Unos 2.000 privados de libertad de seis centros penitenciarios del país cumplieron este lunes seis días de mantenerse en huelga de hambre para protestar contra las restricciones que se mantienen por motivo de la pandemia del COVID-19.

Específicamente, los presos demandan que se permitan de nuevo las visitas conyugales y que la visita general dure más y se permita entrar a más personas y sin limitaciones de contacto.

La ministra de Justicia y Paz, Fiorella Salazar, calificó este lunes las demandas como válidas y entendibles, pero dijo que no se pueden cumplir en este momento.

“Estamos trabajando para determinar cuál sería el escenario epidemiológico correcto y responsable para esa apertura. Estamos revisando los protocolos para ver cuál es el momento. La institución no está diciendo que no, estamos diciendo que tiene que darse en el momento oportuno”, dijo la jerarca.

En este momento, la visita general está limitada en cuanto a la cantidad de visitantes y su tiempo (1 hora), además de que debe respetarse el distanciamiento.

En el caso de la visita íntima, esta se mantiene suspendida pues los espacios previstos originalmente para esto se transformaron en espacios de aislamiento para los privados de libertad contagiados con el coronavirus.

Salazar pidió paciencia a la población reclusa pues dijo que el momento epidemiológico no se puede acelerar y que “no tiene sentido” que se desgasten al dejar de comer esperando a que esa reapertura, que va a suceder eventualmente, se materialice.

Protesta

Maureen Esquivel, esposa de uno de los privados de libertad que se mantiene en la protesta, aseguró a Teletica.com que ella y otras familias de esta población están muy preocupados por la situación de salud de sus familiares, pues empiezan a sentirse débiles ante la falta de atención médica y los efectos de desnutrición.

Sin embargo, comparten la molestia de los reclusos por las restricciones que imperan.

"Nos causa mucha molestia ver que desde el primer caso de COVID prácticamente a nosotros nos suspendieron visitas, cero contacto físico con nuestros familiares y esto sin que aún el Ministerio de Salud hubiera indicado que era necesario, fue algo del Ministerio de Justicia", apuntó la entrevistada.

"Ahora estamos con una visita al mes, no es ni siquiera semanal, y solo una o dos horas. No podemos llevar alimentos, hay familiares que tienen dos o tres hijos y no pueden llevarlos a todos, solo a uno y no pueden abrazar a sus papás”, dijo Esquivel.

La mujer cuestionó que la reapertura que está viviendo el país en temas como comercio, escuelas o eventos no se vea reflejada en los centros penitenciarios.

“En otros países sabemos que están dando ya las visitas íntimas, se toman los mismos controles, ninguna esposa va a querer que su familiar se enferme por culpa de nosotras entonces sería irresponsable ir resfriadas o mal”, cuestionó.

Salazar aseguró que, luego de realizarse visitas médicas en los diferentes centros, se pudo constatar que todos los privados de libertad gozan de buen estado de salud.

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