Por Randall Corella |29 de noviembre de 2022, 14:23 PM

A pesar de su larga historia, su seguridad y privilegios, la Copa del Mundo no es una fiesta tan exclusiva después de todo. Su principal regla, la de ser un torneo en el que solamente compiten Selecciones Nacionales afiliadas a la FIFA, ya fue quebrantada por cuatro equipos que saltaron a la cancha para jugar un partido mundialista… al menos en espíritu. 

Entre olvidos, descuidos y confusiones, surgieron estas insólitas historias, en las que las selecciones mundialistas debieron cambiar sus colores para vestir los de un club de fútbol. La primera de ellas ocurrió el 7 de junio de 1934, en Italia, cuando Alemania y Austria salieron a la cancha del estadio Giorgio Ascarelli para disputarse el tercer puesto del Mundial, y los 20 jugadores de campo se percataron de que vestían igual: camiseta blanca y pantalón negro.

El árbitro italiano Albino Carraro retrasó por unos minutos el inicio del juego, y decidió mediante un sorteo cuál de los dos bandos debía cambiar su atuendo. Los austriacos perdieron y, tras momentos de incertidumbre, aceptaron el ofrecimiento del Napoli, creyendo quizá que así también obtendrían el apoyo de los 9.000 espectadores presentes. Sin embargo, jugar con camiseta azul ni llamó la atención de los hinchas ni les evitó caer 3-2 ante los germanos.

Unos años más tarde, el 2 de julio de 1950, México y Suiza se enfrentaban en el Estadio dos Eucaliptos, de Porto Alegre, en el cierre del Grupo A y su adiós tempranero del Mundial Brasil 50. 

Ambas selecciones llegaron al duelo con las camisetas rojas que vestían entonces. Ante el imprevisto, el árbitro sueco Ivan Eklind recurrió a un sorteo para decidir quién cambiaría su atuendo habitual. Aunque México ganó el “volado”, declinó el privilegio y saltó al campo con las camisetas a rayas blanquiazules del Esporte Clube Cruzeiro; mas la suerte no se repitió en el juego y los aztecas se despidieron con una derrota 2-1.

Dos mundiales más tarde, en Suecia 1958, se repitió la insólita confusión. El domingo 8 de junio, en Malmö, Argentina y Alemania Occidental jugarían la primera jornada del Grupo 1, pero llegaron con uniformes casi iguales: pantaloneta negra, medias negras y camiseta blanca (albiceleste los suramericanos).

El árbitro Reginald Leafe, de Inglaterra, advirtió la posible confusión y recurrió al sorteo para dirimir el asunto. Argentina perdió y, como no traía camisetas de repuesto, el IFK Malmö aportó la solución prestándole que le prestó sus camisetas amarillas al equipo argentino. El color canario les trajo suerte al principio, pues Orestes Osmar Corbatta abrió el marcador al minuto 2, pero la buena fortuna se acabó pronto y Alemania ganó el duelo 3-1.

El último “club” mundialista fue argentino también, y le tocó “debutar” el 10 de junio de 1978, en el partido de la fase de grupos entre Francia y Hungría. Para evitar que se confundieran sus uniformes en la transmisión televisiva a blanco y negro, la FIFA les solicitó a ambos equipos no usar sus colores oficiales (azul y rojo, respectivamente).

Irónicamente, franceses y húngaros llegaron al estadio José María Minella vistiendo camisetas blancas. El árbitro brasileño Arnaldo Coelho se reunió con los dos capitanes y descubrió que no traían otro uniforme, así que para salvar el error, un dirigente del club local Atlético Kimberley ofreció prestar un juego de camisetas.

Más de media hora después, Francia regresó al campo vestida –por primera y única vez en su historia- a rayas verdes y blancas. Y también por primera vez en la historia, la ropa prestada trajo buena suerte: Les Bleus (bueno, los verdiblancos), ganaron 3-1 con goles de Christian Lopez, Marc Berdoll y Dominique Rocheteau... Aunque la victoria no impidió que quedaran eliminados en esa primera fase de Argentina 78.

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