Por Randall Corella |21 de noviembre de 2022, 10:18 AM

Obras a medio terminar, cambios de sede, lesiones… Más que histórico, el primer partido en la historia de los Mundiales fue sumamente accidentado. 

Aunque, a decir verdad, Uruguay 1930 no tuvo un juego inaugural… tuvo dos. El 13 de julio de 1930, a las 3 p.m., Estados Unidos y Bélgica se enfrentaron en Parque Central, mientras Francia y México hacían lo mismo en Pocitos, la cancha del Peñarol. 

La coincidencia de horarios dio pie a que la gloria de ser el anotador del primer gol de los mundiales se decidiera por cuestión de minutos y dejara a uno de los dos juegos inaugurales casi en el completo olvido.

Hoy, la historia premia a Lucient Laurent, el delantero francés del FC Sochaux que a los 19 minutos aprovechó un rechazo de un rival para rematar de volea y vencer al arquero Óscar Bonfiglio. A algunos kilómetros de ahí, y 21 minutos después, Bart McGhee, un escocés emigrado a Norteamérica, marcó el primer gol de Estados Unidos ante los belgas, pero eso muy pocos lo recuerdan.

Volviendo al juego inaugural en Pocitos, aquel partido estuvo lejos de tener toda la pompa que muchos imaginan. El partido debía realizarse en el estadio Centenario, pero el atraso en la construcción obligó a pasar el duelo a la cancha del Peñarol, y posponer la ceremonia de inauguración para el 18 de julio, cinco días después de que comenzara el torneo.

Y faltaba un retraso más: Uruguayos y argentinos habían entrado en una disputa para que en ese primer Mundial de fútbol se utilizaran solamente los balones fabricados en sus respectivos países, y la FIFA zanjó la discusión ordenando que, antes de cada partido, fueran los capitanes de los equipos quienes decidieran cuál pelota patear.

Así que, a las 3 p. m. de aquel domingo, ya sobre la cancha de juego y ante los 4.444 espectadores que se dice llegaron esa tarde, Alex Villaplane (Francia) y Francisco Gutiérrez (México) pasaron por la pena de elegir el balón argentino ante los ojos del árbitro uruguayo Domingo Lombardi.

Y tras el pitazo inicial, vinieron los accidentes. Al minuto 23, el guardameta francés, Alex Thépot, se estrelló contra el delantero mexicano Hilario “El Moco” López y terminó desmayado sobre la cancha.

Luego de varios minutos, el arquero no despertaba y hubo que sacarlo del terreno. Por aquel tiempo no era permitido el cambio de jugadores, así que Francia tuvo que disputar el resto del cotejo con un hombre menos y un mediocampista en la portería: Agustin Chantrel.

A pesar de la desventaja, Francia ganó 4-1. De nada valió que antes del juego el técnico español Juan Luqué de Serrallonga azuzara a los futbolistas mexicanos con un emotivo discurso que acabó con un minuto de silencio para la Virgen de Guadalupe y el himno nacional resonando en una vitrola por todo el hotel.

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