Por Paulo Villalobos |21 de marzo de 2024, 15:30 PM

Cada semana, Álvaro Valverde Fallas sabe que tiene que despertarse y desayunar temprano para ir a entrenar.

La cantidad de veces que tenga que hacerlo, depende de los objetivos de su entrenador. En algún momento, lo hizo tres veces a la semana; actualmente, solo una.

Sus papás son los encargados de llevarlo a las prácticas en carro, desde Rohrmoser de Pavas, en San José. Él reconoce que la distancia y los buses le dificultan llegar por sí solo.

Una vez en el agua, todo cambia. Esa es su especialidad.

Equipo de natación de personas con síndrome de Down

Es ahí donde su profesor le vio potencial y lo reta a hacer hasta 6.000 metros en una semana, con tal de que esté listo para las competencias que tanto le llenan de honor, ya sea en piscina o en aguas abiertas.

"La verdad me gusta mucho este deporte porque puedo desarrollarme nadando y porque puedo prepararme, como decía nuestro entrenador, para competir en aguas abiertas", cuenta este muchacho de 23 años.

Él es uno de 19 adultos y niños con Síndrome de Down que integran el equipo de natación de la Asociación Deporte Inclusivo. Junto a ellos entrenan otros cinco muchachos con trastorno del espectro autista (TEA).

Destaca por ser uno de los que ya alcanzó el dominio de los cuatro estilos de nado (pecho, libre, espalda y mariposa).

Tiene 10 años de conformar el equipo, aunque recuerda que "desde que era pequeño" se la pasa entre piscinas.

"Puedo llegar a decir a toda esa gente, a personas con discapacidad, que demuestren todo lo que tienen en un deporte como la natación. Me siento muy orgulloso conmigo mismo, de nuestro entrenador, de mi familia", enfatiza.

Aunque sueña con competir en el extranjero, Álvaro tiene sus prioridades claras: lo primero es terminar sus estudios como asistente de oficina en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Luego vendrá la búsqueda de un empleo. Entre risas, menciona que le gustaría trabajar en Televisora de Costa Rica (Teletica).

Pero de la mano con esos objetivos, va siempre lo que él llama un "desahogo": la natación.

"Quiero entrenarme y creer en mí, que puedo hacer más, ya sea nacional o internacional", insiste.

Para él sería un privilegio competir en Argentina, Italia o Turquía, como en su momento lo hicieron Bryan Chaves Castillo y Sofía Cortés Rodríguez en los Trisome Games, celebrados en 2016 en Florencia, Italia.

En el horizonte está la posibilidad de superar los heats ganados en dicha justa por Chaves Castillo (50 metros libre) y Cortés Rodríguez (50 metros mariposa).

Más allá del 21 de marzo

Equipo de natación

El papá de esta última atleta, Luis Cortés García, es quien 14 años atrás inició con el proyecto que hoy vela por el desarrollo integral de estos muchachos.

Todo inició cuando empezó a buscar opciones para que su hija pudiera entrenar, como en su momento él lo hizo en el fútbol.

"Nadie quería trabajar con ellos. Yo en algún momento dije: 'Bueno, yo tengo la posibilidad, la parte profesional en Educación Física'. Me dedicaba a otro deporte, el fútbol, pero llegó un momento en el que dije: 'No tiene ninguna lógica el estar yo buscando a alguien que trabaje con ellos, teniendo yo la parte profesional'. Entonces empecé a prepararme, dejé todo botado.

"Soy muy honesto, me costó mucho porque estaba muy posicionado en la Primera División. Yo trabajaba como preparador físico y soy exjugador. Pero hoy en día, 14 años después, puedo decirle que lástima que no lo hice antes", cuenta este funcionario de la Defensoría de los Habitantes de la República (DHR).

Esa iniciativa dio el paso a la formalización en 2018. Desde entonces, se constituyó una junta de padres de familia que ahora estudia las solicitudes de ingreso al equipo.

A don Luis le asiste el nadador máster Álvaro Bolaños Arquín, quien tiene casi 50 años ligados a esta práctica.

Para la Asociación de Deporte Inclusivo, es necesario un compromiso tanto de los padres, como de los atletas. Por ello es que la junta antes dicha estudia la incorporación de cada uno de los postulantes (actualmente hay 18 en lista de espera).

