Por Eric Corrales |6 de noviembre de 2022, 18:40 PM

La obesidad está afectando social y económicamente a Costa Rica, ya que se está generando un incremento de las complicaciones médicas asociadas a este padecimiento crónico.

Según datos de la Encuesta Nacional de Salud, realizada por el Inciensa en 2015, el 70% de la población costarricense de entre 40 y 50 años tiene obesidad o sobrepeso, estimando que dos de cada tres adultos padecen estas condiciones.

¿Cómo podría incidir la obesidad en la economía del país?

En el mundo, más de 800 millones de personas viven con obesidad. La Federación Mundial de la Obesidad estima que las consecuencias médicas de esa enfermedad costarán más de un billón de dólares para el 2025: Costa Rica no escapa a esta realidad. A nivel nacional, se estima un gasto aproximado mensual de $57,6 millones para la atención de complicaciones médicas asociadas a este diagnóstico. En la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), estadísticas de la Gerencia Médica detallan que en una persona con obesidad se invierten, aproximadamente, ₡5 millones por año.

Según la Federación Mundial de la Obesidad, se prevé que la prevalencia del sobrepeso y la obesidad le cueste a la economía mundial el 3,3% del PIB para el 2060.

Asimismo, actualmente en Costa Rica, las empresas se están viendo más afectadas en su productividad debido al aumento en gastos médicos, incapacidades y ausentismo laboral asociados al incremento de las enfermedades crónicas en la población adulta.

“La mayoría de las personas piensan que la obesidad no es una enfermedad, sino una elección y, sobre todo, no asocian todas las enfermedades que pueden llegar a tener por la obesidad, entre más joven una persona empieza a padecer de obesidad, más rápido puede tener presión alta, azúcar y colesterol, y aumenta la probabilidad de un infarto a los 40 o 45 años. 

"Esto no solo afecta en temas económicos, para el área de salud, sino que también afecta en áreas de producción, ya que en sus años de apogeo las personas no pueden dar el mejor rendimiento al trabajar, afectando empresas o bien su propio nivel de ingreso económico al hogar”, explicó el gastroenterólogo Jorge Vargas.

¿Qué es la obesidad?

El doctor Vargas explica que se puede hablar de obesidad cuando hay una relación desproporcionada entre el peso y la altura de una persona. La obesidad se define como la presencia de un índice de masa corporal (IMC) superior a los 30 kg x m2.

Está catalogada como una enfermedad crónica, ya que está basada en una serie de factores principalmente genéticos y de estilo de vida que no permitirá curar, sino controlar a la persona. Su principal riesgo es que acarrea una serie de enfermedades que afectan la calidad de vida, duración o expectativa de vida de las personas, tales como enfermedades cardiovasculares, daños en articulaciones, problemas gástricos, trastornos mentales, problemas respiratorios e, incluso, desarrollo de tumores cancerígenos.

Según el especialista de Grupo Equilibrium, existen dos tipos de obesidad, la más común y más riesgosa es la obesidad centrípeta, que es la acumulación de grasa en el abdomen y que puede provocar enfermedades que afectan al corazón, la presión, el azúcar y que podrían llegar a provocar tumores en el colon y en las mamas.

Para diagnosticar a una persona como obesa o con sobrepeso, se realiza el pesaje y se divide con la estatura de la persona al cuadrado, lo cual da como resultado el Índice de Masa Corporal (IMC). Asimismo, se determina el Índice de Grasa Corporal, el cual debe ser no más de 25% en los hombres y 33% en las mujeres.

Durante la pandemia, se perpetuaron algunos hábitos como el sedentarismo, lo cual provocó que aumentara el índice de obesidad en la población. Sin embargo, el especialista señala que desde antes de la pandemia ya se hablaba de que la verdadera pandemia era la obesidad, uno de los principales factores de riesgo que generó afectaciones y complicaciones severas a las personas con COVID-19.

¿Qué hacer ante la obesidad?

Los pilares fundamentales para prevenir la obesidad están basados en buenos hábitos de vida, presencia de buena alimentación, evitar el exceso de consumo de grasa y carbohidratos, así como mantener una vida saludable.

El experto considera que las medidas de salud pública deben ser una prioridad, ya que las personas no eligen ser obesas, sino que existen diversos factores tanto genéticos como de estilo de vida, que llevaron a la persona a padecer de obesidad. Vargas señala que se deben establecer programas para concientizar a la población sobre la obesidad como una enfermedad crónica, así como incentivar a la población a realizar actividad física desde que son niños en las escuelas y a mantener una alimentación saludable, reduciendo alimentos con un alto valor calórico.

Asimismo, para las personas que ya sufren de obesidad, en el mercado existen novedosos tratamientos médicos mediante los cuales los pacientes pueden perder un porcentaje considerable de su grasa corporal, sin necesidad de someterse a dietas o procedimientos complicados e invasivos.

Actualmente, existen tratamientos ambulatorios y de fácil acceso para pacientes, los cuales se realizan mediante una endoscopia, colocando dispositivos en el estómago, o cambiando la morfología del estómago, permitiendo que la persona pierda peso, tal es el caso del “balón gástrico”, un procedimiento no invasivo mediante el cual las personas pueden perder hasta 40 kg de grasa. También se puede suturar el estómago, modificando su forma en un proceso ambulatorio y seguro.

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