Por Rubén McAdam 6 de noviembre de 2025, 17:55 PM

En Golfito conocimos a Emilce Vásquez, una mujer de corazón inmenso que dedicó su vida a trabajar y a criar a un hijo que no nació de su vientre, pero sí de su amor.

Durante tres décadas, Emilce atendió su pequeña sodita, su sustento y su orgullo. Hasta que un día, el destino le cambió la vida: alguien dejó en su restaurante a un bebé de apenas ocho días de nacido. Sin pensarlo, lo tomó en brazos, lo cuidó y lo adoptó. Así comenzó una historia de amor incondicional entre madre e hijo.

Ese niño, Joseth Cubillo, hoy tiene 25 años y estudia Medicina. Para verlo cumplir su sueño, Emilce tomó una decisión valiente: vendió su casa, su negocio y todo lo que tenía para costearle los estudios.

“Yo solo quiero verlo realizado, verlo ser un buen médico y una buena persona”, dice con orgullo.

Tras venderlo todo en Golfito, madre e hijo se mudaron a San José, donde ella continúa apoyándolo día a día. Ahora, Emilce se dedica a hornear pan y preparar repostería, su nueva fuente de ingresos, mientras acompaña de cerca el esfuerzo de Joseth.

En las madrugadas, mientras el pan se hornea, Emilce reflexiona sobre el camino recorrido y la vida que cambió por completo cuando aquel bebé llegó a sus brazos.

“Dios me lo mandó, y yo haría todo otra vez si fuera necesario”, asegura con una sonrisa que resume una vida de entrega.

Desde su pequeño horno en San José, Emilce no solo hornea pan: hornea esperanza, amor y la promesa de un futuro mejor.

Repase el reportaje completo en el video que aparece en la portada del artículo.

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