Por Gabriel Pacheco |25 de febrero de 2024, 8:00 AM

"Yo no sé cómo hay pulperías que están sin portón ni rejas" dice José Cerdas. Él es pulpero en Desamparados y asegura que desde hace 10 años su pulpería está encerrada tras un portón metálico que cubre toda la fachada porque siente mayor inseguridad.

Apenas una pequeña ventana, que no supera los 30 centímetros de ancho, le permite pasar los productos a sus clientes. Son pocos a quienes este comerciante deja cruzar hasta el mostrador, los que lo hacen son clientes frecuentes.

Unas siete cámaras de vigilancia graban cada movimiento en el local, el comerciante asegura que instalarlas fue un costo significativo, pero aun con ellas, cree que su principal herramienta contra el hampa es su portón con malla.

"Un día, un chavalo entró y se robó un montón de atunes. El margen de ganancia es tan poco, que si me roban dos, ya tengo pérdidas, aunque venda el resto", explica José, quien teme principalmente por su esposa y nieta, porque ellas quedan a cargo del negocio cuando él sale.

El caso de este pulpero josefino refleja un escenario que, según la Cámara Nacional de Comerciantes Detallistas y Afines (Canacodea), cada vez es más común entre el sector.

"Para nadie es un secreto que ha habido un aumento grande en lo que son asaltos, robos, hurtos a negocios comerciales. Lastimosamente, ese tipo de negocios se han convertido en el blanco perfecto y la caja chica de los delincuentes", explica Olga Vargas, directora ejecutiva de la Cámara.

La vocera explica que los agremiados ven en la delincuencia una carga muy importante porque aumenta considerablemente los costos de operación, no solo por la mercadería pérdida, sino por instalar rejas, cámaras, alarmas y hasta guardas de seguridad.

Vargas lamenta que desde mayo del 2023 perdieron la pista de la afectación en el sector, pues el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) recategorizó los delitos en su registro público de estadísticas y ahora no es posible saber cuáles corresponden a pequeños comercios.

De enero a mayo del año pasado, la Cámara registró que por día ocurrían: 2.15 asaltos y 3.41 hurtos hacia pulperías, panaderías, sodas, farmacias y otros establecimientos comerciales. Estos números alarman a la entidad, porque dificultan las posibilidades de progreso de un negocio.

Nosotros ya no manejamos efectivo en la caja, ahora pagamos a proveedores por Sinpe o cuenta corriente”, esta medida la aplica Joel Castro. Él es pulpero en Tibás y hace algunos años incluso llegaron a amenazarlo con un arma de fuego.

Castro cuenta que un día llegó a la pulpería y encontró un parte de la reja lateral de la ventana de la pulpería desmontada, alguien intentó entrar durante la noche. “Aquí un día nos intentaron robar un carro” apunta Joel.

Desde Canacodea le piden a las autoridades de Seguridad y al Gobierno que “vuelvan a tomar el rol de protección a la ciudadanía y a los pequeños comerciantes, en este caso”, porque tiene claro que el sector necesita mucha mayor protección para operar.

SpotifyTeleticacom