Por Thais Alfaro 18 de noviembre de 2014, 3:40 AM

Comer uñas es una práctica que puede ser molesta para todos,  incluso para la misma persona que lo hace.

Por ejemplo, Eylin Salazar es una joven estudiante que asegura no poder controlar la manía de llevarse las manos a la boca.

Esta condición es conocida como onicofagia, una necesidad compulsiva de comerse las uñas y en la mayoría de los casos, imposible de controlar.

En su caso, las consecuencias de no poder controlarse son más que todo a nivel estético. Muchos son los consejos que le dan familiares y seres queridos, pero para ella nada, ha dado resultado.

Según la experiencia de algunos técnicos de  uñas, si no es por voluntad esta práctica no se puede dejar. Sin embargo, hay trucos que podrían servir, por ejemplo utilizar uñas acrílicas o esmaltes con sabor a ajo.

Por otro lado, el psiquiatra José Luis Salas asegura que esta situación va más allá de una cuestión estética. Las personas que se comen las uñas pueden presentar varios problemas psicológicos, como ansiedad, estrés, y aburrimiento.

Si quiere obtener más información sobre otros tratamientos para no comerse las uñas puede llamar al 2201-7878 o al 2208 – 8561.