Por Walter Campos Moraga 25 de abril de 2014, 5:29 AM

Hoy el Museo de los Niños es sinónimo de alegría, educación y niños felices, pero hace 110 años, la historia de este castillo se comenzó a escribir con fines mucho menos placenteros.

Así lo recordó el vocero de este centro Rony Jiménez, quien dijo que la antigua penitenciaría se construyó en 1905 como un edificio con influencia neogótica y estuvo en funcionamiento hasta el 20 de diciembre de 1979.

La Penitenciaría rápidamente fue escenario de hacinamiento, sobrepoblación y crueldad. Planeada para 500 reclusos, llegó a contener a más de 1300 y de ser parte de nuestro aparato legal, a convertirse, en un lugar sin ley.

Jiménez asegura que existía dentro del complejo ciertos sectores en donde los de seguridad no ingresaban, estaba tomada por grupos como “Los Hijos del Diablo". Ahí, agrega, tenían antros y centros nocturnos.

Las historias de Los Hijos del Diablo, de motines y de incendios que quemaron registros y dejaron presos sin saber cuándo debían de ser liberados, terminó en 1979, luego de eso, llegó la incertidumbre.

“Recordemos que este edificio era una vergüenza nacional, la gente tenía miedo de pasar en frente”, recuerda Rony Jiménez, quien apuntó que el gobierno no sabía qué usos le podía dar al ex centro penitenciario.

En 1992, por iniciativa de la entonces primera dama, Gloria Bejarano, se inicia el camino de la reconstrucción y para 1994, lo que fuera epicentro del dolor, se convirtió en fuente de alegría, educación y cultura.

Así, celebramos 20 años de un lugar que debería reflejarnos como país, al ser la historia de éxito, de una sociedad que abandonó lo peor de sí misma, para abrazar al futuro.