Por Luis Jiménez |21 de enero de 2021, 10:51 AM

La Fiscalía Adjunta del II Circuito Judicial de San José acusó al sospechoso de lanzar un gato desde un balcón. La acusación contra el hombre, de apellidos Saborío Soto, es por el presunto delito de muerte animal. 

Según indicó la fiscal adjunta Natalia Carazo, esta causa (expediente 20-016620-0042-PE) cuenta actualmente con una pieza acusatoria por parte del Ministerio Público.

“Con respecto a la figura penal que se acusó entre la presente causa, estaríamos hablando de un delito que está establecido en el Código Penal, el cual establece la muerte de un animal y eso fue lo que se acusó”, comentó Carazo.

Declaraciones de Natalia Carazo:

A partir de este jueves, la Fiscalía inició el proceso de comunicación del requerimiento a las partes denunciantes y querellantes en la causa. Una vez reciban la pieza acusatoria, contarán con tres días hábiles para informar si presentarán una acusación particular (querella), y si recurrirán o no a una acción civil resarcitoria para reclamar un monto económico por los daños y perjuicios sufridos.

“Una vez las partes contesten en el tiempo establecido, el expediente se remitiría al Juzgado Penal para que eventualmente señale una audiencia preliminar”, dijo la fiscal.

Este caso se remonta al mes de noviembre de 2019, pero se dio a conocer a través de las redes sociales en agosto de 2020. Los hechos ocurrieron en una torre de apartamentos ubicada en Granadilla de Curridabat, cuando el sujeto lanzó al animal desde un balcón.

El felino fue lanzado de una altura de 28 metros: sufrió graves lesiones en cadera, pulmones y presentaba hemorragia interna.

De acuerdo con el criterio de los investigadores y un veterinario relacionado al caso, el animal después de caer de un sexto piso se levantó por instinto de supervivencia, logró caminar 30 metros y posteriormente murió.  

Saborío Soto, de 29 años de edad, cumple las medidas cautelares de impedimento de salida del país, firmar una vez al mes, mantener un domicilio fijo y prohibición de acercarse a animales o mascotas. 

De ser encontrado culpable, se expone a una pena de tres meses a dos años de cárcel.