Por AFP Agencia |4 de abril de 2018, 5:13 AM

En un descampado al Este de Tokio, las grúas trabajan sin descanso supervisadas por los rascacielos de la capital nipona que se elevan en el horizonte, mientras dos centenares de obreros se dedican a construir el recinto que albergará las pruebas de piragüismo de los Juegos-2020.

Con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de Pyeongchang terminados, las miradas se dirigen a la gran urbe japonesa, salpicada de obras para el inicio de la competición reina del deporte mundial, en dos años en julio.

Después de una serie de escándalos que enturbiaron los últimos años de preparativos para la cita olímpica de Tokio, todos los actores aseguran que el país estará a la altura de su reputación de puntualidad.

La faraónica obra del centro acuático, que albergará a 24.000 espectadores para las pruebas de natación, clavados y natación sincronizada, se asemeja a una colmena en plena actividad.

"Cerca del 25% del trabajo esta hecho", asegura Daishuu Tone, director de las sedes del gobierno metropolitano de Tokio. "Estamos confiados, acabaremos a tiempo", añade, precisando que los primeros ensayos se realizarán a mediados de 2019.

La construcción de las sedes avanza a "ritmo constante", estima por su parte la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, en una entrevista reciente acordada a la AFP.

Reducciones presupuestarias.

"Todo se desarrolla muy bien y puedo decir claramente que la mayoría de las sedes de las competiciones están encaminadas y que todas estarán listas a tiempo", declaró a la prensa el jefe del comité de organización de Tokio-2020, Toshiro Muto.

El 'leitmotiv' de los japoneses cuando la ciudad era candidata era que los Juegos estarían "en buenas manos", en un país reputado por su economía fuerte y por sus impecables servicios. Pero los organizadores padecieron una serie de casos e inconvenientes que salpicaron la imagen de los anfitriones de los Juegos.

A finales de 2015, el coste del futuro estadio olímpico -cerca de dos mil millones de euros- había provocado la indignación de la opinión pública e impulsado al Primer Ministro Shinzo Abe a abandonar el proyecto inicial por otro dos veces más barato.

"Durante un cierto tiempo el presupuesto aumentó mucho. Lo revisamos una y otra vez y fue fuertemente reducido", reconoce la Koike desde el gigante edificio de 48 plantas del gobierno de Tokio, que asemeja a una catedral gótica.

En diciembre, los organizadores de Tokio-2020 anunciaron una reducción de 1.400 millones de dólares en el presupuesto, dejando la factura total en 12.658 millones de dólares al cambio actual). "El presupuesto debe ser reducido lo antes posible", prosigue Koike, prometiendo encontrar soluciones presupuestarias "creativas".

Entre los otros deberes afrontados, los organizadores tuvieron que cambiar el logo a raíz de las acusaciones de plagio. El mes pasado desvelaron unas mascotas futuristas elegidas por el voto de escolares a través de Japón, con la pretensión de poner limpieza en ese caso y suscitar el interés del público joven para los Juegos.

'Dura batalla contra el calor'.

En octubre, un caso de 'karoshi', muerte por agotamiento, tiñó de luto los preparativos.

El suicidio de un obrero de 23 años, que trabajaba en la obra del estadio olímpico de Tokio, fue debido, según reconoció la propia organización, al excesivo número de horas de trabajo.

El mismo mes se presentó un problema medioambiental; las lluvias de verano aumentaron la presencia de bacterias en las aguas de la bahía de Tokio, donde tendrán lugar las pruebas de triatlón y de natación en aguas abiertas. Muto afirma que unos filtros bajo el agua podrán evitar el problema.

Mientras que la estrella invitada a los Juegos de Pyeongchang había sido el frío, que junto al viento provocó el aplazamiento del Descenso masculino, los Juegos de 2020 serán, en palabras de Koike "una batalla contra el calor", en una ciudad conocida por su humedad, con temperaturas que sobrepasan a menudo los 35ºC.

La gobernadora se muestra más preocupada por los espectadores que por los deportistas, "más preparados que el hombre de la calle, para adaptar su organismo a las condiciones climáticas".

Los organizadores contemplan el uso de revestimientos refrescantes sobre el suelo, así como plantar vegetación suplementaria, e intentarán que las colas no se eternicen en los accesos a los recintos.