Por Adrián Marín |16 de septiembre de 2021, 7:07 AM

El uso de guantes, mascarillas, botellas de alcohol en gel y otros equipos de protección individual ante el covid-19, además de envases, mamparas y bolsas se ha disparado, y con ellos la fabricación de plástico. 

Ante el miedo al contagio, este material de usar y tirar, que a partir de 2021 iba a sufrir mayores restricciones de uso en muchos países, resurge para protegernos, pero pone en riesgo la salud del medio ambiente.

Los expertos no se imaginan un escenario sin este material tan indispensable para el correcto manejo de los dispositivos médicos contaminados. Incluso la vacunación no sería posible sin el plástico, ya que las jeringas están hechas con este material que hasta hoy sigue considerándose el más aséptico y seguro para la medicina.

A causa de la pandemia, la generación de residuos hospitalarios se ha incrementado de forma exponencial. Si nos fiamos de los datos históricos, sus cifras nos indican que alrededor del 75% de las mascarillas usadas, así como otros residuos relacionados con la pandemia, acabarán en vertederos o flotando en los mares.

Sin embargo, el Gobierno todavía no propone ninguna solución para desechar este material adecuadamente. Empresas, hospitales y organizaciones de todo el mundo están investigando sistemas potenciales para limpiar e higienizar las mascarillas de tipo quirúrgico y que luego puedan ser devueltas a los sanitarios para un nuevo uso, mediante irradiación ultravioleta, vapor de peróxido de hidrógeno o calor seco.

Hasta que no exista una solución por parte del Gobierno para este problema, la responsabilidad de reciclar adecuadamente estos materiales recae directamente sobre los ciudadanos. 


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