La presidencia del COI fue un privilegio pero no siempre un placer, dice Rogge
"Cumplí con mi deber, hice lo que tenía que hacer", declaró Rogge, cirujano de profesión, de 71 años.
BUENOS AIRES, 5 septiembre 2013 (AFP) - A pocos días de pasarle la llama a su sucesor, el belga Jacques Rogge compartió la noche del miércoles su mirada personal sobre sus 12 años al frente del Comité Olímpico Internacional (COI), que fueron para él un privilegio aunque no siempre un placer.
Su última conferencia de prensa no prometía declaraciones impactantes, dado que el belga siempre fue cuidadoso en elegir sus palabras, pero estuvo teñida de emoción, una emoción discreta y contenida, una imagen de él mismo.
Una parte de su futuro será ser miembro honorífico del COI, lo que le permitirá guardar un vínculo con la institución y los Juegos Olímpicos, por lo que el martes próximo, día de la elección de su sucesor, "no será un adiós".
"¿Si me dio placer? No siempre. ¿Era excitante el rol? Seguramente. ¿Acaso era un privilegio hacer esto? Claro que sí", dijo este gran apasionado del deporte, que participó él mismo de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México-1968, Munich-1972 y Montreal-1976 en vela.
"Cumplí con mi deber"
Jacques Rogge, quien había heredado una casa olímpica al borde de la explosión hace 12 años tras el escándalo de corrupción de Salt Lake City, rechaza ser considerado un salvador.
"Cumplí con mi deber, hice lo que tenía que hacer. Si esto benefició al COI, me congratulo, pero tomarme por un doctor que hace milagros no es mi estilo", declaró Rogge, cirujano de profesión, de 71 años.
"Soy un perfeccionista, como exatleta siempre traté de dar lo mejor, entonces todo podría haber sido mejor, pero estoy feliz de poder decir en todos los Juegos que asistí que eran bellos Juegos. Es la más bella recompensa que pude tener", aseguró este hombre cuya reputación es impecable, contrariamente a su antecesor Juan Antonio Samaranch.
El presidente agregó que "lo que no logré hacer es ir a la cama a una hora decente y dormir por la mañana".
El tono es humorístico pero la reflexión muestra a qué punto la función es desgastante.
"Sólo somos los invitados"
A quienes reprochan al COI que no use su peso moral para hacer presión sobre los diferentes países cuando hay causas para indignarse, el octavo patrón de la historia de la institución recuerda que ésta no tiene los medios.
"En varias oportunidades expresamos claramente cuáles eran nuestros puntos de vista sobre la situación en los países, pero tenemos límites para nuestra acciones y nuestros poderes por el hecho de que sólo somos invitados en un país soberano que organiza los Juegos", destacó el belga, que siempre evita mezclar política y olimpismo.
Elegir las palabras, dice, "ese fue un parte importante de mi trabajo".
En cuanto al COI, al que se ve como un club cerrado de cabezas con coronas y otros notables, Rogge, él mismo hecho conde por el exrey Balduino, se esforzó por defender los beneficios de su heterogeneidad.
"La composición del Comité Olímpico Internacional es una mezcla de valores de personas diferentes. No menos de un tercio de los miembros han participado de algun Juego Olímpico. Algunos salieron de las realezas, son importantes para el COI porque tiene una influencia en su país. Algunos mimebros provienen del mundo de los negocios y otros de medios científicos. Y esta combinación de diferentes tipos de personas conforman la fuerza del COI", señaló.