Por José Miguel Cruz |4 de abril de 2024, 18:55 PM

La carrera artística de Beatriz Parra se ha forjado, igual que sus piezas cerámicas y cheniles, con estudio y dedicación. Desde niña estuvo inmersa en este mundo, pues tanto su padre como su madre son artistas visuales.

El arte fue una vocación, algo que ya traía, una habilidad natural. Sus juguetes, por ejemplo, ella se los diseñó con un viejo alambre que desecharon en su casa.

Así empezaron a surgir estas mágicas figuras, que con el paso de los años desarrollaron “alma”: el reto para un escultor o artista es, precisamente, que su obra o el diseño creado tenga identidad (ver historia completa en el video adjunto).

La investigación y experimentación la llevaron al chenil o “limpia pipas”, un tipo de alambre con un material de lana que lo recubre, fácil de manipular. Así lo convirtió en su materia prima para crear esculturas.

Parra estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, se especializó en cerámica y escultura; en 2009, tuvo la oportunidad de estudiar una maestría en Artes Visuales, en la Universidad de Kansas, donde cursó el énfasis de Cerámica Escultórica y Materiales Cerámicos.

La artista desarrolló esta experiencia mediante un convenio y préstamo con la UCR, por lo cual volvió al país a impartir en su alma mater cursos de trabajo interdisciplinario en pintura, grabado, escultura y diseño.

En 2018, la Escuela de Artes Plásticas de la UCR la asigna como profesora de cursos de la especialidad de Diseño Cerámico, labor que realiza hasta el día de hoy.

Si desea conocer más de la obra de la artista, puede ingresar a sus redes sociales: @BeatrizParraThompson.

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