Por Gabriel Pacheco 1 de diciembre de 2025, 16:41 PM

Poco antes de las 8:30 de la mañana, Carlos Lafuente ya camina por los pasillos fríos de radio Sinfonola, en La Lima de Cartago. No usa abrigo; asegura que el clima fresco es parte de su rutina, igual que levantarse a las cuatro para atender lo que haga falta. Nos sentamos en la antigua cabina de Radio Rumbo, entre vinilos que aún suenan por la 90.3 y una consola apagada desde hace más de dos décadas.

Le pregunto qué significa Sinfonola para él. Mira de reojo la pila de acetatos y luego fija su mirada con una sonrisa breve: “todo”, dice, antes de soltar una carcajada grave, tan reconocible como la voz que acompañó a generaciones. Luego agrega: “Para mí es todo. Es el fruto del trabajo de toda mi vida, sin que yo le haya quitado nada a nadie, sin que me hayan regalado nada, y donde he invertido no solo los días hábiles, sino sábados, domingos, feriados, vacaciones y todo mi tiempo”. Lo dice observando la cabina como quien repasa su historia entre los surcos de un viejo elepé.

A un día de cumplir 81 años, Lafuente recuerda que su relación con la radio comenzó a los nueve, cuando su padre tenía una emisora. Fundó Radio Rumbo a los 22, en 1966, y la mantuvo en AM hasta finales de los noventa, cuando decidió apagarla para ver nacer Sinfonola en FM. Pasó de una emisora que “transmitía de todo: partidos, procesiones, avisos de emergencias...” a una especializada en música “ni muy vieja, ni muy nueva”.

Radio Sinfonola

Imagen: En Sinfonola, los discos aún se programan a mano. 

Su voz fue durante décadas un clásico de diciembre gracias a “Las Visitas Navideñas”, que por 43 años calentó las mañanas frías en los hogares costarricenses. Pero en las últimas semanas, su inconfundible sello volvió a los titulares por razones muy distintas.

A través de un video publicado en redes, Lafuente anunció que la emisora no podía asumir los costos para participar en el proceso licitatorio de frecuencias de radio y televisión. No era solo el monto base —más de 300 mil dólares— sino los equipos y la tecnología exigida.

Radio Sinfonola
Carlos Lafuente estima que en su fonoteca hay más de 300 mil canciones.
Los dos minutos treinta y cuatro segundos que dura el audio fueron suficientes para que se hiciera viral y recibiera más de mil comentarios en sus redes, y más de un millón de reproducciones, al sumar las de los primeros medios digitales que las republicaron poco tiempo después.

“El oyente es nuestro amigo y dejar a un amigo nunca es fácil”, decía el audio, el mismo que ahora Lafuente califica como “un testamento radial” y un “grito de angustia”, casi como un estertor.

Una semana después, sigue sorprendido por la reacción y acogida que tuve el mensaje en redes sociales. Reconoce que decenas de medios de comunicación lo han buscado y las llamadas no paran. No le gusta que las luces le apunten a él, la fama no es un objetivo que persigue, pero sí el servicio a una audiencia que estima con sinceridad.

“La respuesta, francamente, yo no tenía idea que se pudiera dar en esas dimensiones, pero sucedió, afortunadamente, y fue parte de las consecuencias para lo que al final nos dio la Sala Cuarta”, dice.

El frío se cuela entre los pasillos de la radio en la misma medida que una tenue tonada musical sale de la cabina adjunta donde manualmente programan disco a disco cada canción que sale al aire.

Aunque cerramos la puerta, la música se niega a quedarse contenida tras el cristal, tanto como su fiel audiencia –es la cuarta emisora más escuchada del país con más de 500 mil oyentes mensuales- se niega a dejar que se apague la frecuencia.

“No tenemos con qué pagarles, yo no, a mí no se me ocurrió que yo podría, algún día, contraer una deuda de gratitud de ese tamaño, es una cosa, usted no tiene idea las cosas que me han dicho, gente que llama llorando, gente que dice que nos propone para Benemérito de la Patria, le digo, no, Dios guarde, para qué, no, nosotros solo defendíamos nuestras razones, el país, nuestra gente, nuestro trabajo, a la radio también”, detalla este apasionado de la radio.

Radio Sinfonola
La radio tiene 3 tocadiscos para programar clásicos originales que solo están grabados en discos "elepé".

Los pasillos de la radio son cortos, dos cabinas y un estudio de grabación son suficientes para mantener al aire las 24 horas del día la emisora. Hay escritorios vacíos, Carlos explica que antes trabajaban unas 21 personas, hoy solo quedan 14

“Para que la radio funcione hay que ser muy ordenado y muy cuidadoso en la parte que se invierte, pero sí se ha reducido muchísimo el mercado. Me parece que hay una falta de confianza en el poder del medio por parte de las agencias de publicidad que dedican muchos de sus presupuestos a otros medios, que ya se probó que no son tan efectivos como la radio. Hay estudios recientes que demuestran la efectividad de la radio sin ninguna duda y que dan respuestas contundentes a las objeciones que muchas agencias ponen para pactar en radio”, lamenta.

En otra época la relevancia de la emisora era tal que Aviación Civil utilizaba la frecuencia para facilitar la comunicación entre los aviones, por lo que si Radio Rumbo no sonaba en Limón, por ejemplo, llamaban a la emisora para que lo solucionara, porque los aviones no podían despegar en esas condiciones.

Su impacto social llegó hasta Gran Bretaña, gracias a una actividad organizada por la radio en la que más de una veintena de niños de una ONG en Paraíso de Cartago fueron adoptados por distintas familias para Navidad. Rumbo la realizó en conjunto con Canadá, país que tiene por monarca al soberano británico. Tal gesto llegó hasta la reina Isabel II y ella envió un documento de reconocimiento firmado con su puño y letra hasta la emisora.

Aquellos recuerdos son anécdotas que Carlos Lafuente cuenta con orgullo mientras dejamos atrás la cabina por los pasillos con paredes cubiertas de un rojo vibrante, por un piso de mosaico que reluce y refleja el tímido rayo de sol que sale entre la bruma cartaga.

-¿Qué le dice usted a todas las personas que cerraron filas y mostraron su apoyo a Sinfonola en los últimos días?

-Muy fácil. Lo que podemos decirles es que tenemos un enorme compromiso de gratitud con todos y que haremos todo lo posible por corresponderles en la forma en que se merecen la respuesta de parte nuestra.

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