Por Rodolfo González |24 de abril de 2019, 8:45 AM

Estamos de acuerdo en que si un extremista del islam toma un vehículo y empieza a atropellar turistas en Europa esto no significa que todos los musulmanes sean terroristas. ¿Entonces por qué usamos una lógica distinta cuando el sospechoso es nicaragüense?

“FUERA NICAS”. Esta xenófoba y condenable frase se podía ver escrita en media calle en por lo menos tres puntos distintos en la localidad de Orosi de Paraíso de Cartago.

No se sabe quién la escribió pero sí cuando lo hizo. 

Aparecieron en la mañana del 23 de abril pasado, unas 36 horas después de que un padre y su hijo fueron asesinados a puñaladas en esa comunidad, tradicionalmente ajena a la violencia que se vive un día sí y otro también en la capital.

La policía busca aún a dos peones como sospechosos. Son jóvenes, de estatura media, delgados… y de origen nicaragüense.

Las víctimas eran queridas en ese pueblo. Por eso uno comprende el enojo que se respira por todo lado; sin embargo, esto no puede justificar mensajes de odio contra una colectividad.

Los autores de este doble homicidio deben ser detenidos y llevados ante la justicia; ya sean ticos, nicaragüenses, alemanes, noruegos o daneses. La ley no debe hacer distinción en cuanto a su nacionalidad, pero el comportamiento de un grupo reducido no puede caracterizar a una generalidad.

Si un extremista del islam toma un vehículo y empieza a atropellar turistas en una concurrida calle de Barcelona esto no significa que todos los musulmanes sean terroristas. 

Si un latino es arrestado en Los Ángeles por traficar droga eso no significa que todos los que vivamos al sur del río Bravo seamos narcotraficantes. Yo creo que en eso todo estamos de acuerdo. ¿Entonces, por qué usamos una lógica distinta cuando el sospechoso es nicaragüense?

A los ticos nos encanta autocalificarnos como pura vida, pero no nos gusta aceptar que aquí también hay una xenofobia que se respira día a día, sobre todo en redes sociales, donde destilamos odio protegidos por el anonimato o la seguridad de estar detrás de un teclado y no frente a frente con la persona o el grupo que insultamos.

Hoy durante el almuerzo le conté a alguien acerca mi preocupación por la frase de “FUERA NICAS” escrita en la calle y esa persona me dijo que “pudo haber sido una travesura infantil o de un solo vecino que no reflejaba el pensamiento de muchos”. 

Cierto, pudo haber sido una sola persona, pero ¿qué pasa con esos cientos de comentarios en redes que apoyan ese odio que encierra la frase? ¿Qué pasa con esos “likes” que atestiguan un “me gusta” a la foto que muestra la frase escrita en la calle? Para mí esos “likes” demuestran lo que no nos gusta ver en el espejo: nuestro lado oscuro. 

Son los “likes” que nos deben dar vergüenza.