3 de septiembre de 2014, 6:38 AM

Las aguas del Pacífico sur costarricense se convierten en la sala de maternidad de decenas de ballenas jorobadas que visitan el país todos los años. Algunas vienen a tener a sus crías y otras a aparearse.

Bahía Ballena es un verdadero paraíso natural ubicado en Uvita, a tan sólo tres horas y media de San José.

Desde 1989, el Parque Marino Ballena se convirtió en un santuario para conservar la ballena jorobada, una especie en peligro de extinción.

Un estudio de la Universidad Nacional reveló que ahí se pueden encontrar 29 de las 85 especies de cetáceos que hay en el mundo. Aunque es posible ver falsas orcas, delfines y otros mamíferos; son las jorobadas las que se roban el espectáculo.

Los machos provenientes del sur emprenden la búsqueda de pareja al finalizar la temporada. Para lograrlo exhiben sus mejores saltos. Pero también emiten un canto característico para atraer a las hembras.

Desde hace seis años, los pobladores descubrieron que en setiembre hay un pico en avistamientos de ballenas jorobadas. Es por esto que los dos primeros fines de semana de ese mes, ofrecen tarifas especiales para que miles de personas puedan conocer a estos gigantes muy de cerca.

Los empresarios locales disponen de diferentes opciones de hospedaje para todos los gustos. Durante el Festival de Ballenas y Delfines del año anterior, más de 10 mil personas visitaron Bahía Ballena.

Y no es para menos, pues además de admirar a estos gigantes amistosos, los visitantes pueden  disfrutar de paisajes imperdibles y de una variada flora y fauna que convierten a este parque nacional en el tercero más visitado de Costa Rica.