Seleccionado Nacional encontró en el fútbol la manera de evadir las drogas 

Gerson Torres tiene 25 años y vive en La Milpa de Guararí, en Heredia, una comunidad considerada como vulnerable, donde se crio junto con cinco hermanos, de los cuales uno, lamentablemente, cayó en las drogas y hoy permanece privado de libertad. 

Este jugador zurdo, que forma parte del Club Sport Herediano desde 2018, ha logrado en su corta edad resaltar en el fútbol nacional, por ejemplo, ganando el título de Mejor Revelación Sub-21 en 2016 y Mejor Jugador Sub-21 en 2017.   

Torres protagoniza una historia de constante superación que fue posible gracias a su búsqueda implacable de becas deportivas desde que era niño, una que le permitió obtener una pasantía en el Club de Fútbol Pachuca, en México, con la Asociación Deportiva de Belén, cuando tenía apenas 16 años de edad.

Cuando cursaba como estudiante en el Liceo de los Lagos en Heredia, llevó a su equipo a ganar el segundo lugar de la Final de los Juegos Deportivos Estudiantiles. Carlos Ovares, un profesor de su colegio, destaca el papel de Torres en este triunfo, uno que rebosa de talento y de constancia y que también inspiró al equipo de Más Que Noticias a dar a conocer su historia en el video adjunto.

Sin embargo, también cabe destacar algunos de los otros logros que ha conseguido este joven futbolista herediano. En 2015 debutó en primera división con Belén F.C.; en 2017 saltó al América de México y en 2018, al Necaxa. 

El momento cúspide de su carrera sucedió el 15 de enero de 2017, cuando debutó en la Selección Nacional ante Belice, convocado por Óscar Ramírez. El 16 de noviembre de 2021 anotó su primer gol como seleccionador ante Honduras, el mismo que le permitió a la Tricolor clasificar a las eliminatorias de Qatar 2022.

De ser convocado en noviembre para el Mundial de Qatar, esta sería la primera participación de Torres en un evento deportivo de dimensiones mundiales.

El talento de nuestro entrevistado le corre por las venas, pues su padre, José Torres, y dos de sus hermanos mayores también jugaron fútbol en su juventud; los hermanos alcanzaron las categorías de alto rendimiento de los equipos de Brujas y de Barrio México. 

Por si fuera poco, ahora el joven sueña con crear una escuela de fútbol para niños en su local Guararí, para ayudar a quienes, al igual que él, encuentran en el fútbol una manera infalible de alejarse de los vicios y de luchar por un futuro digno.