Sebastián Durango se adentró en el yoga con perros y encontró un inesperado sosiego en Heredia
Bajo la guía de Costa Rica Doga, humanos y mascotas trabajan respiración y relajación en un espacio que fomenta conexión emocional y una tendencia global del autocuidado.
No es una clase de yoga común. En el estudio, las colchonetas están dispuestas en círculo y, entre ellas, varios perros se acomodan tranquilamente junto a sus humanos. Algunos bostezan, otros estiran las patas y otros simplemente observan con curiosidad mientras la voz suave de la instructora guía la sesión.
Marcela Castro, fundadora de Costa Rica Doga, creó este espacio donde personas y perros comparten mucho más que ejercicio: comparten calma, respiración y conexión. “El objetivo es que ambos humano y perro se relajen y se fortalezcan juntos, tanto física como emocionalmente”, explica Castro con una sonrisa.
El periodista Sebastián Durango decidió probar esta modalidad y se unió a una de las clases. “Fue increíble ver cómo mi perro respondía a la energía del grupo. En los estiramientos, parecía que también encontraba su propio ritmo”, cuenta entre risas.
Costa Rica Doga ofrece clases presenciales y virtuales, lo que facilita que más personas puedan sumarse a la experiencia sin importar dónde se encuentren. La propuesta forma parte de una tendencia global que busca integrar a las mascotas en prácticas de autocuidado y bienestar emocional.
Al final de la clase, los ladridos se mezclan con los suspiros. Los perros descansan y los humanos sonríen. En Heredia, el yoga ya no se practica en soledad: ahora se realiza acompañado de amor, pelaje y una profunda sensación de paz.
Repase la experiencia completa en el video que aparece en la portada de este artículo.

