Por AFP Agencia |26 de junio de 2016, 5:17 AM

Un restaurante abierto día y noche, un centro interreligioso y 450.000 preservativos para los atletas: la Villa olímpica de los Juegos de Río de Janeiro 2016 es una pequeña ciudad que abrirá sus puertas dentro de un mes.

De un lado a otro resuenan las taladradoras y las sierras eléctricas, mientras los equipos de obreros se afanan para ultimar los detalles de esta residencia situada cerca del Parque Olímpico, en el barrio de Barra de Tijuca (oeste), centro neurálgico de los Juegos que se disputarán del 5 al 21 de agosto.

Hay verdes colinas alrededor de la Villa e incluso una pequeña favela se puede ver desde alguno de los 31 edificios con capacidad para albergar hasta 18.000 personas. Una pasarela permitirá a los deportistas acceder al Parque de los atletas, su espacio de entrenamiento.

Entre las dos filas de inmuebles de la Villa se extiende un corredor verde, que será transformado en parque público después de los Juegos, salpicado de jóvenes palmeras, áreas para niños, y donde se entrelazan las serpenteantes vías para peatones con estanques de chorros de agua.

Cinco aviones en un restaurante.

Es Brasil, pero bajo el cielo nublado del día de apertura a la prensa, los tonos grises se apoderan de los edificios blanquecinos con balcones angulados y ventanas azuladas.

Todavía faltan los adornos llamativos, que mezclarán los colores del olimpismo con los del propio país, y por supuesto, un poco de vida. Apenas un logo gigante en el que se lee "Río2016" recuerda por ahora la vocación olímpica de esta nueva ciudad, animada únicamente por los obreros.

"Ahora todavía no es muy bonito, todo es blanco, pero pronto estará colorido, especialmente con las 207 banderas a lo largo de la calle Carioca", afirma Mario Cilenti, el director ejecutivo de la Villa, señalando los grandes hangares colocados en esta nueva vía que bordea el complejo inmobiliario.

Estas estructuras provisionales albergarán, por ejemplo, una policlínica, una sala de musculación y, sobre todo, un restaurante abierto 24 horas y con dimensiones gigantescas: en él se podrían aparcar cinco Airbus A380, pero de momento se contentará con servir 210 toneladas de comida por día, en un comedor con casi 7.000 plazas.

Al otro lado de la Villa se encuentra la Zona internacional, una plaza que agrupará multitud de servicios y tiendas como una lavandería, supermercado, floristería, peluquería, kiosco o correos.

También es por este costado por donde llegaran los deportistas a partir del 24 de julio. Cada una de las 207 delegaciones tendrá derecho a su ceremonia de bienvenida, presidida por la "alcaldesa de la Villa", la exbasquetbolista brasileña Janeth Arcain, ganadora de dos medallas olímpicas y que desempeñará ahora una "labor de representación y recepción de los atletas".

Alrededor de los deportistas trabajará todo un ejército de empleados y voluntarios: 13.000 en total. "La semana que viene haremos simulacros de todas la situaciones que pueden pasar, para estar preparados para todo", avanzó Mario Cilenti el jueves.

Camas extensibles.

Los deportistas y sus delegaciones estarán alojados en los 3.604 apartamentos de dos, tres o cuatro habitaciones. "No son lujosos, son básicos, pero con todo lo necesario para los atletas, que necesitarán tranquilidad para su preparación mental", subrayó Carlos Nuzman, presidente del Comité Organizador Rio-2016.

Y es bien cierto que las habitaciones son espartanas: con los muebles reducidos al mínimo y sin televisión a causa de los problemas presupuestarios, los atletas deberán acudir a espacios comunes para ver las competencias.

Las 19.000 camas son de dos metros de largo, pero que los grandes deportistas, al menos por su altura, estén tranquilos: pueden expandirse hasta 30 centímetros más. Para relajarse, los atletas tendrán a su disposición sofás y exactamente 11.356 pufs, eso sin contar la distribución de 450.000 preservativos.

Las habitaciones, además, estarán equipadas con sistemas electrónicos de repelentes antimosquitos, aunque la incidencia del virus del Zika debería caer de forma drástica en agosto debido al invierno austral.

También habrá espacio para el recogimiento de los creyentes de las cinco principales religiones (budismo, cristianismo, hinduismo, islam y judaísmo), que dispondrán de un espacio propio en el centro interreligioso, dos en el caso musulmán: masculino y femenino.

La Villa, que también será utilizada durante los Juegos Paralímpicos en septiembre y ha costado 2.909 millones de reales (860 millones de dólares) pretende ser también ecológica, mediante el uso de paneles solares o la reutilización de aguas residuales.

Cuando terminen los primeros Juegos celebrados en Sudamérica, los apartamentos serán vendidos a particulares, y la antigua Villa pasará a llamarse Ilha Pura.