La presión que descansa sobre el gobierno de Luis Guillermo Solís
El excandidato PAC “cambia los interlocutores que hemos tenido durante los últimos 20 o 25 años”.

Luis Guillermo Solís fue electo presidente de nuestro país. El pasado domingo 6 de abril tomó el resultado con un gran rostro de satisfacción.
El asume siendo el presidente en la historia de nuestro país que llega con la mayor cantidad de apoyo. Más de 1, 300,000 votos.
La historia nos ha enseñado que quién asume el poder, asume también una gran responsabilidad que se une a una gran presión. En Luis Guillermo Solís, sin embargo, descansa aún mayor presión. El excandidato del Partido Acción Ciudadana (PAC) “cambia los interlocutores que hemos tenido durante los últimos 20 o 25 años”, indicó el analista Gustavo Araya.
Los grupos económicos, sociales, religiosos y de la sociedad civil verán en principio nuevos rostros. “Todo grupo que asciende al poder “nuevo” es y será visto al menos con recelo y cuando no con expectativas distintas”, aseveró Araya.
El analista considera que “el manejo pausado, sesudo y contundente” de la política de Solís es bien conocido. Para Araya, “él hará cambios según las velocidades que resulten idóneas, para sostener su legitimidad, pero especialmente para llevar mensajes claros a los distintos sectores”.
El también politólogo señala que el exprofesor y ahora presidente si tendrá “quick wins para mantener y sostener la inercia del triunfo y del apoyo popular”.
Para este nuevo Gobierno, Araya cree que la revisión no se hará a los cien días. “El año sería un buen momento para hacer valoraciones, pero más que esperar lo que debe pasar es entender qué es lo que está pasando”, agregó.
Para el analista se debe tomar en cuenta también los cambios referentes a los sectores; ante la llegada de un nuevo grupo al poder.
Solís se enfrentará a demandas que superan la capacidad del cualquier Gobierno. Gustavo Araya justica esto apuntado que aunque la gente desee cambios radicales, estos no son posibles a corto plazo. Además de aclarar que los cambios no pueden tener estas características máxime si es un “modelo de desarrollo que ha funcionado en nuestro país”.
Lo que sí debería es “verse acciones en torno a la inclusión de otros sectores (industria nacional, turismo, agro), así como una mayor relevancia de la agenda de Derechos Humanos”, argumentó el analista.