Kipchoge llevó espectáculo a un atletismo necesitado de estrellas
El crono de Viena no fue homologado porque no era una carrera como tal, sino una prueba preparada minuciosamente para favorecer el mejor tiempo posible de Kipchoge, con liebres a su servicio durante el recorrido
El Mundial de Doha era el gran evento del atletismo en 2019, pero otra cita se ganó el protagonismo: unos días después de la competición catarí, Eliud Kipchoge se convirtió en el primer hombre en bajar de las dos horas en el maratón, en un reto en Viena a medio camino entre el deporte y un 'show' publicitario.
Los organizadores de ese desafío en la capital austríaca cuidaron los detalles. Ellos controlaron la señal de televisión, dieron un aura de espectáculo y dotaron de financiación mediante la petroquímica británica Ineos, muy presente en el deporte también con el equipo ciclista con el que el colombiano Egan Bernal conquistó este año el Tour de Francia.
El multimillonario Jim Ratcliffe dio un abrazo a Kipchoge en la meta después de que la estrella keniana de 34 años completara los 42,195 km en 1 hora, 59 minutos y 40 segundos, bajando en casi dos minutos su récord del mundo oficial (2h01:39), logrado el pasado año en Berlín.
El crono de Viena no fue homologado porque no era una carrera como tal, sino una prueba preparada minuciosamente para favorecer el mejor tiempo posible de Kipchoge, con liebres a su servicio durante el recorrido.
"Le daremos todo el apoyo que necesita y esperamos ayudarle a escribir la historia del deporte", había prometido en declaraciones al diario The Guardian Jim Ratcliffe, corredor aficionado.
Kipchoge, que en 2017 ya lo había intentado en otro evento similar en Monza (Italia), corrió en Viena con una camiseta de Ineos y muchos vieron en el acto un evento promocional o comercial más que deportivo.
Pero aún así, la hazaña del keniano acaparó más páginas de periódico y minutos de televisión que otra actuación relevante vivida unos días antes en el Mundial de Doha, el primero disputado desde la retirada de Bolt.
"Hoy soy el hombre más feliz al saber que el mensaje de que ningún humano tiene límites está ahora dentro de todos. Si crees en algo y lo llevas en tu corazón, se puede lograr", dijo Kipchoge tras bajar de ese límite simbólico de las dos horas.
Apenas unos días antes, el etíope Lelisa Desisa se había coronado en el maratón del Mundial de Doha (crono de 2h10:40), pero su triunfo pasó mucho más desapercibido para el gran público, que sí vibró con el reto de Kipchoge, que había renunciado a acudir a la capital catarí y se había centrado desde hacía meses en el proyecto de Ineos.
- ¿Zapatillas mágicas? -
En sus pies, Kipchoge lució un nuevo prototipo de "Vaporfly", las zapatillas emblema de la marca Nike para el maratón, con tres láminas de carbono en el interior de la plantilla y cuatro cámaras de aire.
Ese modelo centró otro de los debates en el atletismo.
Un día después de la prueba de Kipchoge en Viena, su compatrioita Brigid Kosgei quebró en Chicago el récord mundial femenino (2 horas, 14 minutos, 4 segundos), mejorando en 81 segundos la anterior plusmarca.
Lucía también las Vaporfly. Algunos atletas se quejaron de las 'ventajas' de este modelo.
Pese a las controversias, la IAAF galardonó en noviembre a Eliud Kipchoge como el mejor atleta masculino del año 2019.
Era la confirmación definitiva de cómo Kipchoge e Ineos habían conseguido eclipsar a un Mundial de Doha del que se habló más por el fuerte calor que por la emergencia de superestrellas.
Christian Coleman y Noah Lyles, coronados en 100 y 200 metros en Doha además de con el relevo estadounidense 4x100 metros, tendrán que esperar para ganar la relevancia mediática que en el pasado disfrutaba Usain Bolt.
Las tres actuaciones más memorables en la pista de Catar fueron de tres mujeres, la estadounidense Dalilah Muhammad (récord mundial de 400 metros vallas), la venezolana Yulimar Rojas (triple salto) y la bareiní Salwa Weid Naser (400 metros).
Pero su eco mediático no pudo competir con Kipchoge.
El año 2020 puede venir al rescate del atletismo en su versión más tradicional, con los Juegos de Tokio-2020, un escaparate mediático de primera línea.