Por AFP Agencia |1 de mayo de 2019, 5:04 AM

En Imola, el tiempo pasa pero el recuerdo sigue vivo. Un cuarto de siglo después de la muerte de Ayrton Senna en el circuito italiano, miles de personas acudieron este miércoles a rendir homenaje al mítico campeón brasileño.

Hace exactamente 25 años, Teddy Borring se encontraba en Imola, en la recta de boxes. Para este exdirector de un equipo de Fórmula 3000, los motores de los Fórmula 1 de la época "sonaban a música". Pero lo que conserva en su memoria es el silencio.

"De repente, en Imola se hizo el silencio absoluto. No entendíamos lo que pasaba, pero sabíamos que era algo especial. Era tal el silencio...", rememora.

Un poco más lejos, en la curva de Tamburello, Senna perdió el control de su Williams FW16 y se estrelló a toda velocidad contra el muro. Evacuado hacia el hospital de Bolonia, fue declarado muerto poco después de las 18h.

"Nos fuimos sobre las 19h y sabíamos que estaba muerto. Mi mente estaba en blanco. Había lágrimas en mis ojos y en los de mi mujer. No podíamos entenderlo, y todavía hoy no lo comprendemos", cuenta Borring.

'Ciao Leyenda'.

El miércoles, él y los miles de aficionados llegados para conmemorar el 25º aniversario de la muerte del ídolo vieron el famoso Lotus negro JPS que pilotaba el brasileño en 1985 dando unas vueltas a la pista.

Su McLaren de 1990 y el Williams de 1994, la temporada del accidente, estaban también expuestos en el 'paddock'. Detrás se instaló un gran panel para que todos pudieran escribir su dedicatoria.

"Al mejor de los mejores", "Ciao leyenda", "Siempre en nuestros corazones", eran algunos de los mensajes procedentes de todo el mundo; desde Brasil, pero también de Polonia, México o Gran Bretaña.

También aparecen algunas líneas y algunas banderas austríacas en memoria de Roland Ratzenberger, la otra víctima de aquel siniestro fin de semana de mayo de 1994, fallecido un día antes que Senna, durante la sesión clasificatoria. El austríaco no ha caído en el olvido, pero el recuerdo de Senna opaca su figura. 

"Aún se siente su presencia, sobre todo aquí en este circuito. Sentimos su presencia, como si su espíritu permaneciese", asegura Riccardo Giorgi, de 18 años, conocedor de la vida y de la carrera del triple campeón del mundo a fuerza de escuchar hablar a su madre "del campeón más grande de la historia".

"Cuando pusieron en marcha su Lotus me puse a llorar. Por ese campeón que ya no está y que no merecía acabar así", cuenta.

Misa y paseo.

En el circuito domina el amarillo y el verde de las banderas brasileñas, de camisetas en honor al campeón paulista y de productos relacionados de mercadotecnia.

Ruggero Fioravanti luce una camiseta del Santos, el club de Pelé y de Neymar. Pero está ahí por Senna. "Ayrton Senna era un tipo valiente, honesto. Podría haberse convertido en presidente de Brasil", estima.

"Sigue siendo respetado y los brasileños lo aprecian aún más. Por su carácter, por su valor deportivo. Se convirtió en un ídolo mundial, un ídolo mundial", recalca el brasileño.

Poco antes de las 14 horas del miércoles la multitud entra en la pista y se dirige a la curva de Tamburello, banderas con el lema 'Ordem e Progresso' a la espalda, algunos incluso vestidos con mono de piloto.

Después se realiza una misa al aire libre en la curva en que el mítico piloto encontró la muerte. Los sacerdotes son de Imola y de Maranello, esa última sede histórica de Ferrari y otro 'lugar santo' de la Fórmula 1.

La misa comienza a las 14h17, hora exacta del accidente de 1994. Por detrás, ciclistas aficionados aprovechan la apertura de la pista para rodar sorteando a la multitud, prosiguiendo su paseo hacia la línea de meta.