Por Adrián Fallas |7 de diciembre de 2022, 18:15 PM

Más allá de la consagración de Brasil, del primer gol olímpico del torneo y el renombre alcanzado por figuras como Garrincha o el mítico Lev Yashin, el Mundial Chile 62 ha sido, para muchos, el más violento en la historia de la Copa del Mundo. Y la triste prueba de ello, es que la rudeza con la que se disputó aquel torneo, terminó cobrando la vida de un futbolista.

Luego de ganar la Eurocopa de 1960, la Unión Soviética llegó a Chile como una de las favoritas para adjudicarse el título y, por esas coincidencias del fútbol, en su primer juego del Mundial le correspondió enfrentarse al que había sido su rival en esa final europea: Yugoslavia.

El 31 de mayo de 1962, el estadio Carlos Dittborn, en Arica, fue escenario de una especie de revancha que estuvo llena de fricción prácticamente desde el minuto uno. Las grandes intervenciones del arquero Yashin impidieron la apertura del marcador durante la primera parte, y comenzaron a ofuscar el ánimo de los yugoslavos. 

El número de faltas comenzó a crecer, sobre todo después de que Valentin Ivanov marcara el primer gol de la URSS, al 51’. La tensión era tanta que el yugoslavo Darzan Jerkovic llegó incluso a encarar y zarandear al árbitro alemán Albert Dusch.

Pero la acción más terrorífica llegó pocos minutos después, cuando el defensor Eduard Dubinsky fue a despejar un balón cerca de la banda y fue víctima de una malintencionada entrada de Muhamed Mujic, quien, pese a no tener opciones de alcanzar el balón, no frenó la carrera y se lanzó en un tacle directo a la pierna derecha del rival. El resultado: Una fractura expuesta de tibia y peroné para Dubinsky.

El árbitro no marcó falta y la acción continuó. Mientras los soviéticos atendían al herido, fueron los propios compañeros y el técnico de Mujic quienes lo obligaron a salir del campo, avergonzados por la acción que acababa de cometer.

El partido terminó con victoria soviética 2-0, y un saldo de varios heridos por bando, pero las tristes consecuencias de aquella batalla se verían un tiempo después.

Dubinsky fue trasladado al hospital, el Mundial había terminado para él y el futuro de su carrera era un misterio.

Repudiado en su país por la patada salvaje, Mujic fue suspendido por la Federación Yugoslava de Fútbol y no volvería a jugar con su Selección ni a destacar en ningún equipo.

Poco más de un año después de su lesión, Dubinsky regresó al fútbol, aunque su nivel no fue el mismo. El defensor deambuló por varios equipos hasta que, en 1968, con 33 años, se le diagnosticó un sarcoma debido a la mala curación de la fractura. Fue operado varias veces, hasta que los médicos no tuvieron más opción que amputarle la pierna y, finalmente, las complicaciones posteriores terminaron por costarle la vida, en mayo de 1969. 

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