ni al mejor Rafa.

"Sé que puedo jugar mejor en esta pista, sin duda alguna", afirmó el mallorquín.

Antes de ese partido Nadal volaba hacia un 14º título en Roland Garros. El mallorquín alcanzó cuartos sin haber perdido un solo set. Y aunque pasó por momentos de dudas ante el argentino Diego Schwartzman (10e) en esa ronda, supo rehacerse con brío.

Sin embargo, incluso sobre su tierra adorada, sobre la pista Philippe-Chatrier sobre la que forjó un palmarés inédito, Rafa no es eterno.

"Sé que los años pasan y que mis opciones de ganar aquí no son eternas", reconoció.

'Everest'.

A sus 35 años, un puesto en la final de Roland Garros le habría convertido en el jugador de más edad en lograrlo en la era Open, delante de otro español, Andrés Gimeno, campeón en 1972 con 34 años y 306 días.

Cuando conquistó la Copa de los Mosqueteros el pasado otoño europeo, se convirtió en el segundo campeón más longevo.

Tras su derrota Nadal se mostró tocado, pero no hundido.

"Era una ocasión importante" pero "no soy de hacer grandes celebraciones cuando gano, ni un drama cuando pierdo", explica.

"Estoy triste por haber perdido en el torneo más importante para mí del año, pero la vida sigue, no es más que una derrota en una pista de tenis", continuó el mallorquín.

"El año que viene volveré a venir, si Dios quiere, con la ilusión y con el trabajo necesario para poder darme otra opción", se animó.

"Cada vez que uno salta a la pista con él (Nadal), sabes que tienes que ascender una suerte de Monte Everest para ganar a este tipo aquí", expresó Djokovic para describir su partido.

Y un Monte Everest no desaparece de un día para otro.


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