20 de agosto de 2015, 2:39 AM

"Es la primera vez que veo algo igual. En el momento cuando vimos a la tortuga pensamos que se trataba de un gusano, pero después nos percatamos que se trataba de una pajilla de plástico en su cavidad nasal. Quedamos en shock... fue aterrador".

Estas son las palabras de Nathan Robinson, el biólogo marino que le extrajo con un alicate un trozo de pajilla de plástico de 12 cms a una tortuga en las aguas de Guanacaste, exactamente frente a playa Cabuyal.

Robinson viajaba el pasado 10 de este mes, a eso el mediodía, con cinco personas más, entre ellas Christine Figginer -quien filmó la extracción-, para realizar trabajos de investigación orientados a los quelonios como parte de los esfuerzos de conservación de la organización Leatherback Trust.

En un momento dado divisaron a la tortuga y, como lo resume en el relato inicial de esta nota, pensaron que la tortuga tenía un gusano, pero al tenerla cerca se percataron de algo peor. Por eso, contó, no había tiempo que perder porque esa pajilla plástica, tarde o temprano, acabaría con la vida del animal.

¿Cómo llegó esa pajilla hasta ahí? Robinson cree que ella la consumió pensando que se trataba de alimento y que, posiblemente, trató de expulsarla por su cavidad nasal sin mayor éxito.

Los siguientes fueron ocho minutos de ingentes esfuerzos para extraer el material. Al final -como se observa en el video que acompaña esta nota- se ve al animal sangrando copiosamente.

Por eso, Robinson y Figginer le aplicaron antisépticos y a los minutos la tortuga dejó de sangrar. "Al final ella estaba fuerte y saludable y después la liberamos. Esto nos deja una enorme lección: la importancia de la conservación... cómo pequeños cambios pueden tener enormes impactos. El llamado es que todos hagamos cambios positivos", comentó el especialista, quien trabaja en Costa Rica de manera continua desde el 2013.