20 de diciembre de 2013, 5:59 AM

Historias como esta, da gusto contarlas. Y nos demuestra que aunque nos toque lidiar con la muerte a diario, somos hijos de la vida.

No reciben dinero de ninguna institución, y por el momento la única ayuda que reciben y que agradecen de corazón es un saco de arroz que les regala el pulpero de vez en cuando,   y eso, sin embargo, no les desmotiva.

A su puerta en punto al medio día desfilan decenas de personas que no tienen dónde comer, y en la mayoría de los casos donde pasar la noche y ellos sin esperar anda a cambio buscar ofrecerles eso y más.

El edificio ya está, ahora falta remodelarlo y acondicionarlo, para lograrlo, abrió una página en internet para recibir donaciones, pero sea como sea, buscarán cumplir con su objetivo dar alimento, esperanza, amor y oportunidades a quienes creyeron perderlo todo.

La funeraria Hilton y su labor comunitaria, trabajan en Limón centro.