Mujer atrapada en inundación: “Yo lloraba, pegaba gritos, los portones no abrían”
“Cuando iba subiendo, el río me hizo arrancadas las sandalias, yo sentía donde me pasaban palos y tucos por las piernas, la basura se me enredaba entre los pies”, contó.
La mujer que estuvo por varios minutos atrapada en su casa tras el desbordamiento del río Cucubres en Desamparados, asegura que temió por su vida.
Ella, al igual que decenas de familias, tratan de levantarse poco a poco tras las afectaciones sufridas.
El video adjunto muestra precisamente el momento en el que Julia Gamboa era rescatada por dos de sus hermanos.
Esto ocurrió luego de que el río Cucubres, en Calle Fallas de Desamparados, se desbordara e inundara varias viviendas, incluyendo la suya, el pasado viernes.
“Yo lloraba, pegaba gritos y cuando quisimos salir, los portones no abrían, el agua ya los tenía taponeados, entonces fue cuando mi hermana dijo que saliéramos y subimos por las rejas hasta el techo, uno de ellos subió primero, me agarró de la mano, mientras el otro me sostenía, yo con esa histeria, luego al último costó más rescatarlo.
“Cuando iba subiendo el río me hizo arrancadas las sandalias, yo sentía donde me pasaban palos y tucos por las piernas, la basura se me enredaba entre los pies, yo no podía caminar, daba un paso y el agua me devolvía dos”, comentó la afectada.
La mujer y sus hermanos tienen más de 50 años de vivir en la vivienda que por poco arrastra el río. Aseguran que no tienen otra opción más que limpiar, botar lo que el río afectó y esperar a que la naturaleza no los vuelva a afectar.
“Es el lugar que tenemos para vivir, imagínese, consideramos la opción de irnos a alquilar mientras pasábamos este invierno tan duro, pero como decía mi hermana, cómo alquilamos y no tenemos para pagar casi ₡200 mil de alquiler, entonces acá es seguir adelante acá”, agregó Gamboa.
Los vecinos de esta zona de Calle Fallas siguen limpiando sus viviendas. Al igual que lo hacen familias de Bajos del Tiribí en San Sebastián. Lugar donde el pasado viernes el río también hizo de las suyas.
Estas familias ahora duermen con la incertidumbre de que el río vuelva a provocar más daños, pero también mantienen la esperanza de que con la ayuda humanitaria podrán poco a poco levantarse de esta situación tan difícil que hoy atraviesan.