Adviento: el “puente” hacia la Navidad que invita a la reflexión y la esperanza
Para los cristianos, es tiempo de encender la esperanza: se trata de una invitación a preparar el corazón para la llegada de la luz al mundo.
El tiempo de Adviento marca para los cristianos el inicio de un periodo de preparación espiritual que antecede a la Navidad.
Durante aproximadamente cuatro semanas, la Iglesia invita a la reflexión, la oración y la esperanza en un ambiente que combina penitencia y alegría, simbolizado por las velas moradas y la vela rosa de la tradicional Corona de Adviento.
Este tiempo litúrgico recuerda la llegada de Jesús en dos dimensiones fundamentales: su nacimiento histórico en Belén y su segunda venida al final de los tiempos, también conocida como la Parusía. Para los creyentes, el Adviento es una oportunidad para “preparar el corazón” y vivir con mayor conciencia el misterio del Dios hecho hombre.
El sacerdote Sergio Valverde, director de la Asociación Obras del Espíritu Santo, explicó a Teletica.com que la palabra “advenimiento” significa “venida” y que su sentido profundo radica en contemplar ese doble movimiento: el Cristo que ya vino y el Cristo que volverá. “Celebramos recordando históricamente la primera venida del Señor, que vino del cielo y se hizo carne para habitar entre nosotros”, indicó.
Valverde recordó pasajes bíblicos como Gálatas 4,4: “Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley para rescatar al hombre”. En esa primera venida, afirmó, Jesús se mostró humilde, silencioso y vulnerable, como un niño en un pesebre, para luego regresar al Padre llevando consigo la humanidad que vino a salvar.
El Adviento también apunta hacia la segunda venida de Cristo, cuando, según la fe cristiana, regresará a juzgar a vivos y muertos. La primera vez vino calladito, en silencio; ahora vendrá como un varón victorioso, con corona y cetro de oro, para gobernar las naciones”, agregó Valverde.
El curaparroco de la parroquia de Cristo Rey agregó que "ambas dimensiones convergen en un mismo misterio: Cristo como principio y fin de todo lo creado. Por eso, el Adviento se vive como un puente hacia la Navidad, un camino que prepara la llegada de la 'luz del mundo'. Las luces en las calles y los regalos, son símbolos que recuerdan que Jesús es el verdadero regalo del Padre".
Preparación seria y profunda
Una visión similar comparte el sacerdote Sixto Varela, quien subraya que el Adviento constituye una preparación "seria y profunda para celebrar el nacimiento del Hijo de Dios. Como no es cualquier acontecimiento, sino la más grande de las buenas noticias, lo preparamos con cuatro semanas de anticipación”.
Varela detalló a Teletica.com que las dos primeras semanas del Adviento se enfocan en la segunda venida del Señor, mientras que a partir del 17 de diciembre la liturgia centra su atención en la venida histórica de Jesús. Es, dijo, un equilibrio entre la espera del futuro y la memoria del pasado.
Este año, el Adviento inició el 30 de noviembre y culminará el 24 de diciembre a las 3 de la tarde, momento en que comienzan las primeras vísperas de la Navidad y da inicio formal el tiempo navideño, que se extiende hasta el 12 o 13 de enero.
El color litúrgico del Adviento es el morado, una tonalidad asociada tradicionalmente con la penitencia y el recogimiento. Para Varela, este color invita a la introspección, al examen de conciencia y a la preparación espiritual. “Todavía no es fiesta; bajamos la intensidad para no quedarnos en lo superficial”.
El padre advirtió sobre el riesgo de que las celebraciones externas (luces, festivales, desfiles y decoraciones) opaquen el sentido espiritual del Adviento. “Todo eso es lindo, pero no debemos quedarnos solo en lo externo, sino preparar especialmente el corazón”, enfatizó.
"Con la llegada de la Navidad, la Iglesia abandona el morado y adopta el blanco o dorado, colores que expresan gozo y solemnidad. Esta transición simboliza el paso de la espera a la celebración plena del nacimiento de Jesús", concluyó Varela.
Ambos sacerdotes coincidieron en que el Adviento es, ante todo, un tiempo de esperanza. Un periodo para reencontrarse con la fe y recordar que la luz que llega al mundo, según la tradición cristiana, transforma la vida y renueva el espíritu.


