Por Juan Manuel Vargas |31 de mayo de 2022, 6:00 AM

Pese a las restricciones y controles de las autoridades, los criminales no dejan de intentar introducir drogas a centros penales.

El año anterior, se registró, en promedio, un intento cada tres horas.

En agosto del 2015, fue una paloma con la que se intentó introducir marihuana y cocaína a un centro penal.

En 2018 un gato no solo llevaba droga, sino también un dispositivo electrónico, y más recientemente los grupos criminales utilizan hasta drones.

Pese a las restricciones que se implementaron a raíz de la pandemia, cifras del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) señalan que el año anterior se contabilizaron más de 2.500 intentos de introducción de droga a centros penales.

Esa cifra equivale a siete intentos por día, es decir, uno cada tres horas.

La persona sorprendida intentando ingresar droga a un centro penal, se expone a una pena máxima de hasta 20 años de prisión.

La pandemia y la suspensión de las visitas a los centros penales hizo trabajar la creatividad de los delincuentes.

Ahora, con la implementación de las visitas, la revisión de las personas que llegan a los centros penales se convierte en una herramienta para detectar el tráfico, ya que quienes buscan ingresar drogas no solo lo hacen entre sus ropas, sino incluso dentro de sus mismos cuerpos.

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