Incluso, se exige a las familias interesadas una copia del diagnóstico del joven, así como detalles sobre sus estudios, ya sea en la escuela, el colegio, al Programa Institucional de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior de la Universidad de Costa Rica (PROIN-UCR) o el proyecto San Giovanni (en el que se da educación y terapia especializada a personas con síndrome de Down).

Pero además, los equipos trabajan con la Down Syndrome International Swimming Organisation (DSISO), por lo que a los atletas se les exigen marcas para poder competir.

El entrenador reconoce que una de las cosas más difíciles de abordar con los muchachos, ha sido el tener que hacerles ver que en estas competencias, las medallas son solo para los tres primeros lugares, contra la costumbre de que se les entrega una por el solo hecho de participar.

Equipo de natación de personas con síndrome de Down

No obstante, insiste en la necesidad de este tipo de requerimientos, ya que se procura que la persona sea sana, sobre todo si se considera que "el paquete que trae el Síndrome de Down es grande", si se contemplan sus características de sobrepeso y metabolismo lento.

De ahí el alto grado de exigencia al entrenar y el compromiso de parte de sus encargados, para que cada vez sean más las oportunidades que se le abran a esta población: desde el plano deportivo, hasta el laboral.

"Gracias a Dios se van viendo más chicos con síndrome de Down involucrados en otros equipos. El domingo (10 de marzo) estuvimos en el Tennis Club con nuestro equipo, pero había otro chico, Luis Alfredo, que estaba con otro grupo del Tennis. Eso significa que se van abriendo más posibilidades.

"La vida es así, la sociedad se tiene que acostumbrar a ellos. Ellos son personas Síndrome de Down, tienen una condición, pero eso no define nada. Simplemente lo que necesitan es paciencia y van a lograr muchísimas cosas.

"Ahora, hay algo que es muy importante, y es que la sociedad... está bien, estamos 21 de marzo, pero eso tiene que ser un cambio de actitud todos los días en el comportamiento de la sociedad hacia ellos, hacia respetar sus derechos", reflexionó don Luis en conversación con Teletica.com.

Sin embargo, este equipo ha tenido que romper con algunas barreras de más. Por ejemplo, la piscina que solían usar para sus entrenamientos en Guadalupe de Goicoechea colapsó en setiembre pasado y fue clausurada por el Ministerio de Salud.

Fue entonces cuando una madre del grupo se acercó a la administración del gimnasio MultiSpa de Curridabat, y tras conversaciones, consiguió que ahí se les abriera un espacio.

Aquella oportunidad surgió en octubre, después de que varias puertas se cerraran. "No tenemos palabras para agradecerles. La apertura ha sido total", destacó don Luis.

La asociación paga ahí un monto simbólico por el alquiler de una parte de la piscina. Esa cuota mensual la pagan hasta los entrenadores, porque ninguno cobra por su trabajo.

A brazadas y pataleadas, el entrenador deja atrás muchos de los esfuerzos que la organización ha hecho para salir adelante, como por ejemplo, el préstamo que pidió para poder participar en los Trisome Games de 2016.

Para él, lo importante de aquella experiencia fue el aprendizaje con el que se hizo y los contactos logrados, como con asociaciones similares de México.

"Estamos con grandes proyectos a nivel de grupo, queremos fortalecernos y establecernos. Uno de nuestros sueños es tener nuestra propia piscina, que le permita a ellos tener una piscina propia que se le alquile a todo el mundo, pero que sea una fuente laboral para nuestros chicos", resalta don Luis.

De momento, el equipo continuará en la piscina del MultiSpa de Curridabat, cuya gerente de Experiencia, Daniela Monge Barquero, destaca la oportunidad de "estar más presentes" en los muchachos, en la búsqueda de una mejor calidad de vida a través de la actividad física. "Es un gusto poder compartir con ellos. Son chicos muy agradables, te acogen de una forma increíble", mencionó la administradora.

Al lado de ese proyecto, avanzarán otros dos subgrupos. Uno denominado "El Respiro", en el que padres "más viejos" de personas con discapacidad cognitiva dan consejos y motivación a los más primerizos; así como otro denominado "Papás Viajeros", en el que padres y atletas visitan escuelas de otros integrantes del equipo para dar charlas a sus compañeros y padres.

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