Por Luanna Orjuela Murcia |18 de febrero de 2019, 3:07 AM

A dos días de partir del país rumbo a Estados Unidos para estudiar gracias a una beca deportiva en tenis, a José Pablo Gil le sucedió lo inesperado. Era un sábado 20 de agosto del 2016, iba con sus amigos en un automóvil tras salir de su fiesta de despedida. Faltando cinco minutos para llegar a su casa un carro invadió su carril y cayeron a una cuneta.

José Pablo salió expulsado del carro por lo que fue el único de sus amigos en tener daños tan severos. Sufrió múltiples fracturas en la pelvis, columna y vértebras. Además, producto del impacto, sus pulmones sangraron y se le hizo un coágulo en el cerebro.

A sus padres les dijeron que tendría tan solo dos horas de vida. Pero no fue así, después de salir de un estado de coma de una semana y media se despertó. Su primer pensamiento fue algo que asombró a sus familiares. Al saber que no podría usar más sus piernas él se fijó la meta de, ser un atleta paralímpico.

Antes de este accidente Gil fue de los mejores y más reconocidos atletas en tenis en su categoría. Tanto así que logró ganar diferentes distinciones en torneos como la Copa del Café y el Panamericano Interclubes de tenis. Por eso, tras el incidente quedarse en una cama no era una opción para él.

"Cuando salí del hospital fue muy difícil, estaba feliz de haber terminado ese proceso pero a la hora de llegar a la casa no sabía que iba a pasar después. Es una mezcla de muchos sentimientos, hay noches que no paro de llorar pero sé que solo son días malos".

No ha sido fácil, pero este muchacho de fuertes brazos y sonrisa vivaz se ha logrado superar. Después de tres meses de estar hospitalizado, su vida se estabilizó.

Volvió hacer ejercicio, aparte de ir a terapia física tres veces a la semana, se mantiene entrenando en su silla de ruedas adaptada a los deportes que practica: tenis y básquetbol.

"La primera vez que fui a jugar tenis salí muy enojado porque no podía jugar igual, no era lo mismo. La coordinación raqueta, bola y silla, es bastante complicada, pero uno va entendiendo la situación y se le quita esa molestia".

Ahora su sueño se acerca cada vez más a la realidad ya que “Jopa”, como le dicen de cariño, es el tenista paralímpico número 10 en América y 65 en el mundo. Además, de ser el único del país en participar en los Parapanamericanos 2019 en Lima, juegos previos a los Paralímpicos 2020 en Tokio.

Y es que el tenis no es solo la disciplina protagonista en su vida, Gil se enamoró del básquetbol, ahí encontró una nueva familia, un grupo de chicos que están en deporte adaptado y se dan apoyo entre todos.

"Ellos me motivaron demasiado, al ver a diez compañeros que también están en silla de ruedas, que tienen desde 13 años hasta 50 años, con su propia empresa o algunos que venden lotería en la calle, me demuestra que depende de uno hasta donde se quiere llegar".

Pero su familia no se queda atrás, desde el primer momento han estado él. Tanto así que cuenta “Jopa” que algunas veces se enojaba con ellos por intentar ayudarlo en todo. Esto no le gustaba ya que él prefiere hacer sus cosas por su cuenta y valerse de sí mismo.

"Mi familia ha sido algo increíble, al principio me peleaba mucho con ellos porque lo ven a uno bastante decaído y lo quieren ayudar mucho, pero al final uno entiende que lo hacen por amor."

En el Tenis Club todos lo saludan con mucho aprecio, él se ha ganado sus corazones. En este lugar se maneja como si fuera su hogar ya que desde los 10 años entrena su amado deporte.

José Pablo empezó con un proyecto que se llama ‘Tenis sobre ruedas’ que es un espacio donde busca darle apoyo a los jóvenes que quieran ejercitarse y salir de su zona de confort.

Asimismo, el deportista creó la página web Jopagil.com, en la cual las personas le brindan ayuda económica para poder viajar a los torneos y para comprar una silla especial para el tenis, todo esto suma $18.000 que es la cifra meta.

En los momentos difíciles él se pregunta ¿qué hubiera pasado con mi vida? Pero logra aceptar su realidad. Es por eso que este joven lleno de energía y positivismo se supera día con día y nunca se mantiene quieto.

En el vídeo adjunto podrá recordar a José Pablo en el 2016 en pleno proceso de recuperación tras el accidente que le cambió la vida.