Un hilo y una aguja le salvaron la vida
Durante 14 meses, Jenny Zúñiga estuvo postrada en una cama: sufrió una fractura en su columna luego de caer de un segundo piso.
Jenny Zúñiga Solano es la mamá de la Oveja Lanera: una mujer con un testimonio de vida bastante interesante. Arquitecta de profesión, de padres turrialbeños, pero nacida en San José, fue a la Escuela Metálica, al Colegio de Señoritas y a la Universidad de Costa Rica; por 25 años fue empleada pública.
La vida le tenía grandes pruebas, pero también grandes recompensas.
Por 14 meses, pasó postrada en una cama: sufrió una fractura en su columna, luego de caer de un segundo piso, de espalda. A sus 38 años, recibió un diagnóstico de Parkinson: ella afirma que llegó a tocar fondo.
Desde muy niña conoció las habilidades del tejido, tenía 8 años cuando una señora en un autobús captó su atención, fue como un amor a primera vista, desde ahí empezó su búsqueda por aprender, conocer y explorar sobre esta materia.
Fue una habilidad que le salvó la vida, ese aprendizaje que le sirvió para los momentos más difíciles y duros de su proceso, y el que le permitió soñar y emprender. Su anhelo era enseñar a tejer: ella estaba convencida de que un hilo y una aguja en las manos de una persona transforma vidas. Y es lo que hace actualmente: con su testimonio, inspira e impacta vidas.
Así fue como nació la Oveja Lanera, una tienda de hilados finos, todos exportados de Europa. Ahí, además, tiene su taller, donde imparte sus conocimientos sobre el tejido.
Si desea más información, puede ingresar a sus redes sociales @LaOvejaLaneraCR.
