Por Ricardo Cordero |9 de mayo de 2020, 11:37 AM

Un verano de julio de 1989, el barrio Aldecoa de la Habana vio nacer a Marcel Hernández Campanioni, el hijo de doña Annette y don Modesto. 

Hernández era un niño que disfrutaba sus travesuras, rodeado de amigos en las calles de la hermosa isla.

Y es que Marcel recuerda que en el municipio de Plaza de la Revolución fue donde se crió como futbolista, siempre compitiendo por su amada Habana.

El hoy delantero practicaba muchos deportes, sin embargo no tenia ningún equipo, lo que lo obligaba a quedarse hasta tarde en la escuela.

 El fútbol fue la llave para salir temprano de clases.

“En Cuba obligatoriamente debes ir a la escuela de 7 a. m. a 5 p. m. y yo veía que todos mis compañeros se iban temprano. Un día me contaron que tenían un equipito de fútbol y por eso podían irse antes. Les pregunté que si les hacía falta algún jugador, me dijeron que no tenían portero y de una fui pa’ ahí”, detalló Marcel a Teletica.com.

El goleador siguió en el arco un año completo hasta que llegó un portero mas alto que cubría mas el marco, entonces su entrenador Roberto Fariña “El Chino”, lo puso a jugar de medio central, después de ahí nunca más volvió a la portería.

Marcel recuerda las partidas de dominó con sus amigos y andar sin camiseta por las calles.

“Extraño todo eso. Las jugadas de dominó con mis amigos, andar por todo lado en la calle hasta sin camiseta, extraño ser Marcel”, contó el cubano.

Si bien es cierto, ahora desayuna tostadas con mantequilla, omelette y frutas, el atacante brumoso recuerda que en su tierra la gran mayoría de veces no era así.

"Desayuna pan con aceite con un pedacito de jamón o salchicha, si había un huevito es una bendición”, expresó Hernández.

La gastronomía isleña  es una de las mejores características que posee ese país, es por esto que Marcel disfruta y siempre que puede se prepara sus comidas cubanas.

“De vez en cuando me tiro mis cosas cubanas, mi puerco asado y mi yuca al mojo. A veces las cocino o a veces me invitan a comer amigos cubanos en Costa Rica”, contó el atacante blanquiazul.

En similitudes con algunos platos costarricenses y cubanos, Marcel es claro que acá se cocina muy rico, sin embargo en su tierra se utilizan más especies naturales.

“ El congrí es muy parecido al pinto, pero el congrí es mejor 70.000 veces. Como se parecen tanto, me gusta mucho el pinto, pero casi no puedo comerlo. Aquí lo preparan solo para el desayuno y yo no puedo comer tanto para ir a entrenar. A veces pido pinto al almuerzo y me dicen que ya no tienen, que solo en el desayuno”, comentó entre risas el oriundo de La Habana.

En temas musicales, como muchos saben los isleños tienen un gran sabor y las raíces de la música están en su sangre, es por esto que Marcel ama la música, pero se declara mal bailarín.

“Me encanta la música. Escucho todo tipo de música, menos rock, pero no me gusta ni sé bailar",  explicó Marcel.

En aspectos meramente personales, el cubano se define como un tipo de muy buenos sentimientos que sabe ser amigo verdadero y posee un carácter muy fuerte heredado de la familia de su padre.

“Soy alegre, pero de carácter muy fuerte. Soy muy peleón, pero ante todo en la vida, soy amigo verdadero, no como aquí, que muchos se dicen amigo por todo. Ser buen amigo es algo muy grande”, dijo el atacante.

Sobre la playa y las bellezas de nuestro país, el isleño está encantado en Costa Rica. Su gente su naturaleza y las playas que ha visitado, pero si tiene algo muy claro...

“He ido a Guanacaste, es muy lindo, pero personalmente prefiero las playas de Cuba son hermosas”, acotó Marcel.

Para finalizar, explicó que la zona de Cartago le ha sentado muy bien.

La combinación del clima, la tranquilidad y el como lo acogen las personas, han hecho que el futbolista pueda estar feliz pese a estar lejos de su país y sus seres amados, los cuales tuvo que dejar para cumplir el sueño de ser futbolista profesional.

*Fotografias tomadas de la pagina de Facebook de Marcel Hernández.