Por Luis Jiménez |23 de agosto de 2022, 10:31 AM

Un hombre de apellido Mejía, de 40 años, imputado por el homicidio de Luany Salazar, declaró, este martes, en el juicio que se sigue en su contra, como principal sospechoso de matar a la joven de 23 años, quien apareció enterrada en su casa, en la comunidad de Linda Vista.

A eso de las 9:24 a .m. inició su testimonio, afirmando que vivía en la casa de su abuela. También señaló que vivió en la zona desde que nació hasta los nueve años, cuando se fue con su mamá para Heredia. A los 37 años volvió para cuidar a su abuela, una adulta mayor.

“Quiero declarar. Hay que responder para ver una luz en toda esta oscuridad. Aclaro lo de las fechas porque hay versiones de gente que habla de mí sin conocerme. Estuve fuera casi 30 años de ese lugar (Linda Vista), dicen que yo jugaba de pequeño con Luany y eso no es así, por la diferencia de años”, dijo Mejía ante el tribunal.

Mejía, asegura que el día en que desapareció Luany (martes), él salió de su casa a las 9:30 p. m., rumbo a una pulpería, para buscar a un muchacho indigente, a quien ayudaba con alimentos. En ese momento, dice, vio a la joven.

“Vi a esa muchacha en un lugar que dicen es una casa, pero la verdad es que donde ella estaba es un búnker. Cuando pasé por ahí, la vi en una discusión con el tipo dueño de ese lugar. Era una discusión fuerte, pasada de tono, era por un tema de drogas.

“No me metí, sin embargo, yo conocía a la muchacha, pero cuando mucho la llegaba a saludar por respeto. Se ha dicho que tal vez tenía una obsesión con ella y desmiento todo eso. Esa fue la última vez que la vi”, cuanta Mejía.  

El imputado también comentó que el día siguiente (miércoles) todo iba normal, pero el jueves empezó a tener otro panorama.

“El jueves, como a las 2:30 p. m., llegaron tres tipos al portón de la casa donde vivía con mi abuela, uno era con el que la muchacha discutía la última vez que la vi, los otros unos delincuentes comunes del lugar.

“Me dicen que tenían un negocio, un reloj para vender, y les dije que no me interesa; insistieron, se pusieron violentos, patearon el portón y accedí a salir. Se me lanzaron encima, me golpearon, me empujaron hacia adentro por la fuerza: ‘Usted no sabe nada', me decían. No va a decir nada de la muchacha”, indicó Mejía.  

Asegura que cuando vieron a su abuela en andadera se pusieron más cautos, se fueron y, en ese momento, le dijo a ella que no se preocupara, que estuviera tranquila porque era una confusión.

“Volví a salir después de eso, para tratar de saber qué pasaba. Los mismos sujetos me llevaron contra mi voluntad a un rancho, me tenían amenazado, en ese lugar había una mujer que me apuntó con un arma automática y me dijo que iba a ir al negocio de la mamá de Luany a decirle que no la había visto. Luego me liberaron.

“Horas más tarde, volvieron a llegar a mi casa, pero esta vez era el tío de Luany con el tipo del búnker con quien la vi discutiendo por última vez. Me llevaron al negocio de la mamá amenazado con un cuchillo, cuando llegué vi a la muchacha que me había amenazado con un arma de fuego y le dije a la mamá lo que me obligaron a decir”, señaló Mejía.  

Durante su declaración, relató que una familiar de Luany le recomendó irse por unos días, aduciendo que esos tipos que lo buscaron no son de fiar. Cuenta que él le dijo a su abuela que no, pero estaba nerviosa y decidieron irse.

“El viernes mi tío pasó para irnos a donde mi prima, así que empaqué lo necesario porque nos íbamos solo unos días. Cuando encontraron el cadáver el lunes, mi tío llamó a San Pablo de Heredia, donde estábamos, para contarle a mi prima y ya para el martes el OIJ llegó a la casa a privarme de mi libertad”, citó Mejía.

Cuando el imputado estaba finalizando su declaración, se desligó de los hechos y dio a entender que el cuerpo de la joven lo pudieron meter al patio entre varios hombres, ya que para ingresar a la casa donde él vivía, el acceso es muy sencillo. Además, dijo que en otras ocasiones se habían metido a robar.

“Por detrás de la casa se puede meter gente, muchas veces han ingresado a robar frutas y hasta un estañón de agua se llevaron una vez. Una señora dice que una de las noches cuando no estuvimos varios hombres llegaron a llamar como a la 1 a. m., cuenta que uno de los sujetos se quedó al frente como vigilando y otros dos se fueron por la parte de atrás”, agregó Mejía.  

Una vez terminada su declaración, el juzgado señaló que, durante la tarde de este martes, se llevarán a cabo las conclusiones del juicio. 

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