Por Juan José Herrera |11 de enero de 2022, 13:03 PM

Los integrantes del Comité editorial del Ministerio de Educación Pública (MEP) reconocieron esta mañana, ante los diputados de la Comisión de Juventud, Niñez y Adolescencia, la escasez de filtros en el proceso de publicación de la revista Conexiones, donde se incluyó un polémico artículo con contenido sexual explícito.

En ese órgano comparecieron Esmeralda Zúñiga, Jeffrey Cambronero, Pilar Sánchez, Vanessa Campos y Mariana Molina, cinco de los seis integrantes del comité que ahora es investigado administrativamente por el ministerio a causa de esa publicación.

De ellos, solo Zúñiga y Sánchez aseguraron haber leído el artículo antes de su publicación en junio anterior. Zúñiga aseguró que realizó observaciones, pero se negó a revelar cuáles o en qué sentido.

En la comparecencia del comité también estuvo presente Gabriela Castro, directora de Recursos Tecnológicos para la Educación y Carlos González, el autor del cuestionado artículo.

Castro aseguró que la revista Conexiones, que se dejó de publicar por orden del nuevo ministro en medio del escándalo, se publica desde 2009 y cuenta con 39 ediciones, siendo esta la primera vez que se ve envuelta en una polémica.

“Es un medio para dar a conocer investigaciones, análisis y experiencias de los profesionales involucrados que están interesados en dar a conocer sus publicaciones académicas y compartir conocimiento.

“Ni el artículo ni la novela en la que se basa el artículo son parte de la lista de lecturas recomendadas por el MEP, ni son parte de las guías de afectividad y sexualidad del MEP, ni de ningún recurso didáctico para los estudiantes, es un análisis literario, una propuesta subjetiva”, dijo Castro.

Aseguró que el artículo nunca estuvo dirigido a la población estudiantil y mucho menos a los niños de primaria, pero que por error se etiquetó de esa forma.

Dijo, además, que según el análisis informático la visitación al sitio había sido prácticamente nula hasta el momento en que los medios la dieron a conocer y su consumo se disparó.

Pilar Sánchez, jefa del comité, aseguró que existe una rúbrica para determinar si un artículo cumple o no con los lineamientos generales de la revista, pero principalmente en aspectos de forma y estilo más que de fondo, por lo que si los pares ciegos (editores) recomiendan su publicación ella no tiene posibilidad de rechazar un artículo.

Castro dijo, a su vez, que cualquier persona, académico o no, podía publicar en la revista si cumplía con dicha rúbrica.

En el caso del autor, Carlos González, este defendió que la novela del cubano Pedro Juan Gutiérrez trata sobre una situación marginal y el personaje principal es un indigente, lo que explica la crudeza del relato, pero insistió en que se trató de un ejercicio académico orientado a profesionales en filología.

Todas esas explicaciones, sin embargo, no dejaron satisfechos a los diputados.

“Ustedes son cómplices de que esa basura llegara a los hogares costarricenses, una basura financiada con recursos del país”, dijo la independiente Shirley Díaz, quien insistió igual que sus compañeros de la comisión por razones puntuales para publicar un artículo de ese tipo.

La liberacionista María José Corrales cerró la comparecencia consultándole a todos los presentes si hoy, luego del escándalo, apoyarían la publicación de ese mismo artículo. Todos, incluido el autor, afirmaron que no.