Por Christian Montero |8 de junio de 2023, 19:41 PM

La Municipalidad de Esparza desconoce cuándo podría iniciar la reparación del rompeolas en Caldera, pese a que reconocen la urgencia de hacer esa obra.

El golpe de las olas en el muro de protección es aprovechado por varios curiosos que se exponen a ser arrastrados por la fuerza del agua e incluso arriesgan la vida de menores de edad.

Este fenómeno ya destruyó parte de la ciclovía y poco a poco empieza a falsear la base de la calzada de la ruta nacional 23.

Además, al afectar una ruta nacional dependen del Conavi para hacer una reparación de largo plazo.

“La solución que consideramos es una colocación de muro de protección, de rocas de gran tamaño para proteger la calzada de la ruta, según los estudios que se han realizado, existen algunos rompeolas que se pueden colocar a lo largo de la playa para generar protección y arena”, explicó Esteban Aguilar, geógrafo Municipalidad Esparza.

“Este un riesgo que no solo se viene viendo en Caldera, pero si no se toma acción inmediata en ese punto, con otro evento de oleaje como esos, definitivamente hay un impacto mucho mayor, la esperanza es que los oleajes sigan bajos, pero nadie quita que se puede generar un evento extraordinario”, indicó Omar Lizano, oceanógrafo.

Los vecinos de Caldera son los más afectados por este fenómeno, ya que el agua y la arena daña sus casas al salirse de ambos lados de la vía.

“Antes nosotros esperábamos los octubres, antes le pedíamos a Dios que ese mes de octubre lo quitara, porque se era el mes que nos perjudicaba, pero resulta que ahora ya no es octubre, ahora es en enero, febrero, marzo, ya ahora no hay mes que nosotros no tengamos miedo, es casi todo el tiempo”, relato Marvin Chavarría, vecino de Caldera.

“Esto ya es una emergencia, ya es hora de que la municipalidad meta mano, porque desde el 2015 se fundó esto, pero no había muro y eso es un trabajo paliativo para mí, porque eso de poner una piedra sobre la arena, ahí va rodando y se la lleva”, agregó Juan Benavides, vecino.

Según el oceanógrafo Omar Lizano, la última vez que se experimentó un fenómeno similar a este en Caldera fue en 2016 y es posible que pueda repetirse en el corto plazo.

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