Por Mariela Montero Salazar |2 de noviembre de 2020, 14:44 PM

La carrera por la vacuna contra la COVID-19 avanza a toda velocidad, sin embargo, es poco probable que los primeros resultados exitosos de la cura logren controlar la pandemia en el mundo. Así lo advirtió el vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, Roberto Debbag, en el programa 7 Días Radio.

Según el infectólogo argentino, los primeros desarrollos de vacunas probablemente sirvan para bajar la mortalidad asociada al virus; pero habrá que esperar hasta las vacunas de segunda generación, es decir aquellas que surjan en los años 2021 o 2022, para tener resultados más efectivos.

Debbag explicó que esto se debe a la forma en la que se está haciendo el desarrollo de las vacunas, al tratarse de un contexto pandémico y por la limitante del tiempo.

"Hay dos soluciones, una es que el virus tenga una mutación mayor y se debilite, lo que es poco probable por lo que ya hemos visto, y la otra es la vacuna”, dijo. 

“En Argentina, hace dos meses se cae un avión Jumbo por día, o sea, hay más de 300 personas que mueren por día por coronavirus, en un país de 46 millones de personas”, recalcó el experto.

En esta carrera contra el tiempo, otra de las barreras que enfrentan los países son los rebrotes, un comportamiento que se puede explicar por factores como la propia mutación del virus y la flexibilización de medidas sanitarias, según Debbag.

“Hace cuatro semanas se decía, por ejemplo, que en Manaos (la metrópoli amazónica de Brasil) donde el 63% de la población ya se había contagiado, probablemente ellos no iban a tener una segunda ola. Esa era una probabilidad, pero apareció en las últimas semanas una mutación del coronavirus en Europa, el Eu1” detalló el experto

Esta mutación, que se ha detectado en Inglaterra y España, tiene una mayor trasmisión pero se ve baja la mortalidad y las tasas de hospitalización, agregó.

Pandemia o sindemia, ¿a qué nos enfrentamos?

Un tercer elemento analizado por el doctor Debbag es el desarrollo de una sindemia. Esto se presenta cuando se combinan dos brotes epidémicos, en el caso de América del Sur, por ejemplo, la convivencia de la COVID-19 con brotes de dengue.

“En algunos pacientes no es fácil poder diferenciarlos y se produce una carga adicional, porque además tienen métodos diferente de control”, detalló el experto.

Sobre este tema, Álvaro Soto, gerente general de Roche para Centroamérica y miembro de la Federación Centroamericana de Laboratorios Farmacéuticos, advirtió que la adopción de la mascarilla y las medidas de distanciamiento han servido para contener la sindemia en Costa Rica.

“En Costa Rica se empieza a hablar de eso, pero acá en el país también vimos una disminución de los virus típicos de la época lluviosa, y eso se debe a esas medidas adoptadas por la COVID-19”, explicó Soto.

Puede revisar la entrevista completa en el video adjunto.