Por Álvaro Sánchez |11 de abril de 2018, 14:14 PM

Tras más de siete años del conflicto por Isla Calero, entre Costa Rica y Nicaragua, una zona de 3 kilómetros cuadrados de humedales sigue sufriendo un serio daño ambiental.

Ese territorio costarricense es vigilado a diario por Policías de Fronteras.

Una patrulla de al menos seis Policías de Fronteras vigila a diario la zona de Isla Portillos, en isla Calero.

El paso por algunos sitios que estaban tomados por Nicaragua se complicó tras el paso del huracán Otto.

Llegar hasta los caños artificiales construidos por Nicaragua en territorio costarricense es una labor complicada en ocasiones con el agua casi hasta la cintura.

Al llegar al primer caño los daños ambientales ocasionados en los últimos siete años son evidentes a la vista.

Decenas de árboles de al menos siete especies de distintas como el ceibo, tabacón, chaperono, gavilán, sangrillo, jobo y cerillo están en el suelo.

En el Caño Pastora se removieron más de 5 mil metros cúbicos de material.

En el llamado Caño Este unos 3 mil metros cúbicos.

Las imágenes captadas por Telenoticias hace pocos días muestran la situación de una zona considerada de alta riqueza.

Hace apenas dos semanas Nicaragua anunció el pago de los 378.000 dólares como pago por los daños ambientales ocasionados con la constricción de los caños artificiales.

66% del cobro se concentra en la pérdida de árboles remoción del suelo y el servicio ambiental que el humedal prestaba en la absorción de carbono o regulación de gases del efecto invernadero.

Pero, además, los efectos se han hecho sentir en la profundidad del río San Juan y del río Colorado en nuestro país y que se hace poco navegable en algunas épocas del año.

Los humedales son muy importantes para la reproducción de gran cantidad de especies (peces, aves, moluscos, crustáceos, entre otras), lo que permite la continuidad de ciclos ecológicos y evolutivos. Contribuyen de manera importante a la captura de carbono de la atmósfera.

A pesar de que aún falta por definir parte de la situación limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua, lo cierto es que esta laguna llamada Portillos es territorio nicaragüense y prácticamente quedó incrustada junto a este campamento de militares de ese país en territorio tico.

Hoy las amenazas sobre esta zona, ahora en territorio nicaragüense, son evidentes.

El incendio en la reserva biológica Indio Maíz al otro lado del San Juan genera un daño ambiental severo, no solo sobre la flora también sobre el mismo río San Juan, según han explicado expertos de ese país a los medios de comunicación.

Hasta la mañana de este miércoles unas 5 mil hectáreas de esa reserva han sido afectadas por las llamadas y en el sitio continúan trabajando unos mil militares y voluntarios nicaragüenses.

El incendio que azota la reserva biológica indio maíz, una de las más importantes en Centroamérica, no se detiene. El fuego se ha propagado porque en la zona hay palmas de aceite que generan más combustión, así como los vientos y la falta de recursos del gobierno, coinciden ambientalistas.

Los árboles caídos en la reserva tras el paso del huracán Otto en el 2016 han causado además que el fuego no se detenga.