Por Eric Corrales 21 de diciembre de 2025, 17:15 PM

Las noticias recientes sobre dos casos de abandono de recién nacidos en Costa Rica ha abierto un debate tan incómodo como urgente: ¿qué significa atravesar un embarazo en soledad, sin apoyo emocional, económico ni social?

El primero de los hechos ocurrió en noviembre, en Hatillo, donde un bebé fue rescatado con vida de un basurero. El segundo se registró hace apenas unos días en Limón, cuando un recién nacido fue hallado sin signos de vida dentro de un camión recolector. Ambos episodios estremecieron al país y pusieron sobre la mesa una realidad que suele permanecer en los márgenes.


Teletica.com consultó a dos especialistas en salud mental para comprender qué hay detrás de decisiones tan extremas, por qué ocurren y qué puede hacer la sociedad para evitar que estas historias se repitan. Ambas coinciden: los embarazos no deseados, sumados a la soledad y el miedo, pueden desencadenar crisis profundas, donde la mujer se siente atrapada, juzgada y sin salida.

La psicóloga y consultora organizacional Leityn Aguilar explicó que este tipo de situaciones suelen ocurrir cuando la gestación no se vive de manera saludable ni acompañada. 

“Usualmente, son personas para quienes el embarazo no fue deseado. Se sienten juzgadas, con miedo, vulnerabilidad, enojo, impotencia y frustración”, señaló.

Durante los nueve meses de gestación (una etapa marcada por intensos cambios físicos, hormonales y emocionales), la ausencia de una red de apoyo puede agravar el desgaste psicológico. En ese estado, advierte Aguilar, aumenta el riesgo de decisiones impulsivas y poco responsables. Comprender este contexto, aclara, no equivale a justificarlo. Sin embargo, sostiene que con acompañamiento familiar, de pareja o institucional, muchas mujeres habrían tenido alternativas seguras, como acudir al Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para entregar al bebé sin ser juzgadas.

La especialista subraya, además, que el entorno puede detectar señales de alerta: aislamiento, tristeza persistente, descuido personal, ausencias en controles médicos o expresiones reiteradas de miedo y desesperanza. “Si la persona no acepta ayuda, a veces es necesario intervenir con mayor firmeza para proteger tanto a la madre como al bebé”, afirma.

Por su parte, la psicóloga clínica Nicole Marín Hernández, especialista del Hospital San Juan de Dios, coincide en que el embarazo es un proceso de transición complejo, que solo la mujer puede experimentar desde su vivencia subjetiva.

“Los cambios físicos y hormonales se entrelazan con factores psicosociales como si el embarazo fue deseado, si existe una pareja estable o el acceso a condiciones básicas para recibir al bebé”, explica.

Cuando estos elementos faltan, una etapa que socialmente se asocia con ilusión puede transformarse en meses de incertidumbre, tristeza y miedo. “La soledad es un enemigo peligroso. Puede desencadenar síntomas ansiosos y depresivos, especialmente cuando no hay apoyo familiar, de pareja o recursos económicos”, señala Marín.

La especialista insiste en la importancia de hablar sin prejuicios durante los controles prenatales. Nombrar lo que se siente permite activar redes de apoyo e intervenir a tiempo. Para Marín, el primer paso es mirarse con compasión y reconocer la propia vulnerabilidad, entendiendo que se trata de una etapa de alta sensibilidad.

Ambas psicólogas coinciden en que la salud mental de la madre antes, durante y después del parto es determinante para el bienestar del bebé y para el futuro de ambos. Un entorno de contención puede reducir de forma significativa la ansiedad, la tristeza y la sensación de abandono.

Los casos recientes, concluyen, obligan a mirar más allá del juicio inmediato. El reto para la sociedad no es solo condenar el acto, sino preguntarse qué condiciones sociales, emocionales y económicas llevaron a una mujer a sentirse tan sola como para no ver otra salida. Actuar antes de que la desesperación tome decisiones irreversibles es, coinciden, una responsabilidad colectiva.

¿Qué dicen las instituciones al respecto?

Teletica.com consultó a varias entidades sobre los mecanismos de apoyo disponibles. Desde el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) explicaron que la institución interviene una vez que el menor ha nacido, ya sea por una denuncia policial o por el aviso de un centro médico, momento en el cual se brinda protección y resguardo por parte del Estado.

En el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), indicaron que pueden ofrecer auxilio a mujeres embarazadas cuando se encuentran en situaciones de riesgo asociadas a violencia de pareja u otras formas de violencia.

Por su parte, voceros de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) recordaron que toda mujer embarazada, esté o no asegurada, tiene derecho a recibir atención médica y a que se vele por su salud y la del bebé en el centro de salud de su comunidad. Además, se brinda atención psicológica mediante consulta médica, sujeta a la disponibilidad de citas.

En situaciones urgentes, o cuando una madre manifiesta que no puede hacerse cargo de su hijo, la primera línea de respuesta es el 9-1-1, donde los equipos de emergencia están capacitados para brindar contención, orientación y apoyo inmediato.

Casos registrados en los últimos años

Según datos del PANI suministrados a Teletica.com, estos son algunos de los casos de abandono de recién nacidos registrados en el país en los últimos años:

  • 28 de febrero de 2025: Bebé ubicado en una bolsa debajo de un camión en Mercedes Norte de Heredia. Fue colocado con recurso familiar y se tramita declaratoria judicial de abandono. 
  • 26 de febrero de 2025: Bebé dejado en la vía pública. Actualmente en acogimiento familiar y con proceso judicial en curso.
  • Enero de 2018: Bebé abandonada en la Catedral de Cartago. Ubicada en adopción nacional.
  • 30 de mayo de 2015: Bebé hallada en la cochera de una vivienda en Aserrí. Posteriormente se determinó que era sobrina de la persona que la encontró. Ubicada con recurso familiar.
  • 22 de junio de 2015: Bebés gemelos encontrados en cajas de cartón detrás del Mall Internacional de Alajuela. Fueron ubicados en adopción nacional.
Los casos recientes, coinciden las especialistas, obligan a mirar más allá del juicio inmediato. El desafío para la sociedad no es solo condenar el acto, sino preguntarse qué condiciones emocionales, sociales y económicas llevaron a una mujer a sentirse tan sola como para no ver otra salida. Actuar antes de que la desesperación tome decisiones irreversibles es, coinciden, una responsabilidad colectiva.

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