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Acosadores sienten placer al intimidar a sus víctimas, según expertos

La Defensoría de los Habitantes indicó que en el 2017 el 94% de las personas denunciadas fueron hombres, mientras que un 4% fueron denuncias en contra de mujeres

Por Juan Manuel Quirós Cavallini |31 de mayo de 2019, 11:00 AM

El diccionario de la Real Academia Española define el verbo acosar como “hostigar, acorralar, intimidar, agobiar o importunar. Atentar contra la dignidad y crear un entorno intimidatorio, humillante u ofensivo mediante conductas no deseadas relacionadas con el origen, la religión o convicciones, la discapacidad, edad, u orientación sexual de una persona”.

De esta definición se puede entender que un acosador o acosadora es aquella persona que realiza estas acciones de manera persistente hacia otro individuo y que no les importa lo que hacen ni si afectan a su víctima.

Según Esteban Carvajal, Psicólogo de la Clínica Bíblica, a pesar de que generalmente se ha atribuido más a que los hombres son los que tienden a estas conductas, el acoso no tiene ni género ni estrato social.

“Hemos tenido casos de políticos y demás, a nivel internacional lo puede ver. Desde sacerdotes hasta un peón agrícola, el acoso no tiene ni género ni estrato social. Generalmente siempre se ha atribuido más a la figura masculina, hacia el hombre, y eso sí es cierto. La violencia, de alguna manera, está más orientada hacia nosotros los hombres, pero también hay mujeres acosadoras”, explicó Carvajal.

Esta declaración se puede confirmar con los datos enviados por la Defensoría de los Habitantes en un comunicado de prensa el pasado 28 de mayo, en el que indica que en el 2017 el 94% de las personas denunciadas fueron hombres, un 4% fueron denuncias en contra de mujeres y el restante 2% no se reportó hacia quienes iban dirigidas.

Esta misma institución registra en los últimos cuatro años un promedio de 267 casos de hostigamiento sexual en el sector público reportados, y admite que se deben de tomar medidas al respecto como brindar capacitaciones a las instituciones del Estado en este tema.

“Ante este panorama, la Defensoría de los Habitantes sigue evidenciando la necesidad de que las personas que investigan y sancionan este tipo de hechos reciban capacitación especializada, procesos que incluso ha llevado a cabo esta institución; y que la ponderación de la sanción responda a la gravedad del hecho; asimismo la necesidad de acompañar a las víctimas. También la necesidad de que se adopten medidas complementarias a la sanción con el propósito de cumplir con la obligación de prevenir la repetición de estas conductas” cita la Defensoría en su comunicado.

Patricia Odio, Psicóloga especializada en temas de familia, parejas, adultos y niños, afirma que la persona acosadora, por lo general, es aquella que ejerce un poder sobre su víctima, poder con el cual genera temor en la otra persona.

“No es como la gente típicamente cree que es un tema sexual de fondo, que el placer del acosador es sexual, no. El placer del acosador es la intimidación que produce en la víctima, el temor que le produce a la víctima ese comportamiento donde siente que no puede defenderse; ese es el placer del acosador. Entonces por eso se vuelve tan dañino emocionalmente porque la víctima siente que no puede hacer nada, que está acorralada frente a este control que está ejerciendo el otro; no necesariamente es sexual” indicó Odio.

Por su parte, Ana Hidalgo, Coordinadora del Área de Prevención de la Violencia del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), indica que reciben aproximadamente 7.500 personas al año, no todas son víctimas de acoso ya que las mujeres que acuden a esta institución van en busca de ayuda por distintos tipos de agresiones; pero sí llegan muchas por acoso.

“Las personas llegan muy confundidas y muy asustadas por lo que les está pasando, muchas veces no se sabe cómo reaccionar, cómo comportarse en este tipo de situaciones.

Tienen miedo de que las personas no les crean o que tengan represalias si ponen la denuncia; pero algunas también llegan porque ya han interpuesto denuncias contra las jefaturas o en unidades académicas y entonces requieren apoyo y acompañamiento legal para enfrentar los procesos administrativos; y acompañamiento psicológico porque no es sencillo enfrentarse a estas personas que niegan todo comportamiento y que muchas veces están amparadas a posiciones de poder” relató Hidalgo.

¿Un comportamiento aprendido?

Los expertos también señalan que estos comportamientos pueden empezar a reflejarse desde una temprana edad, no específicamente en el plano sexual, ya que el acoso puede presentarse en varios campos como por ejemplo el escolar o el laboral.

“Vemos comportamientos en el niño que, de repente, podrían estar reflejando eso. Si un niño ha tenido esos comportamientos en la escuela y no se le ha educado, o reeducado, con respecto a la relación con los otros; en cómo comportarse, pues probablemente será un adulto así, se convertirá en un adulto acosador” explicó Odio.

Por su parte, Carvajal afirma que también depende del contexto de la vida de la persona, ya que esto influye mucho en el comportamiento que pueda a llegar a tener en un futuro.

“Eso depende de cómo la persona se va desenvolviendo en su contexto, cómo la sociedad y la cultura reaccione a sus estímulos y este reaccione a los estímulos del entorno.

Tengo casos de personas que han sido acosadores u ofensores sexuales en la niñez o adolescencia, que les da por estar tocando y haciendo cosas, que llega un momento en que entran en un proceso de rehabilitación, o son personas que en la vida algo les cambia, algo les pasa en su entorno.

Otros, sin embargo, siguen la misma línea, son personas que sí son acosadores, que sí son ofensores sexuales y ya tienen eso, no lo han tratado y así continúan el resto de la vida hasta que se mueran, pero depende de las circunstancias”, comentó.

La rehabilitación de estas personas es posible según los especialistas en el tema, sin embargo, todos concuerdan en que debe de haber una disposición por parte del acosador para realizar el cambio.

“Puede reeducarse en una gestión diferente de sus emociones, ya que es un tema de cómo gestionan sus emociones y sus comportamientos y por qué esa persona piensa o cree que es a través de este comportamiento que va a obtener lo que quiere”, dijo Odio.

Mientras que Carvajal afirma que a pesar de que es difícil rehabilitar a una persona con estas conductas, se le pueden brindar herramientas para reeducarlos y que aprendan a convivir con las demás personas.

“Es un poco difícil porque a veces hay personas que por más que usted intente, son personas que ya simplemente no tienen esa capacidad (de cambiar) y no quieren, porque pesa mucho también la voluntad de esa persona. Otras personas sí se pueden rehabilitar; como todo no hay un 100% en el proceso, la persona se va a reformar o va a aprender a vivir con lo que tiene”.

Precisamente la consciencia de lo que se hace al acosar a otra persona es un factor fundamental para poder aceptar que se necesita ayuda y que es necesario un cambio en la forma de ser, sin embargo, no siempre al tener esta conciencia eso significa que se quiera cambiar la forma de actuar.

“Si decimos que se genera placer con un comportamiento entonces, hasta donde yo sé que intimidar me va a producir algo que yo quiero. Al final, muy probablemente, el comportamiento es consciente, es decir, yo voy a generar esto (acoso) y sé que no me va a pasar nada, cuál es el origen es lo que muchas veces el acosador no conoce y por eso tiene que ir a terapia.

Qué me produce a mí en el fondo en mi historia de vida, qué pasa conmigo que me produce placer tocarle la pierna a mi compañera. Al final no voy a tener relaciones con ella, pero saber que se asusta, que tiene miedo, que yo domino, eso me produce placer. A la persona lo que le produce placer es el poder, que tiene el control sobre la otra persona, pero qué hay en el fondo es lo que probablemente no es muy consciente la persona” finalizó la especialista.