Se cumplen 126 años del nacimiento del doctor Ricardo Moreno Cañas
Dotado de una especial bondad, ejerció la medicina que muchos consideran como hazaña y hasta milagrosa. Ricardo Moreno Cañas nació el 8 de mayo de 1890.
Dotado de una especial bondad, ejerció la medicina que muchos consideran como hazaña y hasta milagrosa. Ricardo Moreno Cañas nació el 8 de mayo de 1890.
Estudio en el colegio Seminario y en el Liceo de Costa Rica. Gracias a una beca y a préstamos de un familiar se graduó en medicina en la universidad de Ginebra, Suiza.
Ejerció su carrera en ese país y también en Francia.
Al inicio de la Primera Guerra Mundial, no dudó en ir a los campos de batalla donde operó a los soldados en medio de las trincheras.
Finalizada la guerra, en 1919 el doctor Moreno Cañas regresó a Costa Rica para trabajar en el hospital San Juan de Dios donde puso en práctica sus conocimientos en cirugía, ortopedia y traumatología.
En 1934, contra todos los pronósticos decidió abrir el tórax y hacer la primera operación a corazón abierto realizada en Costa Rica.
Se la practicó a un paciente de apellido Madriz quien fue herido de bala.
La cirugía fue exitosa, pero quizá su intervención más famosa de un joven que sufrió una deformación en su pierna derecha por un accidente con un machete mientras trabajaba en el campo en Tarrazú, y quien buscó al doctor milagroso para que lo curara.
El doctor Moreno Cañas se atrevió a hacer la operación que nadie quería hacer: con martillo y cincel enderezó la pierna y el paciente logró caminar.
El 23 de agosto de 1938 ocurrió su trágica e inesperada muerte.
Beltrán Cortés, un paciente a quien había operado el brazo y cuya cirugía no resultó, decidió vengarse del médico.
Fue hasta la casa del doctor, ubicada cerca de la Corte en San José, atravesó la sala, lo encontró leyendo y le propinó 3 disparos que acabaron con la vida del médico quien tenía 48 años.
A Beltrán Cortés lo condenaron a cadena perpetua pero lo liberaron 32 años después.
Hoy la devoción por el doctor Moreno Cañas sigue viva. Imposible olvidar su amor a la medicina y a los pobres.
En el hospital San Juan de Dios algunos afirman que su espíritu sigue curando.
Hoy en muchos hogares del país está su estampita, a la que piden curar males.


