Por Álvaro Sánchez |22 de diciembre de 2015, 9:19 AM

Las facilidades que ofrecen algunos pedazos de tierra frente a las costas de nuestro país son de atractivo para grupos narcotraficantes.

Por mucho se ha sospechado que isla Damas, en Quepos, ha sido utilizada por grupos criminales de la zona para esconder cargamentos de droga que vienen desde el puerto de Buenaventura, en Colombia.

Facilidad de ingreso desde el mar, poca vigilancia policial, pocos habitantes en las cercanías y una zona de manglar se convierten en elementos indispensables para los fines de los delincuentes.

Además, es una zona de fácil navegación para embarcaciones tipo Eduardoño, que muchas veces pueden venir cargadas con más de una tonelada de cocaína producida en las selvas colombianas o del Ecuador.

Un grupo conformado por tres hermanos nicaragüenses de apellido Duarte fue liberado por un juez de Quepos, ttras ser capturados en varios allanamientos por el OIJ y luego de una larga investigación de la Fiscalía Contra el Crimen Organizado y la Dirección de Inteligencia y Seguridad nacional.

Las investigaciones arrojaron que dos propiedades inscritas bajo sociedades anónimas en isla Damas e isla Piñal serían utilizadas para el desembarque de lanchas que provenían desde Colombia.

Estos tres sujetos deben presentarse a una audiencia de apelación de medidas cautelares el 8 de enero, así lo espera la Fiscalía que solicitará prisión preventiva.

Pero esta no es la única isla que ha causado sospechas en las autoridades. En el 2009 y hasta la fecha la policía sospechosa que un bungaló en una ‘isla’ de Golfito ha sido utilizado como bodegas de cocaína.

Telenoticias visitó la zona, la cual sigue deshabitada e igualmente consta de una perfecta vista hacia la zona del sur del Pacífico y con entradas al golfo de fácil navegación.

En el 2009, como parte de una investigación del OIJ, los perros rastreadores de drogas llevados a ese terreno, cuyo propietario según la policía judicial era un empresario pesquero, encontraron rastros positivos.

Los canes se sentaron al ingresar a cámaras subterráneas, señal con la que reaccionan al detectar olor a drogas.

La policía judicial allanó el terreno de 150 hectáreas tras la pista de unos mexicanos, pero en vez de eso encontraron las bodegas.

Ambas estaban debajo de la casa principal del complejo y a ellas se accesa mediante túneles subterráneos.

Ese pedazo de tierra en Golfito había sido adquirido en unos 300.000 dólares por otra empresaria de Puntarenas, según constaba en la orden de allanamiento de aquella ocasión.