Por Juan José Herrera |10 de mayo de 2023, 10:55 AM

Cuando Laura Chinchilla asumió el poder en mayo de 2010, la tasa de homicidios en Costa Rica era de 11,51 por cada 100 mil habitantes.

Los delitos contra la propiedad crecían y la violencia en las calles llevó a la ciudadanía a poner la inseguridad como la principal preocupación del país y, por ende, el mayor reto de la primera mujer en alcanzar la presidencia de la República.

Cuatro años más tarde, cuando le pasó la estafeta a Luis Guillermo Solís, Chinchilla celebró haberle cumplido al país con esa gran promesa, sin duda alguna, el mayor éxito de gestión.

“Nuestro mayor compromiso con Costa Rica, hace cuatro años, fue restituir la seguridad y la tranquilidad de sus habitantes. Respondíamos al clamor de la gente cuya mayor preocupación, en ese entonces, era la seguridad ciudadana. El crimen violento crecía de manera incontenible y se posaba como nubarrón cargado de malos augurios, empañando nuestra tradición de paz y armonía.             

“Entre el año 2010 y el 2013, delitos como el robo de vehículos, el asalto a viviendas o a establecimientos comerciales han experimentado una importante calda. Pero lo que más nos satisface, es haber podido evitar que se perdieran más vidas humanas en manos de la violencia homicida”, dijo ante los diputados.

No mintió.


Al término de su gestión, la tasa de homicidios en el país había caído a 8,67 por cada 100 mil habitantes, pasando de 474, en 2011; a 407, en 2013: la más baja de toda Centroamérica.

Del mismo modo, los femicidios cayeron, en ese mismo periodo, de 49 a 10; mientras que los asaltos a viviendas bajaron de 779 a 631 y el robo de vehículos pasó de 4.585 a 3.847.

Detrás de esas cifras estaba Mario Zamora, el ministro que desfiló junto a Chinchilla en aquella rendición de cuentas de mayo 2014 y que ahora, nueve años después, regresa a esa misma silla de la mano de Rodrigo Chaves.

¿Cómo?

En su informe final de labores durante la administración Chinchilla Miranda, Zamora expuso algunas de las claves del éxito de su gestión.

En primer lugar, se promulgaron 38 leyes, incluidas la creación de dos impuestos específicos que hoy siguen financiando a la seguridad pública: el de las sociedades anónimas y el de los casinos y otros juegos de azar.

Además, se llevó adelante una reestructuración de todo el ministerio, lo que permitió, entre otras, consolidar la Dirección de la Policía de Fronteras como órgano operacional, pues pese a que se creó en 1994, nunca se había puesto en práctica.

"Tuvo una destacada participación en la reducción en los índices de criminalidad porque los teníamos altos a lo que ya nos habíamos acostumbrado, pero nos salimos de esos rangos, tuvo una buena política, fue un gestor fuerte en movilidad y le dio fuerza a la policía, a la fecha tenemos un remanente de esa fuerza en algunos vehículos. 

"Encontró la estrategia y la táctica correcta para tener presencia, contención y acercamiento a la comunidad. Hoy se enfrenta retos diferentes en los que tenía cuando estuvo con Laura. Hay mucho narcotráfico, gatilleros y sicarios por todo lado y policía disminuida en recursos", recordó el exministro de Seguridad, Álvaro Ramos.

Se crearon dos direcciones regionales nuevas para el Caribe y la región Chorotega Norte, así como la unidad de Seguridad Aeroportuaria y la Dirección de Transportes.

Se reformó el manual de clases policiales para reconocer nuevos puestos y funciones dentro de la clasificación del recurso humano y se registraron importantes aumentos en presupuestos para transporte, infraestructura, equipo y contratación de personal.

Esos esfuerzos permitieron, por ejemplo, la graduación de 7.576 nuevos policías, y con esto el aumento de las aprehensiones en un 69%, pasando de 73.841 en 2010 a 124.929 en 2013.

También aumentó en 371% los casos de flagrancia y el decomiso de drogas como cocaína, marihuana y crack.

Hubo, además, un esfuerzo por promover una política preventiva de seguridad que creó un binomio entre la policía y la comunidad como una estrategia de vigilancia y control desde los barrios y comunidades.

Para todo esto también hubo recursos. Durante los cuatro años de gestión, el presupuesto de Seguridad creció, de manera consistente, en prácticamente todas las áreas.

Se triplicó, por ejemplo, en términos de equipo y uniformes. Se pasó de ₡2.409 millones en 2010 a ₡18.158 millones la inversión en transporte y movilidad, logrando la compra y renovación de buena parte de toda la flotilla vehicular.

"Tuvo una dicha que yo no tuve, la presidenta Chinchilla lo apoyo al 100% en tema de seguridad. Dotó de recursos e hizo gestiones en la corte para crear los despachos de trámite rápido en la corte y supo empezar a bajar la criminalidad y le dio muchos recursos. Cuando se invierte en seguridad usted ve la gestión y el producto, pero cuando vemos las otras gestiones se ve lo contrario porque lo ven como un gasto y ahorita vemos una falta de criterio de seguridad", afirmó el también exministro, Gustavo Mata.

Se construyeron o remodelaron siete delegaciones policiales y otras tantas estaciones de Guardacostas, se compraron dos helicópteros de vigilancia, etc.

Por eso no extraña, tampoco, que la administración de Laura Chinchilla no lograra poner freno a la creciente deuda pública ni a severa crisis fiscal que estallaría menos de cuatro años después, con el término de la gestión de Luis Guillermo Solís.

"Fueron condiciones diferentes, había muchos más recursos, una línea más política y tenía visión de país. No podemos pensar a un Zamora de ayer al de hoy. Si asumió este reto, que es muy difícil, lleva en sus manos una brasa porque tiene que cumplir tordas las expectativas de todos los costarricenses, fueron condiciones diferentes de delincuencia organizada y narcotráfico, donde hay un desamparo en la seguridad. Hoy don Mario se encuentra algo muy distinto", añadió Xiomara Rojas, del sindicato de policías Siteco.

Ahora, con las estrictas restricciones que trajo consigo la regla fiscal tras la reforma de 2018, Zamora se enfrentará a una realidad aún más desafiante en materia de inseguridad, solo que con muchísimos menos recursos para enfrentarla.

Solo por poner un ejemplo, hoy la tasa de homicidios en el país es de 12,6, muy lejos de aquel 8 que él entregó hace nueve años.

Cuestionamientos

Pero su primer paso por el Ministerio de Seguridad tampoco estuvo exento de cuestionamientos.  

A Zamora también se le recuerda por su actuar en medio de una manifestación ocurrida en octubre de 2012, en medio de las protestas por la Ley de Fotocopiado. En aquella oportunidad, la Sala Constitucional declaró que hubo un uso irracional y desproporcionado de la fuerza contra dos estudiantes por parte de la Policía.

También fue durante su gestión como ministro que Laura Chinchilla viajó a Venezuela en un avión vinculado al colombiano Gabriel Morales Fallón, con presuntos nexos con el narcotráfico.

Ese escándalo le costó el puesto al entonces ministro de Comunicación, Francisco Chacón, lo mismo que al director de la DIS y viceministro de la Presidencia, Mauricio Boraschi, así como a la asistente personal de Chinchilla.

Más tarde, ya en su puesto en la Defensoría de los Habitantes, se le acusó por nombramientos ilegales mientras fue jefe de despacho de la exdefensora Catalina Crespo. Esas investigaciones siguen abiertas.

Colaboró con esta información el periodista Luis Jiménez Valverde.

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