Por Juan Manuel Vargas |28 de diciembre de 2022, 8:20 AM

El que podría considerarse el botadero de basura a cielo abierto más grande de Costa Rica, pone en jaque a la Municipalidad de San José, Ministerio de Salud y se convierte en un dolor de cabeza para Bomberos e Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer).

Hay cuatro montañas de basura en el tajo Comag, un tajo ubicado en el cantón central de San José, en el distrito de Pavas; el cual limita al norte con el Río Torres y al Sur con el sector de Lomas del Río.

Cabe señalar que dicho tajo a nivel legal cumple con los requisitos para su operación, pero una actividad que se origina desde las afueras del mismo, se convierte en un problema ambiental que afecta a la comunidad, se transforma en un dolor de cabeza para las autoridades.

Desde lo alto del tajo, camiones con desechos, principalmente industriales, lanzan residuos a lo largo de un kilómetro del acantilado.

Ingeniería de Bomberos estimada que la cantidad de residuos alcanza los 400.000 metros cúbicos, problema que incluso es visible desde un satélite tal y como lo muestran estás imágenes de Google Earth.

En el caso de Incofer, lo que ocurre en ese punto, pone en peligro la continuidad del servicio entre la Capital y Belén.

El ingreso de camiones al derecho de vía para lanzar los residuos causa una erosión del derecho de vía, el cual se reduce dramáticamente con el pasar del tiempo.

Lo desechado ilegalmente en Comag es una tentación para aquellas personas que buscan materiales para reciclar; ingresan a la propiedad y prenden fuego a la basura.

Esta situación provoca que los vecinos afectados por el humo en Pavas, la Carpio e incluso el Aeropuerto Tobías Bolaños, alerten a Bomberos y su presencia en el sitio sea necesaria.

Hasta el 13 de diciembre anterior, Bomberos reporta 210 visitas a ese punto para apagar las llamas.

Cada intervención de Bomberos en ese punto se extiende en promedio por 5 horas, pero hay registro de ocasiones que su presencia ha sido hasta por 13 horas.

En cada visita se gastan en promedio 160.000 litros de agua, que si se multiplica por las 210 visitas hechas este año, tenemos más de 33.600.000 litros de agua utilizados en ese botadero, lo necesario para llenar más de ocho piscinas olímpicas de 50 metros de largo, 25 de ancho y una profundidad cercana a los tres metros.

Pero el impacto en lo económico es mayor si se toma en cuenta que el costo base para sacar una unidad de bomberos con su personal ronda los ₡400.000 colones.

Por lo general, cuando se atienden un llamado en el tajo Comag, se envían cuatro unidades entre extintoras, cisternas y tanqueros, lo que incrementa el costo a millón ₡600.000 por llamado; eso multiplicado por las 210 veces que han atendido incidentes en este año en ese punto, la cifra alcanza los ₡336 millones.

El tajo Comag tiene décadas de existir, pero el problema del vertido de desechos desde pavas se agudizó en los últimos años.

Grupos criminales organizados cobran incluso para permitir el ingreso de camiones para lazar los desechos desde el sector de lomas del río.

Esta situación llevó a los dueños del tajo a enfrentarse con las autoridades del gobierno local y Ejecutivo, a quienes llevaron hasta la Sala Constitucional en 2020.

Aquel fallo de la Sala Constitucional condena a la Municipalidad de San José y al Ministerio de Salud, a quienes se les dio un periodo de 16 meses que ya venció para una solución a este problema.

Por ahora, un grupo interdisciplinario conformado por Municipalidad, Ministerio de Salud con la colaboración de Bomberos e Incofer trabajan en posibles soluciones; una de ellas a corto plazo y paliativa sería frenar el ingreso de camiones para lanzar los desechos.

Por ahora y por un tema presupuestario, se descarta la construcción de una barrera o similar para bloquear el vertido de basura.

En la actualidad el tajo a nivel ambiental se encuentra en regla, con permiso para un proceso de recuperación luego de la explotación de material; proceso que se ve retrasado por la actividad que se realiza ilegalmente desde el sector de Pavas.