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Padres que agreden a sus hijos presentan una sensación placentera de alivio, aseguró especialista

Teletica.com conversó con Ana María Jurado, doctora en psicología, especialista en cognición, emoción y estrés

Por Bárbara Marín |13 de mayo de 2019, 4:37 AM

El peligro está en la casa. Nos acercamos a un drama tan grave como invisible. La violencia doméstica contra menores de edad es un mal que asecha a nuestro país.

Solamente entre enero y marzo de este año el Patronato Nacional de la Infancia recibió 10.029 denuncias por agresiones contra niños y adolescentes, es decir, casi 111 niños por día.

Al día de hoy el niño abusado física, sexual o emocionalmente desde el hogar, constituye un problema de indescriptibles proporciones, por el cual miles de niños y niñas en el mundo son ultrajados con perversidad; en ocasiones hasta causarles la muerte o un daño físico irreparable.

Pero, ¿Por qué se da esta situación?

Teletica.com conversó con Ana María Jurado, doctora en psicología, especialista en cognición, emoción y estrés, acerca de esta problemática y su entorno.

Un problema psicosocial antes que psicológico

La situación se entiende como un problema psicosocial, primeramente, antes que de origen psicológico.

Se habla de desempleo, presión social, problemas económicos, exclusión, situación irregular migratoria, entre otras situaciones que incluso, todas pueden unirse y provocar que los padres descarguen su ira contra sus hijos.   

Un fenómeno complejo

Las agresiones a los hijos son fenómenos tremendamente complejos, requieren análisis de muchas variables que determinan el porqué. No existe una respuesta fácil debido a la gran cantidad de factores que inciden.

Sensación de alivio

Las personas violentas que descargan su enojo con ira en menores de edad sienten una sensación placentera de alivio, por lo que desgraciadamente los padres buscarán repetir esa satisfacción en próximas oportunidades.

El eslabón más débil

La vulnerabilidad del niño es debido a la dependencia que tiene de sus padres. Es el eslabón más pequeño y débil.

Muchos de los padres consideran a sus hijos como propiedad, sin embargo, esta calificación no es correcta, se trata de seres humanos.

Los padres están obligados a dar las condiciones óptimas para que el menor logre desarrollarse, por lo que la violencia física no sirve, no cumple ninguna función ni utilidad como medio disciplinador.

Problemas de salud y psicológicos como resultado

Los niños que crecen y se enfrentan a situaciones de agresión constante puede provocar en ellos muchos problemas psicológicos como ansiedad, dificultad para establecer vínculos, inseguridad emocional y depresión; pero también la salud se ve afectada por medio de obesidad, diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.

Aunque el menor haya crecido con este tipo de violencia nunca será una situación a la que considere normal, y se sentirá reprimido, por lo que puede llegar a practicar la violencia con otras personas, pero también puede guardar su dolor sin afectar a otros.  

Atender el autocontrol

La única forma de superar el comportamiento agresivo es someterse a procesos terapéuticos donde se aprendan formas alternativas de resolver los conflictos, medidas disciplinarias que no pasen por la violencia.

Es obligación de los adultos tener autocontrol y desarrollar una crianza respetuosa y pacífica.