Por José Fernando Araya |13 de mayo de 2015, 11:52 AM

No hacen una o dos camisetas. Ni tampoco se preparan unas cuantas horas antes del partido para vender sus productos.

No. La familia Espinoza Sandoval se prepara con ocho días de anticipación de cara a un juego de este calibre.

La pareja de esposos, Mayra Sandoval y su esposo Raúl Espinoza, se levantan temprano para alistar todo su material y llegar a las 7 a. m. a una de las esquinas sureste del estadio Ricardo Saprissa y “tomar” las esquinas exhibiendo camisetas, gorros y cuanto artículo alusivo a Alajuelense y Saprissa puedan vender.

“Para un día como estos mandamos a hacer 200 camisetas. Nos lleva más de una semana llevar a imprimir los diseños y mandar a bordar los logos, pero el sacrificio al final vale la pena”, indicó doña Mayra, bien abrigada y con una gorra, muestra de su preparación para afrontar el constante cambio de clima.

Sin embargo, ambos esposos admiten que las ventas ya no son como antes, pues en un día bueno, llegaban a vender hasta 150 camisas, ahora solo se quedan en 70.

“No nos podemos quejar. Gracias a Dios este ingreso nos ayuda a pagar las deudas de la casa. Pero sinceramente un partido un miércoles nos mata mucho el comercio”, mencionó Espinoza.

Muchas de sus ventas las logran gracias a su buen punto, pues copan las tres esquinas del ingreso a la gradería sur, lo que les permite recibir a los miles de aficionados que acudirán al estadio.

Frío ambiente.

Como era de esperarse el ambiente por los alrededores del reducto tibaseño aún no calientan y son pocos los que se han acercado al estadio.

Se espera que conforme se aproxime la hora del cotejo y la afición salga de sus trabajos, comiencen a abarrotarse las calles de Tibás.